Daniel Zamora es cabeza de familia, vive con su esposa y dos pequeños; un niño de 11 y una niña de 6 años de edad.
“Estudié programador analista en sistemas computacionales y entre a una empresa en 1997 como capturista. Me fui superando hasta llegar a ser jefe de sistemas y gracias a ese trabajo, aumentaron mis ingresos; además doy clases de computación”.
Daniel cuenta con tarjeta de crédito y actualmente está pagando su terreno y construyendo su casa. “Desde que nos casamos mi esposa y yo hace 12 años, decidimos vivir juntos en una casa prestada. Comenzamos de cero, desde abajo, con algunas cosas que también nos prestaron para poder estar juntos”.
Daniel expuso que a los 5 años de trabajo en la empresa fue ascendido a jefe de sistemas.
“Tomé la responsabilidad y gracias a eso tuve más ingresos y pude salir más adelante. Ha sido muy difícil y hasta la fecha es difícil, porque la situación económica del país no da para mucho y la empresa económicamente no está muy estable”, señaló.
Su meta es tener su propio negocio de reparación de computadoras y dar servicios a empresas; “ser mi propio patrón”.
Otro caso es el de Aldo García, un profesionista que se considera “clase media-baja y bajando”, ya que anteriormente sus ingresos le permitían allegarse “esparcimiento y hasta vacaciones”.
“Pero hoy sus ingresos sólo solventan lo que es básico para la supervivencia de alguien, es decir, casa, sustento y vestido. “Aunque no es tampoco que mi guardarropa sea como el de Garnier”.
Sus ingresos se han reducido desde 2009 y cuando se queda corto en la quincena, recurre a los apoyos familiares.
“En cuatro años mis ingresos se redujeron más de una tercera parte y una creciente inestabilidad laboral”, comentó.
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