¿Quiénes son “Guacamaya”, el grupo de “hacktivistas” detrás del ciberataque a Sedena?

La noche de este jueves, Latinus reveló el hackeo a correos con contenidos en 6 terabytes de información de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).

De acuerdo con el portal de noticias, el principal objetivo del grupo, autodenominados “Guacamaya”, fue revelar información del ejército de Chile, al que lograron penetrar, al igual que a los servidores de internet de los ejércitos de El SalvadorPerúColombia y México.

En dicha filtración de correos se refieren a la salud del presidente López Obrador, detalles del llamado “Culiacanazo” con la liberación de Ovidio Guzmán, así como diferencias entre lso titulares de la Sedena y la Marina.

Pero, ¿quiénes están detrás del ciberataque a las Fuerzas Armadas? Aquí te decimos

“Guacamaya”, hackers contra el “imperialismo norteamericano” y empresas mineras

A mediados de la semana pasada, se conoció que la agenda de la ministra de Defensa de Chile, Maya Fernández, tuvo una interrupción por una emergencia: el Estado Mayor Conjunto (EMCO) sufrió un hackeo en sus sistemas.

La magnitud del hecho la obligó a suspender sus actividades en Estados Unidos y regresar a Chile para encabezar un comité de crisis. Desarrollada la instancia, se fueron conociendo mayores antecedentes y concretando una serie de acciones para establecer la dinámica del ciberataque.

En ese contexto, fueron surgiendo una serie de hipótesis o versiones respecto a lo ocurrido, una de ellas es que la titular de Defensa habría conocido desde mayo que el EMCO presentaba riesgos cibernéticos, es decir, era vulnerable en su ámbito de seguridad.

De igual manera, entre la tarde y noche del jueves, 23 de septiembre, un grupo llamado “Guacamaya” se atribuyó la operación “Fuerzas represivas”, una masiva filtración de correos electrónicos de instituciones militares y policiales de cinco países latinoamericanos, entre ellos Chile.

De supuesto origen centroamericano, la organización denuncia “cinco siglos de genocidio, terricidio, saqueo y violaciones” al territorio de “Abya Yala”, como denomina a América. Bajo ese contexto, y acorde con los antecedentes que manejan diversos sitios especializados en grupos “hacktivistas“, Guacamaya reclama contra las intervenciones militares y grandes empresas mineras y petroleras, entre otras.

En detalle, y de acuerdo con lo consignado por el diario El Mercurio, esta red de hackers reclama contra el “imperialismo norteamericano” que con intervenciones militares y políticas, junto con el neocolonialismo de empresas extractivistas”, asegura, ha convertido al resto de los países del continente en “la gran despensa de los mal llamados recursos naturales”.

De esa forma es que el grupo de origen centroamericano se autodefine de la siguiente forma: “No somos defensoras de la naturaleza, somos la naturaleza”. Y en esa línea surge el nombre “Guacamaya”, ya que según el sitio CyberScoop -especializado en ciberseguridad- el organismo se basó en aquella ave nativa de América Central y del Sur como un símbolo ambientalista.

Acorde con esa misma plataforma, hasta ahora los ataques de la red de hachers estaba centrada en empresas mineras y petroleras, las policías y varias agencias reguladoras latinoamericanas. En agosto, según la plataforma DdoSecrets.com, Guacamaya filtró más de un terabyte de mails de compañías mineras y petroleras de Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guatemala y Venezuela.

Sin embargo, ahora habría alcanzado un nuevo objetivo: las Fuerzas Armadas de varios países latinoamericanos, entre ellos Chile. Guacamaya les atribuye a los militares y policías de América “la garantía de dominación del imperialismo norteamericano”. En una declaración aseguran que “filtramos sistemas militares y policiales (…) y entregamos esto a quienes legítimamente hagan lo que puedan con estas informaciones”.

Acorde con Germán Fernández, director de Operaciones de CronUp Ciberseguridad, explica que se trata de un grupo hacktivista, que a diferencia de los hackers tradicionales actúa por motivaciones políticas o sociales, no por dinero ni intereses corporativos.

El Universal

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