La madre de James Bulger, el pequeño asesinado por otros dos niños en 1993, ha clamado contra la inminente salida de prisión de uno de los autores de un crimen que en su día conmocionó a los británicos. Todo el mundo recuerda las imágenes que grabaron las cámaras de los dos niños, Venables y Thompson, sacando al bebé de un centro comercial agarrado de la mano. Apareció mutilado. Jon Venables ya había obtenido la libertad condicional hace 12 años, tras cumplir parte de la condena por aquel homicidio, pero regresó a la cárcel en 2010 por tenencia y distribución de pornografía infantil.
“He estado luchando para lograr que se haga justicia y no puedo creer por lo que todavía voy a tener que pasar”, escribía el jueves por la noche en su cuenta de Twitter Denise Fergus, cuyo retoño solo tenía dos años cuando Venables y Robert Thompson, ambos de 10 años, le infligieron una serie de torturas y golpearon hasta la muerte a las afueras de Liverpool (en el norte de Inglaterra).
Al cumplir los 18 años, Venables y Thompson obtuvieron la libertad condicional protegidos por nuevas identidades (y la prohibición legal de que sus respectivas fotografías fueran publicadas) para que pudieran rehacer sus vidas. Del segundo no se ha tenido noticia públicamente desde entonces, pero Jon Venables volvió a acaparar titulares hace tres años al regresar a prisión por guardar pornografía infantil en su ordenador.
El juez le impuso una pena de dos años, sin posibilidad de acceder automáticamente a la libertad una vez cumplida la sentencia. Ahora, el comité encargado de conceder la libertad bajo fianza acaba de confirmar —y solo después de que lo hiciera Denise Fergus en las redes sociales— que Venables volverá a salir a la calle. Fergus y el padre de James, Ralph Bulger, declararon ante ese comité a principios de año para exigir que el asesino de su hijo permaneciera encarcelado. El Ministerio de Justicia británico se ha limitado a remitirse al organismo que dirime estos casos para justificar la puesta en libertad del preso reincidente, cuya fecha exacta no ha trascendido por preceptivo legal.
En el momento de su segundo arresto en 2010, Venables era descrito por personas de su antiguo entorno como un hombre que bebía demasiado y con un estado mental “paranoico”. Entonces admitió el delito que se le imputaba —posesión y tráfico de imágenes indecentes de niños— y cuyo descubrimiento él mismo provocó involuntariamente: al temer que su nueva identidad hubiera sido descubierta, llamó al oficial encargado de supervisar su libertad condicional; cuando este llegó a su casa, Venables intentaba eliminar archivos y sacar el disco duro del ordenador.
La foto del niño que era a los 10 años, al ser fichado después de perpetrar con su amigo el horrendo crimen, es sobradamente conocida por la opinión pública, porque un juez permitió entonces su divulgación. Aquella decisión contribuyó, según los defensores de un trato diferente a quienes cometieron un delito cuando eran menores, a caldear innecesariamente los ánimos. Pero ahora hay un veto legal para reproducir imágenes de Venables ya adulto, una idea insoportable para la madre de James Bulger. “Se está protegiendo a un criminal”, denuncia.
Sin embargo, la realidad es que el Reino Unido tiene una de las legislaciones más duras en materia de responsabilidad penal de los menores, fijada a partir de los 10 años y objeto de un perenne debate social entre quienes rechazan que un niño sea juzgado como un adulto (Venables y Thompson lo fueron) y aquellos que anteponen la gravedad de su delito y la amenaza que entraña.
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/07/05/actualidad/1373034542_151834.html
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