Con o sin cubrebocas, usar los autobuses de transporte urbano parece una bomba de tiempo para contraer el coronavirus causante de la Covid-19.
Basta con ver las filas de espera en los principales paradores del centro de la ciudad para constatar que incluso familias enteras no respetan las medidas de prevención sanitaria.
Frente al Hospital General de Zona número 1 del Instituto Mexicano del Seguro Social, en la avenida Nicolás Zapata, se juntan centenares de personas a esperar a sus familiares que son pacientes de los diversos servicios y muchas veces ni siquiera ellos portan el cubrebocas.
Los familiares de los pacientes caminan por la misma banqueta donde aquellos que provienen del centro esperan autobuses de las rutas 3, 8, 21, 26 y 40, para dirigirse al Saucito, a la colonia Simón Díaz, a Balcones del Valle, a Soledad de Graciano Sánchez, y a las colonias Las Piedras y Las Julias.
Es frecuente que tampoco los pasajeros que abordan alguna unidad lleven el crubrebocas, porque los choferes tampoco lo exigen.
En el caso de la Alameda Juan Sarabia, en la avenida Constitución, bajan y suben pasajeros que usan las rutas 1, 3, 4, 6, 7, 8, 9, 10, 15, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 26 y 35 en adelante y abundan las familias enteras que no usan el cubrebocas.
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