Los cuatro síntomas primarios de Parkinson son los temblores generales o temblor en manos, brazos, piernas, mandíbula y cara, rigidez o agarrotamiento de las extremidades y el tronco, la bradicinesia o lentitud de movimientos y la inestabilidad postural o deterioro del equilibrio y coordinación.
Los pacientes también pueden tener dificultad para caminar, hablar o completar otras tareas sencillas. La enfermedad es crónica y progresiva. La enfermedad de Parkinson no es hereditaria. Los primeros síntomas son sutiles y ocurren gradualmente.
El tipo y la gravedad de los síntomas experimentados por una persona con la enfermedad de Parkinson pueden variar en cada individuo y la etapa de la enfermedad en la que se encuentre. Los síntomas que se desarrollan en las primeras etapas de la enfermedad en una persona pueden no desarrollarse o desarrollarse más tarde en otra persona afectada con la misma enfermedad.
Los síntomas de la enfermedad de Parkinson por lo general comienzan a aparecer entre las personas con edades comprendidas entre los 50 y los 60 años. Se desarrollan lentamente y con frecuencia pasan desapercibidos por la familia, los amigos y también por la persona que los tiene.
Existe un pequeño número de personas que tienen síntomas en un solo lado del cuerpo. En estas personas, los síntomas nunca avanzan hacia el otro lado.
Los síntomas más comunes son los siguientes:
Temblores o estremecimientos, a menudo en una mano, en el brazo o en la pierna. El temblor causado por la enfermedad de Parkinson se produce cuando la persona está despierta y sentada o de pie e inmóvil (conocido como el temblor en reposo) y disminuye cuando la persona mueve la parte del cuerpo afectada.
La rigidez y dolor muscular. Uno de los primeros síntomas más comunes de la enfermedad de Parkinson es una disminución en el balanceo de los brazos hacia un lado cuando la persona está caminando. Esto es causado por la rigidez muscular. La rigidez también puede afectar a los músculos de las piernas, de la cara, del cuello o de otras partes del cuerpo y puede hacer que notes los músculos cansados y doloridos.
El movimiento lento y limitado (bradicinesia), especialmente cuando la persona trata de moverse, después de haber estado en una posición de reposo. Por ejemplo, para una persona con Parkinson le puede ser difícil levantarse de una silla o darse la vuelta en la cama.
Debilidad de los músculos de la cara y de la garganta. El hablar y el tragar pueden convertirse en unas acciones complicadas de realizar para una persona con Parkinson. Por ese motivo, la persona afectada puede ahogarse, toser o caérsele la baba. La forma de hablar se puede volver más suave y monótona. La pérdida de movimiento de los músculos de la cara pueden causar una expresión facial fija, a menudo conocida como la “máscara del Parkinson”.
Dificultad para caminar (alteraciones de la marcha) y desequilibrio (inestabilidad postural). Una persona con la enfermedad de Parkinson es probable que dé pasos cortos y aleatorios con los pies muy juntos, inclinándose hacia delante ligeramente por la cintura (postura encorvada) y que presente problemas para girarse. Los problemas de equilibrio y la postura pueden provocar caídas frecuentes. Sin embargo, estos problemas por lo general, no se desarrollan hasta que la enfermedad está más avanzada.
El temblor es a menudo el primer síntoma que las personas con la enfermedad de Parkinson o sus familiares notan. Inicialmente, el temblor puede aparecer en sólo un brazo o pierna o en un solo lado del cuerpo. El temblor también puede afectar a la barbilla, los labios y la lengua. A medida que la enfermedad progresa, el temblor puede propagarse a ambos lados del cuerpo. Pero en algunos casos el temblor se mantiene en un solo lado.
El estrés físico y emocional tienden a hacer que el temblor sea más notable. Normalmente, cuando la persona duerme, se relaja por completo o realiza un movimiento o una acción determinados este temblor se detiene.
Aunque el temblor es uno de los signos más comunes de la enfermedad de Parkinson, no todos los pacientes presentan temblores. A diferencia de los temblores causados por la enfermedad de Parkinson, los temblores causados por otras afecciones mejoran cuando el brazo o la mano están en reposo y tiemblan más cuando el individuo intenta moverlos. La causa más común del temblor que no es provocado por el Parkinson, es el temblor en esencia, un trastorno tratable que a menudo se diagnostica erróneamente como la enfermedad del Parkinson.
Otros síntomas del Parkinson
La enfermedad del Parkinson puede causar muchos otros síntomas. Algunos de ellos pueden ser incapacitantes. Éstos son los siguientes:
Disminución de la destreza y de la coordinación. Son comunes los cambios en la escritura, con la característica que cada vez la escritura es más pequeña. Disminución de la capacidad atlética y para las actividades diarias. Acciones como vestirse y comer se vuelven cada día más difíciles.
Calambres musculares y en las articulaciones.
Piel grasa o aumento de la caspa.
Problemas digestivos y urinarios. El estreñimiento es común. El control de la micción (incontinencia urinaria) puede ser difícil. La micción puede volverse frecuente y a veces urgente. Los medicamentos utilizados para tratar la enfermedad del Parkinson pueden ayudar o algunas veces pueden empeorar estos síntomas.
Problemas con las funciones corporales involuntarias o automáticas, como aumento de la sudoración, de la presión arterial baja cuando una persona se pone de pie (hipotensión ortostática) y problemas con la función sexual. Estos síntomas además de ser causados por el Parkinson, pueden ser causados por las condiciones o los medicamentos utilizados para tratar dicha enfermedad.
Congelación, una incapacidad repentina y breve para moverse. Afecta de forma más frecuente a los pies.
Los problemas con el sueño, los cambios de humor y el pensamiento también son comunes en las personas que tienen la enfermedad de Parkinson.
Los problemas para conciliar el sueño o para permanecer dormido (insomnio) pueden provocar ansiedad, depresión o inquietud física. Las personas con la enfermedad de Parkinson pueden tener dificultades para dormir bien, ya que no pueden darse la vuelta o cambiar de postura en la cama de forma fácil.
Las personas con la enfermedad de Parkinson pueden volverse más dependientes, temerosas, indecisas y pasivas. Estas persona pueden volverse más silenciosas y calladas, apartarse de la familia y de los amigos y permanecer inactivas a menos que alguien las anime a moverse. La depresión es muy común entre las personas con esta enfermedad y puede ser causada por cambios químicos en el cerebro o simplemente ser una reacción provocada por esta enfermedad discapacitante. Por lo general, la depresión mejora con el tratamiento adecuado.
En las etapas más avanzadas de la enfermedad, hasta un tercio de los pacientes desarrollan demencia y confusión, síntomas similares a la enfermedad del Alzheimer. La depresión puede contribuir de forma más efectiva a la pérdida de memoria y confusión. La pérdida de memoria, alucinaciones (ver o escuchar cosas que no existen) y los sueños muy reales a veces pueden ser causados por algunos medicamentos que se toman para tratar la enfermedad del Parkinson.
Hay muchas otras enfermedades con síntomas similares. Algunos de estos síntomas pueden ser reversibles.
Ricardo Lucio Gil.
Twitter: @ricardoluciogil