Despierta conciencia ecológica de los potosinos
Las consecuencias del calentamiento global, la intensa sequía que enfrenta el estado y los inesperado fenómenos climatológicos que han enlutado ya varios pueblos, han convencido a los potosinos de la necesidad de cuidar el medio ambiente y estar atentos a los cambios que se generen para sobrevivir como especie.
Lamentablemente esto no ocurre en las oficinas de la Secretaría de Ecología y Gestión Ambiental (Segam) cuya titular, Yvette Salazar Torres, no da señales de comprender la preocupación de los potosinos ante las cada día más evidentes señales de que la contaminación alcanzó de lleno a la capital potosina.
La nata matutina ¿no es contaminante?
No se trata solo de la espeluznante nata de contaminación que cubre la ciudad en las primeras horas de la mañana, de la que dice Salazar Torres que no es tan contaminante como parece porque sus monitoreos no dan lecturas preocupantes.
Continúan impunes las ladrilleras
Tampoco el repugnante olor que escapa de los hornos de las ladrilleras artesanales y que laboratorios particulares señalan como principales productores de partículas PM2.5 que están elevando dramáticamente el número de potosinos víctimas de alergias y padecimientos como la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), una de las principales causas de muerte en el mundo.
Consecuencias del cambio climático
La desertificación de zonas que antes fueron auténticos vergeles, el infierno en que se han convertido las zonas desérticas del estado, la desaparición de decenas de plantas endémicas, la disminución de los cauces de ríos y manantiales. Todo esto también es consecuencia de la omisión de la Segam, que se empeña en voltear a cualquier lado menos a donde se encuentra la polución.
No hay sensibilidad en la Segam
Con pelos y señales, con direcciones y fotografías se han publicado denuncias de acciones contaminantes que escandalizan a los potosinos pero que no sirven para sensibilizar a la titular de la Segam, que no ha sido capaz de mostrar algún grado de empatía con el sentir de la población.
Ni un juez ha logrado hacer que cumpla con su trabajo
Vaya, ni siquiera el mandato judicial para monitorear el aire de la ciudad capital ha logrado obligar a Yvette Salazar a prestar atención a sus responsabilidades.
Porque no solo en capital proliferan los tiraderos clandestinos a cielo abierto. Cada municipio, y son 58, tiene al menos un tiradero clandestino oficial sin que la dependencia estatal intente al menos, ponerle freno a esta contaminación y peligro.
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