El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, realizó este miércoles 17 de diciembre uno de los cambios más polémicos en la Casa Blanca de los últimos años, al intervenir con mensajes críticos y calificativos personales el tradicional pasillo donde se exhiben los retratos de los expresidentes del país.
De acuerdo con reportes difundidos en medios estadounidenses, el mandatario republicano ordenó modificar las placas informativas que acompañan las fotografías de los 45 presidentes que lo antecedieron, incorporando comentarios negativos y juicios personales sobre sus gestiones.
Uno de los cambios que más controversia generó fue el relacionado con el expresidente Joe Biden. La imagen oficial fue sustituida por la fotografía de una máquina de firma asistida, en alusión a las constantes críticas de Trump hacia su antecesor, a quien ha acusado reiteradamente de no haber ejercido plenamente sus funciones y de apoyarse en dicho mecanismo para firmar documentos oficiales.
En la placa correspondiente, Trump calificó a Biden como “uno de los peores presidentes en la historia de Estados Unidos” y reiteró su versión de que la elección en la que fue derrotado estuvo marcada por irregularidades, una narrativa que el republicano ha sostenido desde 2020.
En el caso del expresidente Barack Obama, el texto reconoce que fue el primer mandatario afroamericano del país, pero lo describe como una figura “divisiva”, además de criticar la aprobación de la Ley de Atención Médica Asequible (Obamacare) y la firma de los Acuerdos de París sobre cambio climático.
Otra de las placas que ha generado reacciones es la dedicada a Bill Clinton. Aunque no contiene descalificaciones directas hacia su gestión, hace referencia a la derrota de Hillary Clinton en la elección presidencial de 2016 frente a Trump. En contraste, en su propio retrato, el actual mandatario se autoproclama como “el salvador de Estados Unidos” y atribuye a su gobierno el inicio de una supuesta “Edad de Oro” para el país.
Las modificaciones han sido duramente criticadas por historiadores, legisladores y sectores de la opinión pública, quienes consideran que el pasillo presidencial forma parte del patrimonio histórico de la Casa Blanca y no debería utilizarse con fines políticos o personales.
