La tradición de la Procesión del Silencio: Encapuchados, fe y simbolismo
La Procesión del Silencio es una de las celebraciones más emblemáticas de la Semana Santa en México. Desde su origen en 1954 en San Luis Potosí, se ha consolidado como una manifestación religiosa y cultural de gran trascendencia, y este 2025 cumplirá 72 años de llevarse a cabo cada Viernes Santo.
Miles de fieles y visitantes nacionales e internacionales se congregan en el Centro Histórico de la capital potosina para presenciar este acto solemne y místico. Pero uno de los elementos más enigmáticos para quienes la ven por primera vez son los “encapuchados”, figuras que caminan en profundo silencio y cuya presencia está cargada de significado espiritual.
¿Quiénes son los encapuchados?
Los llamados “encapuchados” son miembros de cofradías y hermandades penitenciales que participan en la procesión. Se trata de agrupaciones religiosas formadas por hombres, mujeres y niños, que realizan este recorrido como un acto de devoción y penitencia.
Cada cofradía representa una escena específica de la Pasión de Cristo, y los participantes adoptan diferentes roles como nazarenos, costaleros o encapuchados, dependiendo de su función dentro del desfile procesional.
¿Qué simboliza la capucha?
La capucha o capirote que portan estos fieles tiene un profundo simbolismo religioso. Representa penitencia, anonimato, luto y humildad. Su propósito es que el participante pueda concentrarse en su acto de fe, sin buscar protagonismo ni reconocimiento, reforzando la introspección y el sacrificio personal durante el Viernes Santo.
Un recorrido de fe y solemnidad
Durante la Procesión del Silencio, los participantes marchan sin pronunciar palabra, acompañados únicamente por el sonido de tambores y clarines. El recorrido abarca casi 4 kilómetros por las principales calles del Centro Histórico, y en él participan 32 cofradías que portan imágenes religiosas que pueden superar la tonelada de peso.
La organización de este evento también implica la participación de costaleros, personas que cargan sobre sus hombros los pasos o plataformas con imágenes religiosas, avanzando con gran solemnidad bajo la luz de veladoras y faroles.
Reconocimiento y preservación
Desde 2013, la Procesión del Silencio fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado de San Luis Potosí, por su gran valor como tradición religiosa y como manifestación artística y cultural única en América Latina.
Este reconocimiento ha permitido consolidar la identidad potosina en torno a esta ceremonia, además de fomentar su preservación intergeneracional, reforzando el arraigo y participación comunitaria.