Resucitan al Lobo terrible… o casi: esto dice la biociencia

La empresa Colossal asegura haber creado a los primeros cachorros con genes del extinto “Lobo terrible”, aunque la comunidad científica pide cautela.

El aullido de tres cachorros nacidos en cautiverio podría parecer algo normal… hasta que se conoce su historia: serían los primeros descendientes de una especie extinta hace más de 10 mil años. Así lo afirma la empresa de biociencia Colossal, que presentó esta semana a Rómulo, Remo y Khaleesi, tres caninos modificados genéticamente para parecerse al mítico Lobo terrible o dire wolf.

“Este no es solo nuestro momento, es el de la ciencia, el planeta y la humanidad. Ahora, cierra los ojos y escucha ese aullido una vez más”, publicó la empresa en su cuenta oficial de X, junto con el video del momento.

¿Cómo lo hicieron?

Según Colossal, el proceso consistió en reconstruir el genoma completo del Lobo terrible utilizando ADN extraído de fósiles de entre 11 mil 500 y 72 mil años de antigüedad. Luego, los científicos editaron el ADN de lobos grises, cambiando partes clave del código genético para que se asemejara al del animal extinto.

Finalmente, esta información fue implantada en embriones que fueron gestados por perras, dando origen a los tres cachorros modificados genéticamente.

¿Qué es un Lobo terrible?

Este gran cánido prehistórico fue popularizado por la serie Game of Thrones, aunque su existencia es real: habitó desde Canadá hasta Venezuela, y desapareció al final de la última Edad de Hielo. A diferencia del lobo gris moderno, el Lobo terrible era más robusto y se cree que tenía una mordida más poderosa, adaptada para cazar presas grandes.

¿Son verdaderamente Lobos terribles?

Aquí es donde la ciencia pide poner los pies en la tierra.

Especialistas han señalado que, aunque los cachorros comparten rasgos morfológicos (forma, tamaño y color) con el Lobo terrible, eso no los convierte en miembros auténticos de una especie extinta. Según la revista New Scientist, solo se modificaron 15 regiones del genoma, de millones que lo componen, enfocándose en características visibles, no funcionales.

Además, estudios genéticos recientes han demostrado que el Lobo terrible no era tan cercano al lobo gris como se pensaba, sino que formaba parte de una rama evolutiva distinta, con más similitudes a especies ya extintas.

“Estamos usando el concepto morfológico: si se parece, entonces es ese animal”, admitió Beth Shapiro, vocera de Colossal. “Pero eso no significa que sean Lobos terribles auténticos.”

Entonces, ¿qué son?

Por ahora, no se puede afirmar que esta especie haya “resucitado”, como lo promociona Colossal. Sin embargo, el experimento sí abre la puerta al debate sobre los límites éticos y científicos de la edición genética, y sobre hasta qué punto podemos (o debemos) traer de regreso especies extintas.

Según la misma empresa, tomará al menos un año evaluar si estos animales realmente se comportan como los Lobos terribles que habitaron hace miles de años.

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