En medio de una ruta tóxica, el arroyo que descarga las aguas de la Garita de Jalisco al canal interior del parque Tangamanga I y el colector de la calle Urbano Villalón, ofrece en su recorrido un panorama pestilente en la zona habitacional de más alta plusvalía, y hasta pequeños peces a unos cuantos metros del centro cultural y recreativo.
Lo que debería ser un arroyo de agua cristalina, que descarga de la Sierra de San Miguelito, ahora es un río en el que se encuentran por igual el agua pluvial que todo lo acumulado de drenajes rotos en fraccionamientos de mayor plusvalía de la capital, o incluso de algunas descargas clandestinas.
Las quejas abundan, como la del señor Israel, quien vive en la calle Viveros de la Garita de Jalisco, se refiere a olores insoportables que invaden la zona habitacional tradicional de ese antiguo punto de la parada de aquellos que venían de Guadalajara a San Luis Potosí, antes de ingresar a la ciudad, entonces solo compuesta por un espacio urbano central y 7 barrios.
Explica que la mayor pestilencia se ubica en el tramo que comienza en la avenida Cordillera Himalaya y termina en la Avenida Chapultepec.
Informó que desde hace mucho tiempo, ha reportado la pestilencia a diversas dependencias públicas, porque “las aguas negras circulan como si se pudiera tratar de canales creados al aire libre”, en forma similar a los que por años han regado las hortalizas en el municipio de Soledad de Graciano Sánchez.
Explica que hasta ahora no hay una revisión profunda del arroyo y mucho menos de los puntos donde el agua residual se desborda, o alguien la descarga sin permiso, y tiene como destino el espacio al aire libre que debería quedar limpio.
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