Los jueces de línea mexicanos en Wimbledon se prepararon durante años para poder llegar al máximo torneo de tenis de pasto, y el más importante a nivel mundial con una bolsa garantizada de más de 40 millones de dólares.
Por primera vez en la historia de Wimbledon cuatro mexicanos fueron seleccionados: la experimentada juez Cristina Romero, la sinaloense Cristabel Saracho, Miguel Ángel Bravo, coordinador de Arbitraje de la Federación Mexicana de Tenis (FMT), y Juan Solari, que hizo su debut este año en el campeonato.
En entrevista con Notimex Solari señaló que para ser juez de línea en Wimbledon requirió de una preparación de casi cuatro años, hasta que recibió la notificación el pasado abril.
“Cuando era adolescente quería ser tenista profesional y ser juez fue para mi una oportunidad para entrar en el mundo del tenis de manera más seria y formal, aunque nunca pensé que iba a llegar a Wimbledon”, señaló Solari.
Solari comenzó haciendo arbitraje en torneos de niños y recibió la certificación oficial de la LTA (Lawn Tennis Association).
“Me conmovió mucho cuando fui seleccionado. Yo vi gente llorar cuando les dieron la noticia”, destacó Solari, para quien el arbitraje en tenis es solo un pasatiempo.
Solari estuvo el fin de semana en cancha cinco como juez de línea en partidos de dobles con los mejores del mundo como el dúo conformado por Leander Paes y Daniel Nestor (ranking 11) y en dobles de mujeres con Horia Tecau y Katarina Srebotnik (6).
Señaló que llegar a Wimbledon como parte del equipo técnico es “como llegar a los Óscares con tu primera película”, y agregó que la primera semana “fue más fácil de lo que me esperaba”.
Por su parte, la mexicana Cristabel Saracho, quien es profesional de tiempo completo desde 2006 cuando obtuvo su certificación de la Federación Internacional de Tenis (ITF), fue juez de servicio el año pasado en el Abierto de Francia “Roland Garros”, una experiencia que califica de inolvidable.
“Uno muy importante fue en el torneo de tenis Roland Garros en cuartos de final, Gael Monfils (ranking 18) era el único francés que quedaba en el cuadro, eran casi las 10:00 de la noche, no había luz artificial, se fue a cinco sets, hubo mucha tensión, fue impresionante”, comentó Saracho.
La mexicana que por segundo año es juez de línea en Wimbledon comenzó a ser árbitro como hobby en 2003 durante un torneo de tenis en la universidad de Sonora, y a partir de 2006 viaja por todo el mundo para trabajar en torneos profesionales.
Ser árbitro auxiliar no siempre es fácil sobretodo cuando “los jugadores sacan a 200 kilómetros por hora”.
Esta es el noveno año que Saracho viene a Europa a ser árbitro en torneos internacionales, pero también ha estado en Canadá, Estados Unidos y Latinoamérica en Masters 500 y Masters 1000 de la ATP.
“Es un trabajo de tiempo completo de 35 a 40 semanas al año y todos los eventos son profesionales”, señaló la experimentada juez mexicana, quien es árbitro de silla entre 200 y 300 partidos al año.
Al iniciar su segunda semana en Wimbledon, después de ser jueces en un promedio de 24 partidos en los primeros seis días, Solari y Saracho coincidieron en que están “satisfechos” con su desempeño en las canchas de la 4 a la 17.
Saracho afirmó que se requiere 95 por ciento de concentración y 5.0 por ciento de técnica y conocimiento del tenis, mientras que Solari aseguró que las decisiones buenas o malas que hagas van a tener una influencia en el resultado final de cada partido.
Con información de: Milenio