POPOL VUH 225

Por Mario Candia

2/10/25

EL ROBO DEL SIGLO Ricardo Anaya regresó al Senado con la claridad de quien sabe ponerle nombre al saqueo: el “huachicol fiscal”. Así lo describió en la comparecencia de Rosa Icela Rodríguez, y su explicación fue tan contundente como aterradora. La gasolina importada, dijo, cuesta diez pesos por litro, pero los mexicanos la pagamos a más de veinte. Ese diferencial, que debería traducirse en beneficio para el consumidor o para la hacienda pública, se convierte en un agujero negro por donde se evapora el dinero de todos.

HUACHICOL FISCAL El mecanismo es burdo y al mismo tiempo perverso: barcos que entran declarando “aceites lubricantes” para evadir el IEPS, pipas que cruzan “carriles de vacíos” para esquivar el IVA, marinos que, según la denuncia, cobran millones por permitir el paso de la mercancía. Con esas maniobras, un solo cargamento de cincuenta millones de litros representa un desfalco de 350 millones de pesos. Es el atraco perfecto: a plena luz del día, en los puertos y carreteras del país, con la complicidad de funcionarios que miran hacia otro lado.

EXTORSIÓN Anaya lo definió como el robo del siglo. Y tiene razón. Pero su diagnóstico se quedó corto. Porque detrás del huachicol fiscal no solo hay evasores creativos ni aduanales corruptos: hay un contubernio criminal que extiende sus tentáculos hacia cada estación de servicio. Gasolineros obligados a comprar combustible ilegal bajo amenaza, cadenas de distribución controladas por mafias que deciden a quién se le vende y a quién no. No es solo contrabando: es crimen organizado, es extorsión, es un Estado paralelo que cobra tributo sobre cada litro.

PACTOS El gobierno responde con frases huecas: “no tenemos pactos mafiosos”, “habrá bastantes procesados”. Palabras que suenan a placebo cuando lo que se exige es cirugía mayor. ¿Dónde están los nombres, los expedientes, las órdenes de aprehensión contra quienes lucran con el erario? ¿Dónde están los 348 millones de pesos “faltantes” de cada barco, que Anaya puso sobre la mesa?

CORRUPCIÓN Mientras tanto, la factura la paga el ciudadano. Cada peso evadido es un hospital sin medicinas, una escuela sin maestros, una carretera sin mantenimiento. La corrupción, en este caso, no es abstracta: se mide en litros, en pesos, en la vida cotidiana de millones de mexicanos.

PADRINOS El huachicol de ductos ya era símbolo de la podredumbre nacional. El huachicol fiscal lo supera: es el saqueo institucionalizado, el robo maquillado de factura. Anaya encendió la alarma, pero el incendio es mucho más grande de lo que él mismo se atrevió a admitir. Y la pregunta que persiste es brutal: ¿quién protege a los huachicolerosfiscales? Porque sin padrinos políticos y sin socios criminales, ningún barco cruzaría impune y ninguna pipa circularía como fantasma en nuestras carreteras. El robo del siglo no está en las sombras. Está frente a nosotros. Y mientras no se nombre a sus verdaderos beneficiarios, seguiremos pagando la gasolina más cara… y la corrupción más obscena.

Hasta mañana.

Compartir ésta nota:

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp