Estudiantes de la maestría en Derechos Humanos de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) llevaron a cabo una actividad artística para visibilizar las violencias de género y otras formas de violencia que se presentan en entornos académicos. Las organizadoras, originarias de Honduras y El Salvador, definieron su acción como “un acto de memoria y otra forma de hacer justicia”.
El objetivo principal de la actividad fue generar un espacio de reflexión y diálogo abierto sobre las violencias patriarcales y el silencio institucional que perpetúa estas agresiones. Durante el evento, se instaló una manta con el mensaje: “Aulas seguras para las mujeres, mujeres resistiendo, Centroamérica vive”. La comunidad estudiantil y docente fue invitada a responder a dos preguntas clave: ¿has vivido violencia en espacios académicos? y ¿cómo te imaginas un espacio seguro? Las respuestas se plasmaron mediante escritura creativa y dibujos en papel bond, transformando el acto en una protesta artística y un espacio de resistencia desde el arte.
Las estudiantes también denunciaron la falta de atención institucional ante los casos de violencia de género y la revictimización que sufren quienes deciden denunciar. Expresaron su preocupación por la desarticulación de la comunidad estudiantil frente a estos temas, lo cual ha impactado negativamente en la salud mental de muchas personas, generando ansiedad, depresión y desconfianza en los espacios educativos.
A través de esta acción, las organizadoras hicieron un llamado urgente a la UASLP para que implemente un protocolo de atención a víctimas de violencia en la maestría en Derechos Humanos. Este protocolo debería incorporar un enfoque interseccional y ofrecer apoyo psicosocial durante todo el proceso de denuncia, evitando así la revictimización.
Además, solicitaron medidas que impidan represalias durante los procesos de titulación para quienes han levantado la voz y defendieron su derecho a manifestarse sin ser objeto de censura o intimidación por parte de las autoridades. Este acto de memoria colectiva, afirmaron las estudiantes, representa una forma de justicia que va más allá del ámbito legal, ofreciendo una oportunidad de sanar colectivamente y transformar los espacios académicos en lugares verdaderamente seguros para todas las mujeres.