¿Por qué la ciencia en España sale hoy a la calle?

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Hoy 14 de junio podrás ver en muchas ciudades una marea de ciudadanos vestidos con sus batas de laboratorio. No es la primera, ni por desgracia será la última manifestación en los tiempos de recortes y crisis que vivimos, pero sí será una ocasión especial, porque esta vez es la ciencia en España la que sale a la calle.

Hace unos días, varias entidades relacionadas con el mundo investigador y académico, entre las que se encuentran la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), la Federación de Jóvenes Investigadores o la Conferencia de Sociedades Científicas de España (COSCE), daban a conocer la segundaCarta por la Ciencia.

En ella se denuncia el desmantelamiento de la ciencia en España, la destrucción de un modelo de investigación que en la última década parecía haber cambiado el chip, y estar alcanzando eso que tantas veces se repite de I+D+i de excelencia. Hoy os contamos por qué la ciencia en España se manifiesta en este #14J, y las razones por las que la investigación aquí se está ahogando:

El descenso a regional preferente desde la Champions League científica

En mi opinión, en las últimas décadas en España, muchas de las políticas que se han realizado no han seguido ciertas formas lógicas. La existencia de un instituto de investigación ‘de excelencia’ en cada capital de provincia, ha mermado (y mucho) nuestros recursos y esfuerzos.

Sin embargo, los fallos existentes en la gestión de I+D no deben evitar que veamos la realidad. Existe buena ciencia en España, y grupos de prestigio que han cambiado absolutamente el panorama de nuestra investigación en el mundo. Sin embargo, ¿por qué solo contamos con dos Premios Nobel relacionados con la I+D, Cajal y Ochoa? ¿Qué falla?

Citaba ayer José María Fernández, en Materia, una frase del ya mencionado Severo Ochoa: “Un país sin investigación es un país sin desarrollo”. Y es que las naciones que apuestan por la ciencia son aquellas que luego son más competitivas e innovadoras, presentando un crecimiento económico más fuerte.

Ese fue precisamente nuestro error. Creernos que podíamos permitirnos el lujo de invertir en I+D cuando todo iba bien, y la burbuja inmobiliaria aún no había estallado. En aquella época, que suele situarse desde 2003 a 2007 aproximadamente, el presupuesto en ciencia en España aumentó, se construyeron centros de prestigio (¿demasiados de prestigio y excelencia, quizás?), e incluso se organizaron programas para recuperar el talento que se había marchado.

Pero es que precisamente un país rico no es aquel que se permite gastar en ciencia, es rico precisamente porque invierte en investigación. Pero no hace falta que pongamos etiquetas a la I+D. La ciencia no ha de ser ‘de excelencia’, ha de ser simplemente ciencia. Eso nos lo repiten una y otra vez las editoriales contundentes de prestigiosas revistas, como Science y Nature. Precisamente ayer la primera publicaba unartículo durísimo, en el que se echaban las manos a la cabeza por el giro político que estaba sufriendo la investigación en España.

Y es que existe un programa marco de investigación en la Unión Europea, llamado Horizon 2020, que exhorta a los Estados miembro a alcanzar el 3% del PIB en inversión en I+D para 2020. Algo que España ya ha dicho que no realizará, situando nuestro porcentaje utópico en un 2%. Pero la situación roza el ridículo, porque pretendemos llegar a ese 2% duplicando la inversión privada en I+D, teniendo en cuenta la situación actual de las empresas, y la poca relación que ha habido entre el sector público y privado español durante décadas.

Podríamos discutir que, en una época como la que vivimos, resulta extraño hablar de aumentar la inversión en ciencia, cuando estamos recortando en otras partidas presupuestarias fundamentales, como son la educación y la sanidad. Pero la realidad es otra. En España sí hay dinero, pero nos gusta mirar para otro lado en ciertas situaciones. Como bien explicaba José Manuel López Nicolás en su blog el año pasado,Hacienda hace caso omiso a las deudas de los equipos de fútbol. ¿No hay dinero, o no queremos ver dónde hay dinero?

Naukas

Naukas

Otra de las mentiras que se suele repetir en esta época es que no existen recortes en investigación, sino que se trata solo de ‘ajustes’ o ‘subidas’. La realidad es otra. Patricia F. de Lis, de Materia, también explicaba con esta gráfica cómo los presupuestos en I+D habían disminuido desde 2008, año en que comenzó la crisis.

Si bien es cierto que han aumentado las partidas presupuestarias de préstamos para investigación, la verdad es que como se denuncia una y otra vez, la gran parte de esos créditos nunca llegan a ser ejecutados. Es decir, planificamos un dinero que nunca se gastará (porque hasta ahora los grupos de investigación no podían solicitar esos préstamos), pero decimos que estamos aumentando el presupuesto en ciencia. Y las empresas, con la poca inversión en I+D que realizaban, tampoco los ejecutaban. En otras palabras, los fallos en la gestión de I+D son enormes, y más aún en la gestión económica y fiscal.

Pero lo que sí hacemos en España bien es la que llamaremos investigación de fachada. Sí, esa que se permite conceder dos Premios Príncipe de Asturias en 2013 al CERN y a la Sociedad Max Planck, cuando debe dinero a la primera y recorta colaboraciones con la segunda. O crear ‘centros fantasma’, como el Príncipe Felipe de Valencia, un instuto de investigación pionero en biomedicina, que hace un tiempo tuvo que echar a buena parte de sus científicos por los recortes.

Hay más. Podemos permitirnos crear programas de recuperación de talento en el pasado, como los Ramón y Cajal, para que investigadores españoles en el extranjero volvieran, sin planificar cómo íbamos a absorber a todos esos científicos en el sistema de I+D. Así es la ciencia en España. Ahora recortamos el programa Ramón y Cajal, ya que a cada investigador habría que pagarle del orden de 33.000 euros anuales, cuando seguimos manteniendo en nómina, como analizaban en Materia. a un concejal en Madrid, con un sueldo tres veces superior. Muy typical Spanish, claro.

Gracias a estos datos y recortes, la ciencia en España ha dejado de comenzar a jugar en la Champions League, a descender varias veces de categoría. Pero lo peor está por llegar: más recortes en becas, más paralizaciones de proyectos y grupos de investigación, etc. Para que este país, que un día soñó con ser competitivo e innovador, siga basando su economía en el turismo y la construcción, por la falta de vista política y de una eficacia en la gestión de la investigación.

Por eso hoy la ciencia en España sale a la calle. Para exigir un cambio en las políticas sobre investigación, y avanzar hacia un país que deje de apostar por la sombrilla, el ladrillo y la pandereta, y comience a creer, esta vez de verdad, que con investigación hay futuro.

 

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