En la década de los 90 cualquier debate político-económico se cerraba con una palabra mágica: globalización.
La globalización definía las políticas que seguían países y empresas, el margen de maniobra de los gobiernos y un nuevo mundo en el que las multinacionales podían “deslocalizarse” (cambiar de país) en un abrir y cerrar de ojos y el dinero cruzaba fronteras a la velocidad del internet.
Hoy hay una retracción del comercio mundial y de la inversión bancaria internacional, en las economías centrales florecen discursos y prácticas antiinmigratorias y la ronda de Doha para la liberalización comercial lleva 13 años de infructuosa negociación.
Según Simon Evenett, experto en comercio mundial de la Universidad de Saint Gallen en Suiza, hay un indiscutible cambio de tendencia desde el estallido financiero de 2008.
“Afecta a algunos sectores más que a otros, pero es evidente en el comercio internacional y en ese símbolo de la globalización que es el sector financiero”, indicó a BBC Mundo.
El lenguaje simbolizó este cambio con un nuevo concepto: “desglobalización“.
A puertas cerradas
En la cumbre de 2009 en Londres los países del G20, conscientes del peligro que representaba la recesión mundial para la globalización, se comprometieron a “evitar una repetición de errores históricos”.
La referencia era clara. En el otro gran estallido económico- financiero de los últimos 90 años, la crisis de los años 30, los países habían impulsado políticas ultra-proteccionistas que, según sus críticos, habían profundizado la crisis.
El ejemplo más flagrante fue la ley arancelaria Smoot-Hawley en Estados Unidos que elevó los impuestos a la importación de más de 20 mil tipos de productos extranjeros.
“No ha sucedido nada tan obvio, pero los gobiernos han adoptado de manera sigilosa todo tipo de mecanismos para proteger a la producción nacional”, señala Evenett.
Con una economía global golpeada, el impacto sobre el comercio ha sido claro.
Si durante los años previos a 2008 por cada crecimiento del PIB global del 1% había un aumento del comercio mundial del 2%, hoy la proporción es, en el mejor de los casos, uno a uno.
En enero el comercio mundial disminuyó un 1,6%: en febrero un 0,9%.
“Esta caída en el comercio mundial afecta al sector exportador que deja de ser un motor del crecimiento. Esto impacta en la creación de empleo y los niveles salariales porque en el sector exportador están los empleos mejor remunerados”, indica Evenett.
La política de la inmigración
Las barreras no son solo comerciales.
El malestar económico post-2008 ha cambiado el paisaje político.
Otro símbolo de la globalización, el mundo multicultural que genera los flujos migratorios, se encuentra en el centro del debate público en muchos países centrales impulsado por movimientos de creciente peso como el Frente Nacional de Francia o el UKIP del Reino Unido.
Un punto clave del referendo de Reino Unido sobre su pertenencia a la Unión Europea es el cambio que busca el primer ministro David Cameron a un principio sagrado de la UE: la libertad de movimiento de los ciudadanos europeos.
Según Ann Pettifor de Prime Economics el surgimiento de Syriza en Grecia o los nacionalistas escoceses del SNP son igualmente sintomáticos de este cuestionamiento de la globalización.
“Esto es algo que se vio también en la crisis del 30. La gente busca refugio en distintas agrupaciones políticas frente a la inestabilidad de los mercados y la incapacidad de los gobiernos para dar una respuesta”, señaló a BBC Mundo Pettifor.
Las finanzas
Otro de los grandes símbolos del mundo globalizado ha sido el libre flujo financiero.
Con la velocidad del internet procesando en segundos millones de transacciones es fácil olvidar que hasta fines de los 70 existía un fuerte control del movimiento de capitales.
A derecha e izquierda tampoco se suele recordar que el pilar de esta política fueron los acuerdos de Bretton Woods promovidos por Estados Unidos y el Reino Unido que crearon al Fondo Monetario Internacional (FMI) como organismo supervisor del nuevo mundo de la posguerra.
Los británicos, por ejemplo, tenían un estricto límite de 50 libras esterlinas para sus viajes al extranjero.
Hoy no hay un regreso a aquel férreo control, pero un informe del Banco Central en Reino Unido señala que los bancos están evitando los préstamos internacionales.
“Desglobalización”
En un reciente discurso, Kristin Forbes, miembro del Comité de Política Monetaria del Banco de Inglaterra, señaló que hay una “masiva contracción en los flujos financieros globales” que calificó de “desglobalización bancaria”
Ejemplos de estos fenómenos son el cierre de operaciones bancarias en más de 20 países del tercer banco a nivel mundial, el HSBC.
Muchos de sus empleados conocen de primera mano los efectos de este repliegue en la globalización de los grandes bancos.
Una movida de esta envergadura tuvo un fuerte impacto: entre 2011 y 2013 se perdieron más de 30 mil puestos de trabajo.
La misma ruta adoptó otro gigante, el Citi, que recortó su presencia global a casi la mitad, limitándose a operar en 24 países.
“Como los bancos han tenido que aumentar el capital de base lo han hecho con un repliegue de sus préstamos internacionales. Esto no quiere decir que se ha estabilizado la arquitectura financiera internacional como se ve en el aumento de US$57.000 millones de la deuda global desde la crisis”, señala Pettifor.
¿Pausa o repliegue?
La pregunta es si estas tendencias comerciales, financieras, políticas marcan una nueva era o son un fenómeno transitorio.
En los últimos 25 años la unificación mundial – la globalización – dibujó un nuevo planeta.
La plena incorporación de China e India – un 40% de la población mundial – y de Europa del Este son claras señales del avance globalizador.
La ronda de Doha por la liberalización comercial está estancada, pero se han multiplicado los acuerdos comerciales con dos platos fuertes a la vista: el TTIP entre Estados Unidos y la Unión Europea (un 40% de la economía mundial) y el TTP entre unos 15 países del Pacífico de Asia y América.
La tecnología está del lado de la globalización, mucho más cercana a la ruptura de fronteras que a su erección.
En un reciente informe, el jefe de Investigaciones sobre comercio internacional del Banco ING, Raoul Leering, apuntó a fenómenos económicos como la crisis europea por la actual desaceleración, pero señaló que la globalización seguirá adelante.
“No se va a repetir el “big bang” de los 90 y principios de este siglo, pero la integración económica sigue adelante. Hay mucha integración pendiente en grandes países emergentes como China, India y Filipinas que tienen bajos niveles de inversión extranjera en comparación con los países desarrollados. La debilidad de Europa ha sido un factor de esta transitoria desaceleración”, señala.
Según Ann Pettiford es fundamental diferenciar entre globalización comercial y financiera.
“No se puede subestimar el poder de las fuerzas que han contribuído a la globalización. Pero hay que distinguir entre la globalización comercial, que es beneficiosa, y la financiera que es muy desestabilizante y provoca una fuerte reacción social y política que va a seguir presente mientras no se controle esta volatilidad”, indicó a BBC Mundo.
Fuente: BBC