Resiliencia del agua para la economía en el contexto de cambio climático: Recomendaciones

Las recomendaciones son el resumen de las presentadas por la directora del Grupo de Agua de la OCDE e incluye otras recomendaciones de los intervinientes durante el seminario. 

  • Aunque no podemos evitar los fenómenos climáticos extremos o la disminución del agua disponible por la reducción de las precipitaciones, sí podemos gestionar nuestra exposición y vulnerabilidad ante ellos. Para ello, es esencial distinguir qué problemas atribuimos al cambio climático y cuáles son responsabilidad de nuestras propias acciones. Esta reflexión nos lleva a la necesidad de una transformación productiva que haga sostenibles y resilientes tanto las ciudades, a través de infraestructuras verdes y soluciones basadas en la naturaleza, como el mundo rural, mediante prácticas agrícolas que tengan un menor impacto en los recursos y en el medio.
  • Las políticas de precios de los servicios de agua, de manera que se recuperen los costes de dichos servicios, son esenciales para mejorar la resiliencia del agua y ayudan a una economía a su vez también más resiliente, que permita asegurar unas actividades productivas viables. Sin embargo, no se puede ser reduccionista, ya que los precios no incorporan actualmente todos los servicios de los ecosistemas o las cuestiones de incertidumbre o externalidades ambientales que hay que tener en cuenta en la toma de decisiones.
  • El sector de agua debe trabajar en reducir el riesgo, adoptar medidas regionales y locales para reducir la vulnerabilidad a los desastres naturales, acompañadas por una mejor planificación, reformas tarifarias (incluyendo para los agricultores). También son necesarias inversiones en innovación, el cambio de modelo de cultivo como la agricultura regenerativa, soluciones basadas en la naturaleza, mayor control de las cantidades consumidas, el riego deficitario controlado, etc.  La resiliencia obtenida de esta forma debe ser un pilar fundamental de las decisiones de inversión para evitar la creación de pasivos futuros y activos que no tengan perspectivas de uso.

El sector de agua debe trabajar en reducir el riesgo, adoptar medidas regionales y locales para reducir la vulnerabilidad a los desastres naturales, acompañadas por una mejor planificación

  • Es necesaria la colaboración entre las partes interesadas del ámbito medioambiental y financiero para mejorar la comprensión colectiva de cómo los riesgos relacionados con el agua se traducen en repercusiones macroeconómicas y riesgo financiero, y desarrollar las herramientas y los datos necesarios para evaluar la materialidad financiera y los impactos medioambientales.
  • El diálogo entre el sector del agua y la comunidad financiera puede servir para mejorar la información sobre el tipo de políticas que pueden mitigar los riesgos vinculados al agua y ayudar a priorizar las acciones e inversiones de los sectores público y privado de manera que estas sirvan para mejorar la resiliencia económica.
  • El sector financiero puede diseñar nuevos productos financieros para incentivar mejores prácticas, reasignar sus activos en función de los riesgos, etc. Los bancos centrales pueden definir un marco global de supervisión para facilitar la comprensión de los riesgos relacionados con el agua.
  • Los desastres climáticos extremos, como inundaciones y sequías, tienen un impacto significativo en la estabilidad financiera de los bancos, aumentando su exposición al riesgo sistémico. Esto sugiere que las agencias de rating deben considerar no solo los riesgos individuales, sino también cómo estos eventos pueden alterar el entorno económico en el que operan las instituciones financieras.
  • Hay avances e iniciativas recientes para comprender los riesgos financieros relacionados con la naturaleza (en particular, NGFS la Red para la Ecologización del Sistema Financiero) y reforzar las evaluaciones de los riesgos relacionados con el agua y los ecosistemas de agua dulce. Hay que participar activamente para asegurar que los riesgos asociados al agua, que son tan importantes en países como España, son adecuadamente considerados
  • Diferentes bancos centrales están avanzando, como es el caso del Banco Central Europeo, o el Banco Central de los Países Bajos, que ha analizado el impacto financiero de las inundaciones. La OCDE también ha trabajado con el Banco Central de Hungría para la aplicación del marco general del NGFS a los riesgos de inundaciones y de sequía. Este es un trabajo que se podría desarrollar para España.

Las agencias de rating deben considerar no solo los riesgos individuales, sino también cómo estos eventos pueden alterar el entorno económico en el que operan las instituciones financieras

  • Los Bancos Centrales pueden mejorar la resiliencia económica en relación con el agua mediante las políticas monetarias, la política prudencial, la orientación supervisora, las colaboraciones con otras entidades y mediante su participación en redes como el Network on greening the Financial system (NGFS).).
  • Los análisis sectoriales y de las cadenas de valor (agricultura, producción de energía, mineras, industria textil) por parte de la banca puede servir para poner de relieve como las diferentes actividades están impactando al agua y como dependen del agua y así orientar sus políticas crediticias.
  • Hay que continuar trabajando y facilitando intercambios de experiencias en relación con la aplicación de la Directiva relativa a la presentación de información sobre sostenibilidad por parte de las empresas (Corporate Sustainability Reporting Directive, CSRD).
  • El desarrollo de la Guía de la OCDE sobre la evaluación de los riesgos relacionados con el agua para los sistemas financieros puede ayudar a los responsables políticos, los bancos centrales y los supervisores financieros a evaluar y gestionar los riesgos en diferentes escenarios.
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