Sin justificación, despiden del Inpode a matrimonio premiado en nado sincronizado

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Abelardo Medellín

Aida Elizabeth Peláez Avilés y Jorge Alberto Rojo de la Vega Sayune, conforman un matrimonio con más de 11 años radicando en San Luis Potosí, que preparó a la selección estatal de nado sincronizado en 2009 y lo posicionaron como uno de los equipos más competitivos en el país; ambos trabajaban como auxiliares administrativos al interior del Instituto Potosino de Cultura Física y Deporte (Inpode) hasta febrero pasado, mes en el que, como muchos otros trabajadores de gobierno, fueron despedidos sin una explicación.

Una vida trabajando en el nado sincronizado

Aida Peláez comentó en entrevista con Astrolabio Diario Digital que desde los 10 años ha competido en nado sincronizado, lo que la llevó a convertirse en entrenadora y juez de esta disciplina:

“En el 2009 recibimos la invitación porque se habían quedado sin entrenador, no tenían quien llevara a sus niñas a la olimpiada nacional y yo tenía compromiso de la olimpiada con Tamaulipas, entonces Jorge vino y Jorge estuvo al frente en el mes de abril de las niñas (…) fue así que nos llamaron para trabajar acá”, comentó sobre su llegada a San Luis Potosí.

Peláez Avilés comentó que el mismo año en el que llegaron para entrenar a la selección estatal, lograron posicionar el equipo como campeones clase B en el nacional de Aguascalientes; dicho triunfo para el estado significó el inicio de muchos otros logros que el matrimonio traería a San Luis Potosí:

“Cada año seguimos ganando, en el 2011 tuvimos nuestra primera seleccionada nacional y trajo medalla de bronce para México; ese mismo 2011, fuimos con el equipo de San Luis Potosí representando al país, a México, y competimos contra Perú, contra Argentina, contra Brasil y resultamos ser los campeones”.

En los años consecuentes los logros deportivos se acumularon y, entre 2009 y 2015, la selección potosina consiguió dos primeros lugares nacionales, un tercer lugar nacional, un primer lugar internacional, medallas varias en la olimpiada nacional y medallas de Juegos Panamericanos con seleccionadas juveniles en el equipo mexicano. Sin embargo, los logros deportivos no fueron todo el aporte que el matrimonio trajo a San Luis Potosí.

“Estuve al interior del Centro de Alto Rendimiento, mi atención era con los equipos, las academias y estuve apoyando a la Secretaría de Deporte Federado (…) hablaba con los entrenadores, tomaba sus datos, todo el historial, para ver si ellos eran aptos para dirigir las academias, además fuimos llamados por el SICCED para ser capacitadores de los entrenadores en San Luis Potosí, tanto mi esposa como yo, somos del grupo de la Conade y aquí en San Luis Potosí somos conductores de natación en todos los niveles”.

Aunado a lo anterior, Rojo de la Vega Sayune comentó que, como administrativo al interior del Inpode, integró en más de una ocasión el comité organizador de la Copa Gobernador, cuyas funciones eran la de gestionar a los equipos visitantes y sus traslados.

Ambos entrenadores dejaron de colaborar directamente con la selección estatal de nado sincronizado a partir de 2015 y desde entonces ocuparon un puesto como auxiliares administrativos al interior del Inpode, lo que les permitió seguir cerca de su disciplina y al mismo tiempo les dio la oportunidad de seguir especializándose en ella.

Aida Peláez comentó que, luego de su llegada al estado, los avances que ya tenía el equipo estatal de nado sincronizado pudieron cristalizarse en logros deportivos que se mantuvieron vigentes durante los años que entrenó al equipo:

“Cuando nosotros llegamos, agarramos todas las ganas que tenían, que todavía les faltaba experiencia, pero cuando llegamos fue cuando comenzamos a incursionar en los niveles competitivos que todavía no se habían alcanzado (…) llegamos a ver que el Distrito Federal, Nuevo León y Yucatán, le empezaron a tener respeto al equipo de San Luis Potosí”.

Su salida del Inpode

“Nosotros escuchábamos que desde septiembre y octubre del año pasado empezaron a haber despidos, nosotros decíamos ‘no pues son niveles altos’, nosotros somos de nivel medio-bajo, pensábamos que no nos iban a tocar, porque somos de base (…) en mi caso, llegó una persona (…) con lista en mano preguntó: ‘¿Eres Jorge Alberto?’ y dice: ‘Tengo la comisión en informarles que desde este momento ya no son trabajadores de Gobierno del Estado”.

De acuerdo con Jorge Alberto, su despido tuvo lugar el 10 de febrero, mientras que Aida Peláez fue notificada el 8 de febrero. En ninguno de los casos hubo una explicación precisa del por qué se les retiraba de sus puestos, ni tampoco se les otorgó algún tipo de finiquito.

“Somos el único ingreso en el hogar, tenemos tres hijos, desde el 8 de febrero, 10 de febrero, no hay ingresos en la casa, estamos arañando”, comentó, Rojo de la Vega Sayune.

Aida Peláez narró que, en su caso, un enviado de la Oficialía Mayor llegó a las oficinas del departamento jurídico y les dijo a ella y a su compañero que estaban despedidos por “órdenes superiores”:

“En mi caso me despidieron un martes y para el viernes fue retirada mi huella, yo seguí yendo mientras pude checar”.

Peláez Avilés afirmó que, al inicio de la administración de Ricardo Gallardo Cardona, ambos pensaron que el ánimo renovador del nuevo gobierno podría ser una oportunidad para crecer proyectos al interior de la dependencia, proyectos en que pudieran seguir colaborando; dicha confianza fue la que los llevó a no presionar más a la administración y no resistirse a su despido. Sin embargo, aceptar su salida les provocó problemas en las finanzas de su hogar:

“Hay pagos de hipoteca, alimentación, servicios, tratamos de conseguir trabajos eventuales, porque nos afecta (…) es en nuestro hogar y el de muchos compañeros (…) se nos retiró el seguro social, mi esposa tiene una enfermedad desde el 2015 que es de por vida, tiene que tomar medicamentos muy caros, es una situación muy delicada, porque necesita un tratamiento y si pasara algo, no tenemos cómo pagar esos gastos”, comentó Jorge Alberto.

Para el matrimonio, su despido tuvo que haber sido una equivocación de parte de la administración estatal, derivada de un desconocimiento general de los antecedentes de quienes ocupan puestos al interior de las oficinas de gobierno.

Tanto Jorge como Aida afirmaron durante la entrevista que están interesados en ser reinstalados al interior de la administración estatal y que por ello apelan a que el gobernador y la Oficialía Mayor revisen sus antecedentes como trabajadores de la función pública estatal y reviren en su decisión de retirarlos de sus áreas.

“No somos nombres, no somos números, tenemos experiencia, queremos trabajar para el gobierno y sacar adelante los proyectos que traigan, no somo desechables, queremos trabajar, nos entregamos a los proyectos, si nos piden tiempo, si nos piden apoyar lo haremos, porque lo hemos hecho, siempre hemos dado un extra”, comentó finalmente Jorge Alberto Rojo de la Vega.

Además de Jorge y Aida, en el Inpode fueron despedidas tres personas más durante febrerodespidos que se suman a la “ola” registrada el mes pasado, en la que trabajadores del Instituto de las Mujeres del Estado, la Comisión Ejecutiva Estatal de Atención a Víctimas y el Parque Tangamanga, entre otros, fueron retirados de sus puestos.

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