Desde este martes entraron en vigor nuevos aranceles impuestos por Estados Unidos, entre ellos un gravamen del 25 por ciento a productos provenientes de México y Canadá, así como un aumento de los aranceles a China, que pasaron del 10 al 20 por ciento. Estas medidas se aplicaron luego de que la Casa Blanca diera un plazo previo para que los países involucrados mostraran avances en temas de seguridad y combate al tráfico de fentanilo.
Ante este escenario, el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, minimizó las reacciones negativas de los mercados financieros y aseguró que el impacto real de estas medidas debe analizarse a mediano plazo, especialmente desde la perspectiva de las empresas y consumidores locales.
En declaraciones ofrecidas en una entrevista televisiva, Bessent afirmó que el modelo económico de China se basa en la exportación masiva de productos, estrategia que consideró insostenible. Señaló que, debido a la situación financiera que enfrenta el país asiático, sus fabricantes no tendrán margen para trasladar el costo de los aranceles a los consumidores.
El funcionario sostuvo que las empresas chinas absorberán el impacto de los aranceles sin aumentar los precios de sus productos. En contraste, indicó que en el caso de México y Canadá se vive un periodo de ajuste, en el que más compañías podrían optar por trasladar sus operaciones a territorio estadounidense.
Bessent defendió que la política económica del gobierno busca fortalecer la economía interna mediante el regreso de empleos manufactureros, el impulso a las pequeñas empresas y la reducción de regulaciones. Aseguró que estas acciones están pensadas para beneficiar a la economía cotidiana, mientras que los mercados financieros pueden seguir funcionando de manera independiente.
Finalmente, reiteró que la estrategia económica actual pretende reequilibrar el comercio, mejorar el acceso al crédito y reducir la burocracia, con el objetivo de fortalecer la competitividad de Estados Unidos en el largo plazo.
