POPOL VUH 228

Por Mario Candia

7/10/25

NEW YORK TIMES En el reino de la austeridad republicana, donde se predica la humildad como dogma y se canoniza la pobreza como virtud revolucionaria, los nuevos ricos de la 4T empiezan a parecerse demasiado a los viejos oligarcas. El New York Times —esa piedra en el zapato del poder global— publicó un reportaje demoledor: “Los funcionarios del partido de los pobres tienen una vergüenza de riquezas” firmado por el periodista James Wagner. Y no exagera. Lo que comenzó como anécdota en redes —un bolso Prada por aquí, un hotel de cinco estrellas por allá— se ha vuelto símbolo del divorcio entre el discurso y la realidad del movimiento que prometió acabar con los privilegios.

REPORTAJE El reportaje retrata con precisión quirúrgica el nuevo rostro del poder en México: el hijo del presidente hospedado en un hotel de lujo en Tokio; un senador con ingresos millonarios que atribuye a rentas y herencias; un líder moral con casa en Tepoztlán y dos vehículos “modestos”; y los dirigentes de Morena vacacionando en destinos exclusivos. Todos justifican sus gastos con el mismo estribillo: “fue con mi dinero”. Pero ese no es el punto. El punto es que su partido construyó su legitimidad en la idea de ser distinto, en la mística del sacrificio, en el relato moral del “no mentir, no robar, no traicionar”. Y hoy, al mirarse al espejo, la 4T descubre que la vanidad también usa guayabera.

MORENA Morena aprobó en mayo pasado un código de ética que prohíbe a sus militantes exhibir signos de ostentación: joyas, ropa de marca, viajes de lujo, restaurantes caros. Lo hicieron, decían, para no traicionar el espíritu de los humildes. Pero la realidad es que el poder, cuando se prolonga, acaba corrompiendo incluso a quienes se juraron inmunes a su perfume. La austeridad, que alguna vez fue símbolo de integridad, se ha convertido en un disfraz mal cosido que ya no alcanza a tapar los relojes suizos ni las cenas en Tokio.

INCONGRUENCIA El escándalo no está en los millones, sino en la incongruencia. Porque la contradicción entre el discurso y la práctica mata más rápido que la corrupción misma: destruye la fe. La 4T no se está hundiendo por sus enemigos, sino por el brillo de sus propios espejos. Lo que el New York Times exhibe no son fortunas, sino traiciones morales; no cuentas bancarias, sino fracturas éticas.

LO CONTRARIO Alguna vez López Obrador dijo que “no puede haber gobierno rico con pueblo pobre”. Hoy, a juzgar por las imágenes de sus hijos, sus aliados y sus operadores, parecería más cierto lo contrario: en este país de contrastes, hay que ser muy rico para representar dignamente a los pobres.

Hasta mañana.

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