POPOL VUH 259

Por Mario Candia

19/11/25

SOBERANIA México ha descubierto una idea brillante para transformar su economía sin necesidad de crecimiento, innovación ni Estado de Derecho: convertir la soberanía en un artículo de utilería y la legalidad en un holograma. Como si el país fuera un laboratorio de ensayo revolucionario y no la segunda economía de América Latina con tratados internacionales firmados, se ha puesto en marcha un proyecto político que presume independencia y dignidad, pero cuyo manual de operación recuerda más a Venezuela que a Dinamarca. El gobierno mexicano, hoy bajo el dogma de la refundación total, cree que puede desmontar instituciones, reescribir sistemas legales y modificar reglas comerciales sin costos. Spoiler: los tratados no entienden de voluntarismo patriótico.

RIESGOS Un reciente documento de análisis empresarial estadounidense lo expone con una claridad escalofriante: la reforma judicial vía elección popular de jueces, la mutilación al derecho de amparo, la imposición de barreras tecnológicas que obligan a las instituciones a operaciones híbridas de nube con proveedores extranjeros controlados y la reinterpretación retroactiva de impuestos como si la ley fuera plastilina, están encendiendo alarmas de riesgo sistémico en comercio e inversión. No es el guion de una novela distópica: es el diagnóstico de quienes, por decisión y no por fe, invierten capital real en México. Los mismos que sostienen maquilas, cadenas logísticas, exportaciones y empleos. Los únicos que no pueden darse el lujo de ignorar la realidad.

ESTAMPIDA México parece caminar confiado hacia el precipicio jurídico bajo la ilusión de que el T-MEC es un souvenir diplomático y no un contrato exigible. Se habla de soberanía como si fuera un sable ceremonial, no un compromiso con reglas, arbitrajes y consecuencias. Se olvida una verdad tan elemental como incómoda: si un país elimina los mecanismos de defensa legal, el capital lo defiende abandonándolo. Y ningún discurso de “primero los pobres” resiste la estampida de los capitales sin alternativa productiva equivalente.

KILL SWITCH La cereza del pastel autoritario es el concepto del “kill switch” fiscal: un mundo en el que el SAT pueda apagar digitalmente a cualquier empresa en tiempo real, sin importar si produce tornillos, microchips o tortillas. La tentación del control absoluto vestido de eficiencia tributaria. La vigilancia como virtud patriótica. El Estado que se comporta como hacker con fuero.

REVOLUCIÓN México corre el riesgo de convertirse en el país más caro para invertir y el más barato para expropiar. La historia latinoamericana ya escribió ese capítulo: comienza con aplausos y termina con huidas. Los gobiernos suelen creer que pueden domesticar al mercado, pero siempre ocurre lo contrario: el mercado no grita, simplemente se va y apaga la luz. Si esta revolución pretende ser irreversible, que lo sepan: el costo también lo será.

Hasta mañana.

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