Los servicios de retransmisión en internet –streaming– han revertido la fortuna de la industria musical en Suecia y en la actualidad generan más ganancias que las descargas o CDs. Pero, ¿se puede replicar este modelo a nivel mundial?
El teclista y respetado letrista Felix Persson está sentado en una silla con cojines rojos en un café de Estocolmo.
El dueño del café es Benny Andersson, de Abba, una banda cuya influencia se siente en el grupo de electropop de Persson, Le Kid, que también es famoso por sus melodías pegajosas y llamativos trajes.
Persson es un firme defensor del dramático crecimiento de la retransmisión en la web de música en Suecia.
“Me complace mucho el lado del debate que dice ‘¡adelante, nos fascina!'”, le dice a la BBC.
“Por el precio de un álbum uno puede escuchar cuanto quiera cada mes. Es democrático pues le ha pasado el poder de los que tomaban la decisión en las estaciones de radio y las disqueras a los artistas mismos, que pueden lanzar la música que quieran en los sitios de streaming y ganar dinero con ello”.
Alrededor del 91% de los ingresos digitales en Suecia hoy en día proviene de los sitios de streaming. A nivel mundial es sólo el 13%.
Estos servicios fueron la razón principal de un aumento del 13,8% en el mercado de la música sueca el año pasado, lo que marcó el retorno a un nivel que no había sido alcanzado desde 2005, según el órgano de la industria, el IFPI.
Es una cifra con la que la mayoría de los países sólo pueden soñar: las entradas globales apenas alcanzaron un 0,2% y ese fue el primer alza desde 1999.
El incremento también representa un giro radical para una nación que solía tener uno de los más altos índices de descargas ilegales del mundo y era la base del conocido sitio de intercambio de archivos The Pirate Bay.
“Eramos los peores de la clase”, dice Per Sundin, el director general de Universal Music en Suecia.
“En las reuniones internacionales, la gente me miraba como si yo fuera algo que el gato trajo en su boca pues representaba a Suecia, el lugar en el que la piratería había destruido el negocio para todos”, recuerda en conversación con la BBC.
Hoy en día, le piden que dé conferencias en todas partes del mundo sobre cómo las retransmisiones en la web han transformado a la industria musical en su país.
“Estoy 100% seguro de que éste es el futuro. Los servicios de streamingserán el próximo paso en el consumo de música a nivel global”.
Note la diferencia
Hasta el momento, el sitio más exitoso de retransmisiones en Suecia es Spotify, una compañía sueca que fue lanzada en 2008, un año antes de que las nuevas leyes para combatir descargas ilegales fueron introducidas.
Más de la tercera parte de la población del país está registrada en ese sitio.
Las paredes de sus nuevas oficinas en Estocolmo están cubiertas de arte callejero y carteles clásicos de conciertos, y hay un bar en el que se presentan músicos, un lugar para jugar en computadores y hasta una cancha de fútbol.
“Spotify empezó realmente para combatir la piratería en línea, así que yo no diría que creamos una conducta que no existía sino que la transferimos a un medio legal”, le explica a la BBC el director de la compañía, Gustav Soderstrom.
“Ofrecía el mismo principio: uno podía tener música gratis pero toda la música tenía licencia y era mejor que las redes piratas pues uno no tenía que esperar toda la vida para descargarla antes de poderla escuchar”.
Soderstrom piensa que las razones del éxito del sitio incluyen el acceso a uno de los servicios de banda ancha más rápidos de Europa a un precio módico. Y el tamaño de la población también ayuda.
“Suecia tiene apenas unos 10 millones de habitantes así que se llega al punto en el que tantas personas están usando el servicio que el aspecto social de la música funciona muy bien. Uno puede compartir una lista de reproducción (playlist), algo que no era técnicamente posible con las redes piratas”.
¿Robo de regalías?
A nivel mundial, Spotify tiene más de 24 millones de usuarios activos en 25 países. Seis millones de ellos pagan por el servicio premium, que elimina la publicidad entre las canciones y ofrece acceso móvil a las listas de reproducción, incluso cuando el usuario no está en línea.
Este martes anunciará sus primeros mercados en Asia y Suramérica, y el aumento de su presencia en Europa. Sin embargo, ambición de convertirse en “un producto global como Facebook” enfrenta mucha competencia.
Tiene rivales como el francés Deezer, disponible en 182 países, y gigantes de la tecnología como Apple y Google se están preparando para lanzar sus propios servicios de retransmisión.
Estos servicios ganan dinero vendiendo publicidad y suscripciones mensuales de los usuarios premium. La suscripción a Spotify cuesta unos US$15 en Suecia y US$10 en EE.UU. Entre más veces se hace clic en una canción o tema, más recauda para el dueño de los derechos de autor, que puede ser una compañía disquera, el artista o el compositor.
Pero como muchos de sus rivales internacionales, sigue siendo criticado por los artistas que se quejan de que sus canciones tienen que ser tocadas cientos de veces para generar los mismos ingresos que recibirían con una sola descarga o la venta de un CD.
Para Daniel Oliver, un exitoso cantante islándico que vive en Suecia, “lo positivo es que es muy buena exposición y uno se puede acercar a los fans fácilmente”.
“Pero cuando se trata de recibir lo que tu trabajo vale, esos sitios de streamingdefinitivamente no son buenos. Yo tengo que trabajar en un bar para sobrevivir”.
No obstante, Spotify se ha convertido en la principal fuente de ganancias para algunos de los artistas más populares del país, como House DJ Avicii, que firmó contrato con Universal Music en agosto de 2010 y ha tenido cinco hits con la disquera.
“Spotify ofrece un generador de ingresos comprobado a través de la música retransmitida”, señala su representante, Ash Pournouri.
“En Suecia, donde el alcance es mayor, las grandes disqueras dependen de Spotify para mantener arriba las finanzas al nivel de los días de gloria del pasado”.
¿Quiere decir entonces que pronto, cuando se trate de música, no habrá nada que tocar?
La mayoría de los expertos de la industria están de acuerdo en que la tendencia hacia la música digital no tiene reversa pero incluso Soderstrom, de Spotify, admite que entiende que “existe la necesidad de crear alguna manifestación física de algo que a uno le gusta mucho”.
Quizás por ello, en algunas de las principales economías, como Japón y Alemania, el 75% de la música todavía se vende en formato físico: el vinilo y el CD no han muerto.
Con información de: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2013/04/130416_economia_musica_digital.shtml?ocid=socialflow_twitter_mundo