A raíz de las manifestaciones transcurridas en las últimas semanas en relación a los grupos a favor y en contra de la armonización legislativa sobre la figura del matrimonio, la sociedad potosina pareciera polarizarse ante las marchas que se esperan para este fin de semana, desde el mismo sitio aunque con fines opuestos. En redes, en medios y hasta en comerciales los oponentes invitan a proteger el matrimonio “natural”, afirmando que respetan a la comunidad LGBTTTI pero que en la armonización legal que tienen pendiente los legisladores, está en riesgo la humanidad, está en peligro la sociedad, la identidad cultural y que sería equivalente a las agresiones que se hacen a la naturaleza y que permiten el calentamiento global. A esto se sumó la entrevista hecha a Jesús Priego Rivera en la que afirmó que las uniones entre personas del mismo sexo, son mucho más peligrosas para los niños que los abusos sexuales atribuidos a Eduardo Córdova Bautista que igual pudieran ser acusaciones falseadas, de ahí que sea del todo coherente que las más de 45 organizaciones conservadoras se manifiesten el sábado si, pero no en aquella cuestión.
Aparentemente, han sido inútiles los esfuerzos que desde la otra posición buscaron establecer el dialogo, ya para algunos el afirmar que lo descrito en el párrafo anterior constituya un discurso de odio resulta una exageración, al fin y al cabo existe el derecho a manifestarse, está en la Constitución, así que ambos puntos de vista son respetables y sanseacabó. Eso estaría bien pero no es suficiente, porque una de las dos manifestaciones no es legítima, está sostenida en falacias, más allá en prejuicios, y si, estamos ante un discurso que contiene discriminación. Pero ¿Por qué? Vamos a verlo:
1. El punto de partida
No hay duda, de que la perspectiva opositora contiene en sus criterios una vena religiosa y de haberla solo bastaría observar el apoyo manifiesto que hace la iglesia católica para esa posición. Están de acuerdo en que la Constitución les proteja a ellos su libertad de expresión y de culto, pero no a que cubra del mismo modo a otras personas que no coinciden con sus ideas religiosas. Luego entonces ¿desde donde están argumentando si utilizan la Carta Magna y la Biblia como instrumentos equivalentes cuando no lo son? peor, cuando la primera no valida la manifestación de las ideas cuando ataque los derechos de terceros.
2. El fondo del discurso
Todos nos sabemos aquella copla infantil que pone: un elefante se columpiaba sobre la tela de una araña, como veían que resistían fueron a llamar a otro elefante”, pero nunca nos creímos que fuera posible. Del mismo modo, si se sube un bulo sobre otro para hacer pasar un argumento como loable, este no se sostendrá aunque se repita hasta el infinito. Decir cosas como: “respetamos a la comunidad LGBTTTI pero no estamos de acuerdo con que puedan contraer matrimonio” es en realidad decir: No, no los respetamos, no queremos que tengan el mismo derecho, pueden tener este otro, pero no al que nosotros tenemos acceso. PORQUE NO SOMOS IGUALES.”
3. Lo “natural”
En el derecho no hay una sola disposición que sea “natural”. Es un artificio, un invento humano para regular las relaciones sociales, la propiedad, la conducta, etc., nunca ha pretendido controlar la lluvia, ni los huracanes, ni decidir sobre el apareamiento de los animales, o las emanaciones de los volcanes. Eso es lo natural. El matrimonio es un contrato civil al que todas las personas adultas deberían tener acceso, dado protege la voluntad de crear una familia proveyendo de reconocimiento jurídico.
4. La unicidad
No hay una sola forma de familia. Pareciera que la discusión es que las familias homoparentales no se produzcan, pero más bien se trata de que no sean vistas. Desde la invisibilidad jurídica hay muchas integraciones de este tipo en San Luis Potosí y hasta al interior de familias de lo más retrogradas. Situaciones en donde la parienta o el pariente soltero tiene un amigo de muchos años con el que vive, que todos saben en el fondo que no es su amigo pero que nadie lo dice, gente que se hace cargo de la sobrina que nadie quiso, o que adoptan y lo hacen bien. Ellos y ellas también tienen derechos, para empezar aceptación.
5. La amenaza
El fin de la humanidad o de la sociedad, es más probable por la destrucción de los bosques o el abuso de los mantos acuíferos, o los conflictos armados o las bombas que por el reconocimiento de un derecho. Mucho más violencia y muerte han causado las posiciones intolerantes, ¿Quién puede negar las consecuencias funestas que tuvo para la humanidad la visión nazi del mundo? Quien niega hoy el terrible odio que sostiene a los terroristas del estado islámico, a las conglomeraciones norteamericanas de la supremacía blanca. Pues esto se sustenta en lo mismo, tiene la misma semilla, el prejuicio y la discriminación, aun cuando sea más hipócrita.
6. La infancia
Afirmar que niños y niñas corren peligro en familias homoparentales es por otro lado afirmar que solo el contexto heterosexual tiene capacidad para la crianza. Esto tiene sus riesgos, digamos que usando esa métrica, la mayor parte de los niños han sido formados en familias tradicionales, si siempre por el mero hecho de la orientación sexual se hiciera bien, no existirían críos víctimas de violencia física, psicológica y sexual, no tendríamos abandonos, ni en general ninguna forma de maltrato infantil. ¿Entonces cual es la medida?
Hace 30 años el sesgo era como iban a salir los críos formados por madres solas, o los del divorcio o la separación, todavía es un factor importante para las mujeres por ejemplo, al momento de renunciar a relaciones violentas. Sin embargo, el niño o la niña, no crece enajenando a su familia, son otros los que vienen a etiquetarla por el o por ella creyendo que la disfuncionalidad viene por la conformación distinta de esa célula y no en razón de la calidad de convivencia que ahí se produzca. Criar con amor, con limites, con respeto a los demás, tiene que ver con la voluntad, con la madurez emocional, con la salud psicológica, no con la orientación sexual.
Finalmente, podríamos solucionar esto cambiando el nombre de matrimonio y dejarle unión civil o casorio o lo que sea, pero por igual para todos. Aunque realmente no se trata solo de un contrato sino de la negación que significa a nivel político en un Estado garante de derechos. Podrá pensar que es muy pronto, pero el reconocimiento de la igualdad como derecho humano y como principio constitucional, de hecho ha llegado tarde en relación a otros países democráticos. Y desde aquí, no existe el derecho de privar a otros, de sus derechos ni de ponerlos bajo consulta, a la opinión de la mayoría, una propuesta así solo puede venir desde el desconocimiento del tipo de Estado al cual nos dirigimos y que no todos estamos dispuestos a que quede solo en palabras. A más ver.
Twitter: @Almagzur