Sin duda alguna, la cabecera municipal de Soledad de Graciano Sánchez oculta tesoros que solamente se descubren conversando con sus habitantes, tanto los nacidos aquí como los que llegaron “de fuera” con la firme convicción de hacer su vida en este rincón que también es potosino.
Tal es el caso del ingeniero agrónomo Joel Gómez Soto, quien abrió las puertas de su casa, una vieja finca de esas que guardan historias del pasado hacendario de Soledad, para que pudiéramos admirar, en primer lugar, un increíble jardín donde habitan vistosos cactus, helechos, árboles y por supuesto plantas que dan grandes flores multicolores.
Pero lo más atractivo dentro de la propiedad del ingeniero Gómez se encuentra al fondo: Un ordenado criadero de canarios producto de 35 años de trabajo y de una afición que él inició a los 12 años de edad, con una sola parejita de aves cantoras.
Con el tiempo, Joel se hizo de conocimientos profesionales sobre los canarios y ahora sabe perfectamente cómo cuidarlos, qué alimentos son los mejores para ellos, sus tiempos de reproducción, variedades y muchos otros aspectos.
Menciona que “en muchos países del mundo los canarios son apreciados, más que por su aspecto o plumaje, por la calidad de su canto. Esta calidad define precios que van de los 300 hasta los 5 mil pesos por un solo ejemplar”.
También comenta que en varios estados de México ya existen clubes de “canaricultores” profesionales, pero no es el caso de San Luis Potosí. En su mente, existe ya la idea de que quizás sea bueno iniciar un club en esta región.
Además de sus canarios, que suman entre 120 y 160, el ingeniero atesora pavorreales, palomas, gallos, pericos ninfa, periquitos australianos, cardenales y otras especies de aves a las cuales dedica varias horas al día de su tiempo y trabajo.
Fuente: Pulso
