Integrantes del cártel de Jalisco Nueva Generación intentaron derribar un helicóptero Black Hawk de la Policía Federal durante el enfrentamiento en Tanhuato, Michoacán, al cual lograron darle al menos en tres ocasiones, quedó asentado en la averiguación previa que abrió la Procuraduría General de la República (PGR).
Funcionarios del gabinete de seguridad nacional revelaron a MILENIO que no se repitió una tragedia como la del Cougar EC-725 de la Fuerza Aérea que se desplomó el 1 de mayo, debido a que los tripulantes de la aeronave de la PF lograron responder con artillería para abatir a los agresores, algunos que disparaban desde una bodega del rancho El Sol.
Las autoridades manifestaron que los tres detenidos en la balacera del viernes —que dejó un saldo de 43 personas muertas, entre ellas un policía— declararon ante el Ministerio Público de la Federación que fueron reclutados por el cártel “hace unas semanas”.
Antes de ser trasladados a la Subprocuraduría Especializada de investigación en Delincuencia Organizada (Seido), en la Ciudad de México, los sospechosos señalaron que miembros de la organización criminal, que encabeza Nemesio Oseguera, El Mencho, les dijeron que estaban contratando gente de “muchos huevos” para “darle en la madre” a las autoridades.
De acuerdo con el expediente, estas personas admitieron que realizaban “trabajos” de vendedores de droga, cobradores de extorsiones y de vigilancia.
Durante el enfrentamiento del viernes, los miembros del cártel dispararon contra el helicóptero de la PF con fusiles AK-47 y AR-15. Lograron darle tres veces y no tuvieron tiempo de activar un lanzagranadas ni la ametralladora Barret calibre 50, cuyo poder de fuego puede derribar una aeronave.
Los sicarios que se escondían en una bodega recibieron fuego de artillería desde el Black Hawk, algunos corrieron mientras seguían disparando y fueron abatidos a campo abierto, por eso algunos tienen heridas de bala en la espalda.
“Otros estaban dormidos después de hacer su guardia de noche; estos tipos ‘trabajan en la oscuridad’, pero estaban armados, y cuando se desató el enfrentamiento, tomaron sus armas para atacar a los federales”, relató un mando de la PGR.
Funcionarios comentaron además que hay líneas de investigación para determinar si algunos de los criminales abatidos participaron en el enfrenamiento del 1 de mayo.
Así como en la agresión de marzo pasado en la que fueron asesinados cinco elementos de la División de Gendarmería Nacional en Ocotlán, Jalisco.
Sobre este caso, funcionarios federales dijeron que todo comenzó cuando un mando se percató de que una mujer era maltratada por un hombre; bajó de su vehículo para intentar detenerlo.
Sin embargo, el policía no se percató de que el sospechoso estaba armado y de que contaba con un círculo de seguridad conformado por presuntos miembros del cártel de Jalisco Nueva Generación, quienes dispararon a los agentes.
El agresor sacó una pistola y mató de inmediato al oficial, mientras que sus secuaces dispararon contra los agentes de la Gendarmería.
Reconocen a familiares
“¡Treinta y cuatro? ¿Quién es? ¿El dos, quién es?”, grita un hombre en la entrada principal del Servicio Médico Forense de la procuraduría de Morelia, Michoacán. Así es como se refieren, por número, a los cadáveres de las personas muertas durante un enfrentamiento con autoridades federales en los municipios de Tanhuato y Ecuandureo, el viernes pasado.
Madres, esposas, padres, cuñados e hijos deben salir de su dolor para prestar atención a los gritos del personal de Semefo.
—Soy yo —responde uno.
—Acá —dice otro.
Papeles en mano, se acercan al funcionario que los llevará a la morgue, donde reconocerán a su familiar; o bien, pasado ese trámite, los llevarán a la oficina donde autorizarán la entrega del cuerpo a la funeraria correspondiente.
No están solos, a pocos metros de ellos hay siete integrantes de la Policía Federal y Fuerza Ciudadana, quienes custodian el lugar por dentro y por fuera. Intimidados, los deudos evitan mirarlos, pues afirman tener miedo de verse involucrados en situaciones que puedan ponerlos en riesgo a ellos y sus familias. Por eso ninguno acepta una entrevista ante la cámara de televisión y evitan hablar con demasiados detalles de por qué su familiar apareció en el rancho El Sol. No obstante, acceden brevemente a hablar de sus historias omitiendo los nombres propios y de sus deudos.
“Mi hijo tenía 23 años y llevaba tres de desaparecido. De repente desapareció así nomás, aunque no era la primera vez que se había ido. Esta es su foto”, dice una mujer oriunda de Jalisco, quien abre su bolsa para mostrar el retrato del joven.
“No usaba celular, aunque se lo pedí para poder saber dónde y cómo estaba. Me enteré porque me avisaron que había unas fotos en internet y que una de ellas se parecía mucho a mi hijo. Cuando viaje aquí para preguntar si era él o no, me mostraron otras fotos”. Para salir de la duda entró a la morgue. Es entonces que llora al describir lo que vio.
No es la única. También llora la esposa de otro de los difuntos (Abraham), una joven embarazada que acudió al lugar acompañada por su madre. Por eso al salir de la morgue, cuyo olor invade la oficina de recepción, se lanza desconsolada a los brazos de un familiar para poder sostenerse. A distancia su madre narra: “Era mi yerno, era de Sonora. No queremos hablar con nadie porque nos tratan como delincuentes”, dice.
“Los cuerpos ya están en descomposición, eso fue los que nos dijeron aquí, que por eso los tenían en aserrín con una sola bolsa de hielo”, explica otra mujer, quien es cuñada del número 23, a quien ella llama Antonio.
El gobierno del estado informó que no ofrecerá declaraciones al respecto porque el caso fue atraído por la Seido. La procuraduría estatal informó que hasta la noche de ayer había 28 cuerpos identificados y de éstos 20 ya habían sido entregados a quien los reclamó.
Con información de: Milenio