Uno de los lugares de recreación deportiva y familiar por excelencia para los potosinos en la ciudad capital, es sin duda alguna el Parque de Morales. Ubicado a un costado de la Zona Universitaria y frente al Hospital Central, este lugar de esparcimiento comunitario se considera muy importante dentro de la mancha urbana, además de ser un pulmón para la ciudad, ya que la mayoría de visitantes acuden a realizar ejercicio, dar un paseo familiar y en varias ocasiones, es el lugar elegido por muchas parejas para pasar una tarde fresca y alejados del calor.
Pero no todo es color de rosa en esta zona natural, debido a las recurrentes denuncias de la ciudadanía a las autoridades municipales, ya que prolifera la inseguridad por las noches, entrando a ese sitio pandilleros, vagabundos, amantes de lo ajeno y comerciantes informales. Estos visitantes nocturnos ponen en riesgo la integridad física de los deportistas y familias reunidas en el lugar.
En un recorrido de este medio al Parque de Morales, se constantó que además de estar en malas condiciones un número importante de bancas, aparte de esto, hay bancas en condiciones no higiénicas para su uso. También se observó basura entre los matorrales, pasillos principales, canchas deportivas y fuera de los botes de basura, estratégicamente ubicados.
Versiones de usuarios señalan la existencia de perros callejeros deambulando por todo el lugar; comentaron el ataque a una menor por un perro con aspecto insalubre y que ésta tuvo que recibir de urgencia atención médica. Cabe también mencionar que lo peor que se pudo haber encontrado, fue infinidad de excremento de este tipo de animales y sin dudar, también la existencia de excremento humano entre los árboles.
La pregunta obligada para nuestras autoridades municipales y no sólo para la administración actual, sino para todas las que han trabajado por un San Luis limpio, sería, ¿en dónde entra la cordura de mantener un espacio limpio, sano y seguro para las familias, fuera de peligro y con vigilancia policiaca?
El llamado se ha repetido infinidad de veces, pero parece que las palabras se quedan en el aire y sólo queda el cuidarnos unos a otros, para evitar cuestiones como las arriba descritas.
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