Atoms for Peace es el proyecto alterno de Thom Yorke, líder de Radiohead y a quien a últimas fechas le ha dado por el baile (con poca fortuna, hay que decirlo). Su primer disco, Amok, es una obra notable y eso es lo que en verdad importa. Cuando grabó The Eraser, en 2006, su primer álbum como solista, Thom Yorke pareció liberarse de la responsabilidad que conlleva ser el frontman de una de las agrupaciones más importantes del mundo, una sobre la cual constantemente se encuentra puesto el ojo clínico de la crítica, los especialistas y sus millones de seguidores alrededor del planeta. Obviamente, me refiero a Radiohead. The Eraser fue un disco austero, experimental, un vehículo para que Yorke pudiese encausar muchas de sus inquietudes artísticas personales. Sobre todo, en ese álbum pudo introducirse más en algo que le fascina: la música electrónica. Con Atoms for Peace ocurre algo semejante. No se trata ciertamente de un proyecto solista. Por el contrario, nos encontramos ante una nueva agrupación, alterna a Radiohead, pero con músicos tanto o más importantes que los del quinteto de Oxford. Estamos hablando de Nigel Godrich (músico, ingeniero y productor largamente asociado con Radiohead), de Flea (Michael Balzari, el legendario bajista de los Red Hot Chili Peppers), de Joey Waronker (estupendo baterista) y de Mauro Refosco (percusionista). Con dichos acompañantes, Yorke actuó por primera vez, en octubre de 2009, en el Echoplex, un centro nocturno de la ciudad de Los Ángeles, California, justo para presentar The Eraser y algunas composiciones extras. El resultado fue tan bueno que decidieron seguir juntos y en 2010 tocaron en diversos sitios. Para entonces ya habían adoptado el nombre de Atoms for Peace, tomado de uno de los cortes del álbum solista de Thom Yorke. En noviembre de 2012, el grupo presentó su primer sencillo, la composición “Default” que formaría parte de su primer plato, Amok, editado por la disquera XL y que apareció este mes de marzo. Amok es una clara continuación de The Eraser y esto lo vemos desde la propia portada, elaborada por Stanley Donwood con el mismo estilo con el cual diseñó la de El borrador. Musicalmente, es claro que hay una solución de continuidad. Sin embargo, lo que en The Eraser eran pruebas y experimentos, en Amok ya son piezas mejor estructuradas, sin perder ese aliento heterodoxo que tanto gusta a Yorke, a quien como se sabe también le ha dado por el baile (hay al menos un par de videos que lo atestiguan: el de “Lotus Flower” del álbum The King of Limbs de Radiohead y el de “Ingenue” del Amok; sobre su discutible calidad como danzarín, mejor otro día hablamos) y en el nuevo disco hay varias piezas que se prestan para que el hombre dé rienda suelta a sus inquietudes de primmaballerina. Amok es un disco estupendo. Los nueve cortes que lo componen no poseen la estructura clásica de la canción sino que se basan en formas rítmicas marcadas por las percusiones y el bajo, armonías electrónicas de los sintetizadores y melodías más o menos coherentes que Yorke va bordando al cantar diferentes frases sueltas que pueden ser herméticas o sentenciosas (el crítico Andy Kellman recopila las siguientes “You got me into this mess”, “I couldn’t care less”, “But it’s eating me up”, “They try to jump me”, “Go back to where you came from”, “I’m like the wind and my anger will disperse”). Quizá si algo se le hubiera podido pedir a los músicos habría sido un poco más de agresividad, un ataque más contundente, para que la forma líquida de algunos de los temas no terminara por escaparse como agua entre los dedos. ¿Es Amok entonces la obra de un solista o la de un conjunto estructurado de músicos? Yo diría que ambas cosas. Es un trabajo solista, porque la figura poderosa y carismática de Thom Yorke marca el desarrollo de las canciones y domina a lo largo de los cerca de 45 minutos que dura la placa. Pero es también el disco de una agrupación, porque Godrich, Flea, Waronker y Refosco juegan un papel fundamental en los arreglos y las ejecuciones y son mucho más, que un simple grupo de acompañamiento. De hecho, Yorke jamás trata de robarle protagonismo a sus compañeros y eso es algo que sin duda se le debe agradecer. Todos los temas son excelentes y si hubiese que destacar algunos quizás estos serían “Before Your Very Eyes”, “Default”, “Ingenue”, “Stuck Together Pieces”, “Dropped” y “Judge Jury and Executioner”. A mi modo de ver –y con esto concluyo–, Amok es un disco no sólo más satisfactorio que The Eraser sino incluso que The King of Limbs de Radiohead y el propio Thom Yorke parecería sentirse más a gusto, incluso más libre, en el álbum de Atoms for Peace que en el grabado en 2011 con sus viejos camaradas. http://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/607e5689c02bb47f9d4ecb7208e7a79f]]>
Un Thom Yorke atomizado
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