Aún no sale el sol y el sonido de los metales que chocan se escucha incesante en un gimnasio de Toluca. Con ahínco, Carlos Suárez realiza su rutina de pesas, y no puede perder tiempo en la ardua misión de esculpir los músculos de su cuerpo.
Después de todo, será el primer hombre mexicano que compita oficialmente en fisicoculturismo en unos Juegos Panamericanos.
Hay otro motivo por el que Suárez debe comenzar antes del alba los entrenamientos de seis horas diarias que requiere para llegar a punto a la cita en Lima. Debe combinar el deporte con sus actividades cotidianas como profesor de leyes, abogado en derecho laboral, padre y esposo.
Sí, es pesado, pero creo que vale la pena por este sueño. Tengo un compromiso grande de poder representar al país y lo estoy haciendo trabajando fuerte para poder dar buenos resultados”, dijo Suárez. “Va a ser un momento histórico para mi deporte. Por primera vez se incluye en unos Panamericanos como deporte de competición, es algo muy bonito, será una fiesta para mi deporte”.
El fisicoculturismo fue deporte de exhibición en los Panamericanos de Toronto hace cuatro años, pero tiene un futuro incierto en las justas continentales. No se le contempla por ahora como parte de las competiciones en los Panamericanos de Santiago, Chile, en 2023. Jamás se le ha incluido en el programa olímpico, y el último desaire llegó de cara a Tokio 2020.
Es por eso que Suárez podría quedar en la historia como el único representante mexicano dentro de una competencia oficial de fisicoculturismo en unos Juegos Panamericanos.
“En esa parte, no lo he pensado como tal, no lo he dimensionado. Por ahora estamos enfocados en la preparación, en dar lo mejor y tal vez estos detalles no se detiene uno a pensarlos, aunque sean importantes”, desestimó.
Otra mexicana, Xiomara Valdivia, participará en Lima, pero dentro de la modalidad de fitness coreográfico.
“Le agradezco en gran parte a este deporte la formación que me ha dado, he aprendido a aprovechar la vida, que es un momento breve, es un parpadeo y hay que aprovechar”, dijo. “Mis compañeros (de trabajo) me han apoyado mucho para prepararme bien, especialmente en los últimos meses, donde los entrenamientos han sido más demandantes. Ellos y mi familia han sido pieza fundamental para que pueda practicar el deporte”.
Durante años se ha desarrollado un debate sobre la exclusión del fisicoculturismo de los programas de Juegos Olímpicos y Panamericanos. Los defensores del fisicoculturismo recuerdan que éste se basa principalmente en el levantamiento de pesas, que es deporte olímpico desde 1896.
Pero en los persistentes rechazos a la inclusión del fisicoculturismo en los Juegos Olímpicos, se le ha tachado más como una disciplina estética que deportiva. Y el propio Suárez considera que han pesado los estigmas sobre el consumo de sustancias prohibidas entre quienes lo practican.
Yo tenía 13 años cuando empecé en la disciplina y mi mamá no quería que lo practicara porque desde entonces y a la fecha la práctica de este deporte está vinculada al consumo de esteroides, además de varios mitos”, añadió Suárez. “Se dice que si lo practicas de niño te quedas con baja estatura, que te van a salir hernias, pero es un deporte sano, su práctica implica una vida sana, descansar y alimentarte, no tomar, ni fumar, a la larga esto conlleva una vida saludable y longeva“.
Suárez dijo que desde que se clasificó a los Juegos Panamericanos, durante las eliminatorias de noviembre en Guatemala, ha sido sometido a controles antidopaje. Recalcó que los ha superado sin problemas.
“A mí, desde el inicio me orientaron para que no usara sustancias prohibidas, siempre hemos sido enemigos de eso, gracias a mis padres me mantuve alejado de las sustancias exógenas y siempre hice las cosas correctamente”, dijo Suárez. “Cuesta más el camino, yo veo que hay muchos usuarios de esas sustancias, pero es parte de esta sociedad donde la mercadotecnia te dice que las cosas deben ser rápido y fácil, pero no todo en la vida es así, la realidad te muestra que tanto en el trabajo como en el deporte, todo requiere su tiempo”.
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