Teo González: “La tragedia es menos dolorosa si la vivimos con risas”

La noche del 31 de agosto de 1983, minutos antes de subirse al escenario de El Bunkers, un foro-bar en su natal León, Guanajuato, Teo González tenía miedo. Aunque llevaba años puliendo sus chistes, esta presentación representaba un gran peso para él: era la primera vez que recibiría un pago por lo que siempre consideró un pasatiempo.

El entonces portero suplente del Club León llegó a esta situación por invitación del dueño del lugar, Beto Bello. Y con todas las formas posibles de fracaso rondando por su mente, se armó de valor, tomó el micrófono y… triunfó.

“Tenía mucho miedo de que la gente no se riera, pero con el primer chiste se rieron y eso me relajó. Me fue muy bien con ese show”, recuerda el comediante en entrevista con MILENIO.

Así comenzó el camino profesional de Teo en la comedia, tras una formación que data de su infancia, viendo en la televisión a Los Polivoces, Chucho Salinas, Héctor Lechuga, Viruta y Capulina. “Me tocó también ir a la carpa donde además de la obra siempre había una variedad, llegué a ver comediantes ahí”, señala.

Teo González

Foto: Cortesía Teo González 

Sobre el primer chiste que contó – o intento de uno –, el nacido el 28 de octubre de 1960 rememora una tarde con sus hermanos teniendo él 6 años: “Un día ven que me estaba riendo y me dicen: ‘¿Apoco le entiendes?’ y dije que sí, pero no era cierto. Entonces me pidieron que contara un chiste y empecé a inventar algo, y ellos se dieron cuenta que no sabía cómo terminarlo”.

Luego, a los 8 -10 años, ya me daba cuenta que era chistoso porque mis compañeros de escuela, de cuadra, del equipo de futbol, se reían con las cosas que hacía”. 

Actualmente, con décadas de carrera a cuestas, todos lo vitorean al salir a escena y ya no siente miedo, sino emoción por “romper el hielo con el público, hacer lo que me corresponde. El día que deje de emocionarme mejor me voy”.

Un comediante nace

Teo cree que “un comediante nace y se va perfeccionando con el tiempo”, y para este desarrollo, que implica años, siempre ayuda tener buenos respaldos; en su caso, presume los familiares y los espirituales: “Yo soy católico, me persigno, le pido a Dios que mi trabajo salga bien y que la gente salga divertida, que yo salga triunfante porque es la idea”.

Luego de esa noche en 1983 que se le abrió el panorama cómico, comenzó una etapa de aprendizaje “a través del error y el acierto”, hasta que llegó un momento donde entendió que “esto también es un negocio, te da para vivir si lo tratas bien. En 1991 dejé todo y me dediqué de lleno a la comedia”.

Pronto su talento lo llevó a presentarse en lugares destacados de su ciudad, como el Café Contrapunto, donde un licenciado llamado Joaquín lo abordó para darle su gran oportunidad televisiva: “Me dijo ‘Te voy a dar un programa’, eso fue un viernes. El miércoles llamó por mí para hacer una junta y el sábado ya estábamos grabando el primer programa de televisión. Se presentó el proyecto a Televisa del bajío y lo aceptaron, y arrancamos a la siguiente semana”.

Otro momento clave en su carrera lo ubica cuando, gracias al actor Fernando Robles, conoció a Jorge Ortiz de Pinedo: “Fernando invitó a cenar a todo el elenco de una obra de teatro con Jorge y me dijo ‘Ven para presentártelo’. Llegué y ahí conocí a ‘San Jorge’. Surgió una gran amistad hasta que después de varios años llegó la oportunidad de salir en Al ritmo de la noche, donde conducía Jorge, y desde entonces sigo trabajando con él, con la gran amistad que tenemos”.

Antonio Espino Clavillazo, Roberto Gómez Bolaños Chespirito, Héctor Suárez, Ricardo González Cepillín y Manuel El Loco Valdés son otros profetas de las risas que en su momento respaldaron a Teo con palabras de aliento y encuentros inolvidables. “El Loco me dijo que yo era su ídolo, que le gustaba mucho mi trabajo, y me sentí muy alucinado. Todavía tengo ropa que Cepillín me regaló”.

Pero el respeto al trabajo del guanajuatense no solo viene de las viejas generaciones, también los jóvenes standuperos que actualmente gozan de mucho éxito en plataformas digitales reconocen a Teo como inspiración y maestro.

“Siento bonito que a las nuevas generaciones les guste mi comedia. No me considero la vieja guardia, tampoco soy de la nueva, pero soy como un hibrido entre las dos, soy como un sándwich”.

Risas en la actualidad

Las redes sociales han permitido que dedicarse a la comedia sea “menos difícil que antes”, afirma Teo, y recuerda que en sus inicios, para darse a conocer, “había que llegar al Canal de las Estrellas, había que ir a la Ciudad de México, batallarle. Ahorita si uno tiene talento a través de redes lo puedes mostrar”. Pero considera que el público sigue teniendo la decisión final: si alguien merece apoyo o no.

“Ha cambiado mucho la comedia en cuanto a exponer tan crudamente las palabras. Yo no lo hago porque a mí no me queda, pero hay quienes lo hacen y les queda muy bien, aunque igual hay muchos a los que no les queda, que lo quieren hacer por moda”.

Aprovecha el tema de la actualidad cómica para mandar un mensaje a la ‘nueva sangre’: “Cultiven su talento, cuiden todo lo logrado y ahorren para cuando se acabe la etapa de ser generador. Nunca nadie nos prepara para la etapa final y muchas personas dedicadas a esto terminan en tragedia; siendo comediantes, que hacían reír, terminan sin nada, enfermos, viviendo de limosna”.

Teo Gonzalez

Foto: Cortesía Teo González 

Otro aspecto que a González le resulta diferente en estos tiempos es la carga de trabajo: ahora es menor, aunque esto es por elección personal; el comediante ha equilibrado su labor con la cuestión familiar – “ya soy abuelo, tengo dos nietos” –y de salud – “me dijo el doctor que le bajara” –.

Y aceptó bajarle, pero nunca aceptaría dejar de provocar risas, que para él son “como un aplauso”, mientras que los chistes le resultan “la interpretación de un sentimiento”. ¿Y el silencio? Teo dice que es “la pauta para el siguiente chiste; no necesariamente tiene que haber continuidad de carcajadas, tiene que haber olas que suben y bajan”.

La tragedia en la comedia

Aunque con su sonrisa ha provocado alegría entre sus seguidores, amigos y familiares, el comediante también ha usado esta mueca para esconder momentos de tristeza.

Recuerda un par de situaciones así: “Estaba por entrar al escenario en Contrapunto, ese café en León. La persona antes de mí termina y en ese momento sonó el teléfono para avisarme que se había muerto mi papá… No pude hablar en el escenario, se me hizo un nudo en la garganta”.

“Mi hijo, cuando cumplió un año, estaba en el hospital por un problema de salud y yo tenía que hacer show. Ese tipo de situaciones son duras porque tienes que hacer reír mientras pasas por un problema”.

Esto lo lleva a reflexionar que los mexicanos nos reímos “para afrontar las tragedias, para sentirlas menos pesadas”. 

“Hacemos calaveras para reírnos de la muerte porque le tenemos miedo o no queremos morirnos. La tragedia es menos dolorosa si la vivimos

 con risas, el mexicano tiene esa habilidad”.

El comediante Teo

Foto: Cortesía Teo González 

Por último, Teo González revela el chiste que le gustaría contarle a Dios en su corte celestial “Creo que él se lo sabe todos, más bien él se reiría de mí, pero le diría: ‘¿Dios, qué sigue después de la muerte?’. Yo sí sé: después siguen las jaras, la chalupa, el borracho… lotería. Es un chiste familiar que siempre me da resultado”.

Lo más cómico del futbol mexicano

El ex portero del Club León dice que lo más gracioso, pero a la vez triste, del futbol nacional es que “está muy manejado, muy manoseado. Me da risa y me da coraje que le den tan poca oportunidad a los nuevos talentos; a mí no me pueden decir que en una ciudad donde hay un equipo de primera división no haya jugadores para debutar. En León habíamos muchísimos jugadores nacidos en la ciudad y ahora no hay… Bueno, sí hay jugadores, pero de otros lados”.

Milenio

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