“Las primeras noticias fueron bastante alentadoras: el Presidente Felipe Calderón no veía con malos ojos un traslado de la penada francesa a su país natal para que cumpliera allí parte de su condena”, escribe en sus memorias Nicolás Sarkozy sobre cómo unas semanas antes de su primera y única vista a México veía con optimismo la posibilidad de llevar a Florence Cassez a Francia.
No obstante, el mismo Sarkozy señala en Los años de las luchas (Alianza Editorial) cómo lo que preveía como una visita fructífera culminaría en un affaire con su homólogo mexicano, quien de un momento a otro cambió su postura sobre el destino de la ciudadana francesa por la injerencia de quien fuera el segundo al mando en su gobierno: Genaro García Luna, el súper policía que colocó al frente de la Secretaría de Seguridad Pública durante su gestión para orquestar su guerra contra el narcotráfico y quien hoy en día está detenido en Estados Unidos acusado de narcotráfico.
“Había, en efecto, algo más”, relata el expresidente galo. “Algo más grave y que ocurría entre los bastidores de la vida política mexicana. Se trataba del papel decisivo que desempeñaba Genaro García Luna, el responsable federal de Seguridad Pública. La relación de fuerza entre ambos hombres estaba invertida: era el ministro (el Secretario) quien dictaba su voluntad al Presidente y no al revés. Yo no conocía el motivo de aquella extraña situación, pero ahora podía calibrar su alcance”.
Sarkozy recuerda en una de las poco más de nueve páginas que dedica a este episodio cómo días antes de su llegada había recibido una carta de Felipe Calderón en la que se mostraba dispuesto a avanzar a una salida en el caso de Florence Cassez, la ciudadana francesa acusada de ser integrante de una banda de secuestradores, quien fue exhibida en un montaje televisivo ideado por García Luna y Luis Cárdenas Palomino al final del Gobierno de Vicente Fox, en el que fueron implicadas Televisa y TV Azteca, sobre el cual ahora se sabe hubo manipulación de pruebas y testimonios.
Florence Cassez junto con Israel Vallarta, quien aún espera se le dicte sentencia, fueron arrestados en diciembre de 2005 en una finca a las afueras de la capital mexicana acusados de liderar la banda de secuestradores de Los Zodiaco. Tras un conflicto diplomático entre Francia y México, la francesa fue liberada en 2013 por decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) por violación de sus derechos, pero Vallarta no corrió la misma suerte y sigue encerrado más de 15 años después.
El expresidente francés cuenta que previo a su visita oficial, Calderón y Margarita Zavala Gómez del Campo, su esposa, invitaron a Sarkozy y a Carla Bruni a una casa de campo de un tal Roberto Hernández”, empresario al que, como reseña el periodista Jorge Zepeda Patterson se le perdonó “el pago de impuestos por más de 3 mil millones de dólares por la venta de Banamex, una operación total por más de 12 mil millones”.
El francés cuenta que esa buena relación que había en un principio cambió en la primera comida oficial que tuvieron con el matrimonio presidencial mexicano:
“El ambiente había sido cálido cálido y distendido en aquella finca a la que quisieron invitarnos. Las cosas se torcieron en el momento en que pronuncié el nombre de Florence Cassez. La violencia de su respuesta me dejó de piedra. Yo no contaba con algo así. Era evidente que aquello ahora representaba para el Presidente Calderón un asunto personal. El hombre se mostraba totalmente enrocado en sus certezas. Aquello chocaba frontalmente con la carta que me había escrito con anterioridad. Carla estaba tan aterrorizada como yo. Fue entonces cuando sospeché que algo no cuadraba y que había algo que no sabíamos”.
Ese “algo que no sabíamos”, lo va develando de a poco, Sarkozy al relatar el poder que ejercía García Luna sobre Calderón, algo sobre lo cual ya ha hablado públicamente en el documental de Netflix sobre el montaje detrás del caso Cassez. “Sabíamos que, en este caso en particular, el Presidente no podía tomar decisiones sin su Ministro. Y que su Ministro era, en este caso particular, más poderoso que el Presidente”, declaró el exmandatario francés para este documental estrenado hace un año.
Ahora en sus memorias describe que luego de la malograda cena con Felipe Calderón, él no desistió de su objetivo de llevar a Cassez a Francia a cumplir su pena, como lo expresó en una rueda de prensa en el Senado. Incluso, recuerda que constituyó un grupo de trabajo jurídico para este fin. No obstante, escribe que “la rigidez, la brutalidad, la inhumanidad del Presidente mexicano habían conferido unas dimensiones tremendas a lo que debería haber quedado en una cuestión ‘particular’, como a menudo ocurre entre países amigos”.
Y más adelante añade: “cuando la comisión (jurídica) apenas si había empezado a trabajar, el Presidente Calderón anunciaba públicamente, como quería su subordinado (García Luna), que Florence Cassez cumpliría su condena en México, argumentando que la sentencia de sesenta años de reclusión no existía en Francia y que el traslado era, por consiguiente, imposible”.
En ese sentido, recuerda, tuvo que cambiar de estrategia y uno de los puntos determinantes que llevaron a la liberación de Cassez “fue cuando la Iglesia mexicana aceptó llevar a cabo su propia investigación sobre el asunto” luego de que él pidiera al papa Benedicto XVI su intervención en el caso en una reunión que sostuvieron en Roma en 2010.
Sarkozy revela que la Iglesia antes de intervenir encomendó investigar el caso a Pedro Arellano “un hombre experimentado e incorruptible” que estuvo “varios meses trabajando sin descanso; movilizó a muchas personas de buena voluntad y a muchos sacerdotes”. El exmandatario señala que “su informe final no se hizo público, pero el Vaticano compartió con nosotros las conclusiones principales. Y eran demoledoras para las autoridades mexicanas”.
“Florence Cassez no era ninguna secuestradora, sino un chivo expiatorio: una persona inocente que simplemente estaba en el momento equivocado, en el lugar equivocado. Todo era, por tanto, un desvergonzado montaje de las más altas autoridades del Estado y la policía mexicanas. Se habían creado pruebas falsas con la única facilidad de inculpar a nuestra compatriota. A raíz de aquello, todo empezó a moverse en una dirección más positiva”, escribe el francés sobre las conclusiones de ese informe de la Iglesia católica.
Nicolás Sarkozy ahonda en sus memorias sobre las presiones que ejerció Felipe Calderón contra el Poder Judicial y los ministros de la Suprema Corte para que no fallaran a favor de Florence Cassez. Es decir, refiere, “que las prácticas indignas de una dictadura persistían a pesar de las pruebas que exculpaban a nuestra compatriota”.
Sobre esas mismas presiones se ha referido el Ministro Arturo Zaldívar, quien recientemente renunció a su lugar en la Suprema Corte, cuando recordó hace unos meses que fue blanco de intimidaciones y amenazas por parte del Gobierno de Felipe Calderón luego de que en 2012 presentó un proyecto de amparo para liberar a la francesa.
“Fuimos interceptados, yendo yo con mi familia el fin de semana en mi vehículo, por tres camionetas de la Policía Federal, en donde los policías descendieron de la camioneta con armas largas y me apuntaron durante 5 o 10 minutos; pero no conformes con ello, se metieron a mi casa con la idea de que ahí iban a encontrar algo que pudiera perjudicar”, recordó en la serie documental de Netflix El caso Cassez-Vallarta: una novela criminal.
Posteriormente, en entrevista con SinEmbargo, Zaldívar expuso: “es inaudito e inédito que a un Ministro en funciones se le haga un ataque desde el crimen institucionalizado, que eso era el Gobierno de Felipe Calderón. Esto es realmente gravísimo, gravísimo, que suceda algo así a un Ministro en funciones. ¿Qué le habrá pasado al resto de la gente durante ese sexenio? Hoy [Calderón] viene a alegar el Estado de derecho, y todo lo que nosotros vemos que dice todos los días”.
Sarkozy concluye su relato sobre aquel episodio recordando el lugar en el que se encuentran tanto Calderón como su mano derecha, García Luna: “El expresidente mexicano, que ahora vive en España, posteriormente fue acusado de mantener vínculos con el crimen organizado. García Luna, su antiguo Ministro (Secretario) de Seguridad Pública, continúa recluido en una cárcel de Estados Unidos, donde fue condenado a comienzos de 2023 por tráfico de droga y connivencia con el cártel de Sinaloa…”.
Sin Embargo