En medio de la intensificación del conflicto, Rusia realizó su mayor ataque aéreo contra Ucrania desde que comenzó la guerra, usando cientos de drones y misiles. Autoridades ucranianas informaron que entre viernes y domingo fueron lanzados cerca de 900 drones, y tan solo la noche del domingo se dispararon 355 drones, rompiendo récords anteriores.
Este ataque masivo ha sido calificado como el más fuerte desde el inicio de la invasión rusa, lo que ha generado preocupación internacional y ha dificultado los intentos de paz que Estados Unidos ha tratado de impulsar.
El expresidente de EE.UU., Donald Trump, expresó en redes sociales que el presidente ruso, Vladímir Putin, “se ha vuelto absolutamente loco”, acusándolo de causar muertes innecesarias y lanzar misiles sin justificación sobre ciudades ucranianas. También dijo que si Rusia busca apoderarse de toda Ucrania, eso podría terminar hundiendo al propio país ruso.
Trump, quien antes se había mostrado cercano a Putin, también criticó al presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy, por su forma de expresarse en medio del conflicto, lo cual —según Trump— no ayuda a lograr la paz.
Mientras tanto, Ucrania denunció que los ataques de Rusia no tienen un objetivo militar claro, sino más bien un mensaje político, y pidió al mundo imponer sanciones más severas para detener la ofensiva rusa. Por su parte, la Unión Europea condenó los bombardeos más recientes y anunció que prepara nuevas sanciones contra Moscú.
Desde el Kremlin, el portavoz Dmitry Peskov aseguró que los ataques rusos son una respuesta a bombardeos de Ucrania y afirmó que Putin actúa para proteger a su país. También señaló que hay avances en las negociaciones de paz, aunque reconoció que el proceso atraviesa un momento de tensión.
A pesar del ambiente tenso, hubo un momento de cooperación entre ambos países: Rusia y Ucrania intercambiaron más de 900 prisioneros durante el fin de semana, como parte de un acuerdo alcanzado en negociaciones previas en Estambul.