El expresidente de Caja Madrid, desaparecida entidad pública convertida en símbolo del fiasco bancario español, Miguel Blesa, se convirtió en el primero de los grandes banqueros que pisa la cárcel desde que estalló la crisis bancaria en el país.
Próximo al conservador Partido Popular del jefe del gobierno Mariano Rajoy, Blesa, de 65 años, pasó la noche del jueves al viernes en una prisión madrileña por decisión de un magistrado que examina su gestión al mando de la caja de ahorros y le impuso una fianza de 2,5 millones de euros.
El juez de instrucción Elpidio José Silva ordenó la prisión provisional por el “innegable riesgo de fuga” de Blesa, al que, entre otras, investiga por la compra en 2008 por Caja Madrid de un banco estadounidense señalado en el escándalo de las ‘subprimes’, el City National Bank of Florida.
Silva ve “indicios racionales de responsabilidad criminal” en dicha adquisición, realizada por un total de 1.117 millones de dólares cuando el valor real de la entidad era, afirma, de 581 millones.
“En resumidas cuentas, ello implica pérdidas de más de 500.000.000EUR”, subrayó en su decisión el magistrado, para quien esta operación se inscribe en una “pésima gestión bancaria” que pudo ocasionar el “riesgo sistémico de Caja Madrid en el contexto de crisis económica”.
La operación se llevó a cabo “sin autorización de la Comunidad de Madrid, que era la entidad supervisora, el Banco de España había declarado que el precio pagado era el doble (…) y hasta el regulador norteamericano dijo que este banco no tenía controles”, afirmó el viernes en rueda de prensa el abogado de la acusación, Luis Pineda.
Pineda, que representa a la organización ultraderechista Manos Limpias en la demanda contra Blesa que originó la investigación, consideró que responsables de Caja Madrid podrían haberse embolsado “más de cien millones de dólares en comisiones” por dicha operación.
Muchas de ellas centenarias y concentradas en sus regiones de origen, las cajas de ahorros españolas, entidades públicas cuyos directivos eran designados por los responsables políticos, experimentaron en los años 2000 una expansión incontrolada, impulsada por la burbuja inmobiliaria, que precipitó la crisis del sector bancario.
En los últimos meses el ejecutivo de Rajoy realizó un “esfuerzo para llevar a cabo una profunda transformación del sistema financiero y en particular del sistema de cajas” de ahorros para “despolitizarlas”, recordó el viernes la vicepresidenta del gobierno, Soraya Saénz de Santamaría.
Nombrado presidente de Caja Madrid en 1996, Blesa, cercano al exjefe de gobierno José María Aznar del Partido Popular (PP, derecha), abandonó el cargo en 2009 antes de que ésta y otras seis cajas de ahorros menores se fusionasen para crear Bankia.
El rescate millonario de ese banco, que tuvo que ser nacionalizado en 2012 para evitar su quiebra, precipitó una ayuda europea a la banca española de hasta 100.000 millones de euros.
Esta abultada ayuda pública a la banca, en un momento en que la economía española se ve asfixiada por la recesión y un desempleo récord, indignó a buena parte de la opinión pública en un país donde no dejan de multiplicarse los escándalos de corrupción y fraude.
El sucesor de Blesa a la cabeza de Caja Madrid, y posteriormente presidente de Bankia hasta hace un año, Rodrigo Rato, exministro de Economía de Aznar y exdirector gerente del FMI, está imputado, junto a otros 32 responsables del banco, por estafa, apropiación indebida, delitos contables y falsedad documental en relación a sus pérdidas millonarias.
Con el ingreso en prisión de Blesa, “se ha puesto en marcha un proceso de depuración de responsabilidades que hasta la fecha no había existido”, consideró Pineda.
“Este país necesita la tranquilidad de que el que la hace la paga, el que mete la mano dará con sus huesos en la cárcel y el que mete la pata tendrá que pagar”, agregó, precisando que Manos Limpias
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