¿Qué es peor? O, si lo prefiere: ¿qué es mejor para la salud: beber todos los días un par de copas (el límite de alcohol aconsejado por algunos expertos) o consumir el equivalente acumulado en una única y gran borrachera de fin de semana?
Es el debate eterno entre quienes prefieren completar su cuota alcohólica semanal de una vez en una noche de juerga y darle al hígado seis días para recuperarse, versus los que creen que la moderación es la clave para beber diariamente pero sin darle un descanso a ese órgano vital.
Y dos médicos gemelos, presentadores de televisión, decidieron poner ambas teorías a prueba con sus propios cuerpos para el programa Horizon, el espacio insignia de ciencia de la BBC.
Con resultados sorprendentes.
¿Cuánto alcohol es recomendable?
Los doctores Christopher y Alexander van Tulleken (Chris y Xand) son hermanos gemelos idénticos conocidos por sus innovadores programas educativos de televisión en los que se someten a condiciones extremas para entender y explicar cómo funciona el cuerpo humano.
Con la asistencia de especialistas del Hospital Royal Free en Reino Unido, que ya tenían experiencia en estudios sobre el consumo de alcohol, el doctor Chris y el doctor Xand empezaron una prueba que duró dos meses.
Lo primero que descubrieron es que las guías de consumo de alcoholestablecidas por el Servicio Nacional de Salud de Reino Unido (NHS) no tienen muchas bases científicas.
Fundamentalmente, el NHS le recomienda a los hombres que beben todos los díasno consumir más de 3 o 4 unidades diarias.
Mientras que las mujeres no deberían tomar regularmente más de 2 o 3 unidades.
Y si uno ha bebido intensamente en una sola sesión, es aconsejable evitar el alcohol durante las siguientes 48 horas.
Tres unidades de alcohol son más o menos equivalentes a un par de copas de vino, dos cervezas o dos tragos pequeños de bebidas espirituosas.
Aunque hay que tener en cuenta que el volumen etílico fluctúa según la variedad de la bebida: hay vinos mucho más fuertes que otros, cervezas con mayor contenido alcohólico y licores con un porcentaje más alto de graduación.
Un mes sin trago, un mes con trago
Para iniciar la prueba los hermanos van Tulleken tuvieron que “limpiar” sus organismos para alcanzar condiciones similares sobre las cuales hacer las mediciones posteriores.
Eso significó pasar un mes entero de abstinencia: ni una gota de alcohol. Posiblemente la parte más difícil de la prueba, según el doctor Chris.
Después de un mes “aburrido”, sin un trago, ambos se sometieron a varios exámenes de sangre y otros tipos de pruebas.
Y con un parte médico positivo, sus hígados igualmente suaves y saludables, empezó la segunda fase de la prueba: la bebedera.
A Chris le tocó asumir el papel del hermano “responsable”, bebiendo 250 mililitros de vino todas las noches, durante un mes.
Se sintió satisfecho, aunque no sin preocupación: “Para ser sincero, es probablemente menos de lo que bebo en promedio durante un mes, pero no creo que haya ido tanto tiempo sin un día de pausa”, confesó.
Xand, por su parte, esperaba abstemio hasta el final de la semana para tomarse sus correspondientes 21 unidades de alcohol en una sola sentada.
Optó por vodka ya que sería más rápido y eficiente beberse 21 tragos de este licor que tomarse el equivalente de alcohol en cerveza.
De lo lúdico a lo peligroso
Al comienzo fue cómico, a medida que Xand consumía tres cuartas partes de una botella y se volvía cada vez menos incoherente.
Pero había que pensar en el daño que el alcohol le estaba haciendo a su hígado, su corazón y su cerebro.
Las lecturas que se tomaron de su sangre, particularmente unas horas después de que se fue a dormir, indicaban niveles que podrían causar la muerte por intoxicación etílica, según los textos especializados.
“Eso nos quitó las sonrisas de la cara”, reconoció el doctor Chris.
Además de haber alcanzado a un estado estupidez lastimosa, Xand no recordaba nada de la noche anterior. Y todavía le quedaban tres borracheras más.
Durante los seis días de recuperación de Xand, su hermano Chris seguía con su rutina de tres unidades por noche.
Nada muy difícil, al comienzo, pero después le pareció raro tener que parar de tomar tras llegar al límite.
“Ese es precisamente el momento en que uno empieza a sentirse radiante y quiere tomarse otra copa”, explicó Chris. “Así que, en realidad, fue frustrante tener que para ahí”.
Trató de encontrar variedad repartiendo el consumo a lo largo del día, tomando una copa de vino con el almuerzo, por ejemplo, y la otra en la noche, pero no fue fácil.
La diferencia
Lo que notó, sin embargo, es que su trabajo empezó a deteriorarse rápidamente.
“No me sentía diferente, pero definitivamente estaba rindiendo menos y eso me sorprendió”, dijo el doctor Chris.
En contraste, Xand empezó a esperar con ahínco sus noches de borrachera tras seis días de recuperación.
Fue un tanto preocupante. Es claro que las borracheras no le hacían nada bien y seguían afectándolo varios días después. En realidad, nunca se recuperó entre una sesión y otra de intenso consumo.
Pero lo que más sorprendió fueron los resultados de las pruebas médicas hechas a ambos hermanos al final de ese mes.
Aunque Chris sintió que su hígado había regresado a su estado normal, estaba en casi la misma deteriorada condición que el de su hermano Xand.
Las conclusiones: en primer lugar, las guías sobre las 3 a 4 unidades para un hombre como límite “saludable” deben revisarse. Eso es algo que se ha estado analizando en Reino Unido, con nuevas guías que serán anunciadas este verano.
Segundo, nuestros hígados pueden recuperarse pero necesitan mucho más tiempo del que se pensaba.
La situación es tan clara que lo médicos que asistieron a la prueba para el programa de la BBC lanzaron un amplio estudio clínico al respecto, midiendo los efectos de una total abstinencia durante un mes con más de 100 voluntarios.
Con información de: BBC