Han transcurrido seis meses desde que el acceso a la presa San José fue clausurado debido al riesgo de deslaves que ponen en peligro a visitantes y comerciantes de la zona. A pesar de la prohibición, algunas personas continúan ingresando de manera clandestina, exponiéndose al peligro, aunque son desalojadas al ser detectadas.
El cierre, que comenzó en julio del año pasado, se realizó tras una recomendación de investigadores universitarios que alertaron sobre el riesgo de desprendimientos de rocas, especialmente en la zona de comedores. Por este motivo, los alrededor de 30 comerciantes con permiso en el área fueron reubicados en otras zonas o se les ofreció la opción de cambiar temporalmente de giro.
Aunque se planteó reubicar los comedores a una zona más segura, dicho proyecto quedó detenido tras los cambios en la Dirección de Comercio y el inicio de la nueva administración municipal. Mientras tanto, la Dirección de Protección Civil Municipal ha reiterado los riesgos existentes y pide a la ciudadanía respetar la señalética restrictiva, ya que hasta el momento no hay fecha definida para la reapertura.
El Ayuntamiento ha considerado realizar un nuevo estudio para evaluar si los riesgos persisten, pero se desconoce si esta iniciativa se ha formalizado. Por ahora, la seguridad en la presa San José sigue siendo una prioridad y el cierre continuará hasta nuevo aviso.