Hoy en día, ya no podemos ni imaginar nuestra vida sin Internet y las redes sociales. Tan grande es su influencia, que a menudo pueden destrozar la reputación de una persona y costarle el trabajo, o, al contrario, salvarle la vida o convertirla en celebridad en cuestión de horas.
Les presentamos las historias que demuestran el increíble poder de las nuevas tecnologías e Internet sobre nuestra vida.
Despedidos ‘por culpa’ de las redes
Las redes sociales se han convertido en la plataforma más popular para expresar e intercambiar opiniones con otros usuarios. Sin embargo, existe otra cara de la moneda: una foto provocativa, una broma de mal gusto o un comentario ofensivo no pasan desapercibidos y a menudo pueden costarle el puesto de trabajo a su autor.
Escándalo registrado
Sin ir más lejos, a mediados de este mes de mayo una empleada de Starbucks, identificada como Melissa, fue despedida tras hacerse viral un video donde insulta y acusa a una clienta de un supuesto hurto en una tienda de la cadena en Broadway (EE.UU.).
La víctima, Ruby Chen, contó que fue maltratada por no escuchar cuando le preguntaron su nombre para ponerlo en el vaso y por estar revisando una aplicación de pago que tiene la cadena.
“Entonces Melissa comenzó a gritar ‘helloooo’ con muy mala actitud. Lo único que le dije fue ‘lo siento por no escucharte, pero no tienes que gritar'”, relató la clienta, según el diario ‘Daily Mail‘.
“Puso lejos el escáner en el que yo estaba intentando pagar y dijo que me fuera y no volviera nunca”, añadió.
La afectada denunció el incidente en la página de Starbucks en Facebook y publicó el video, que le mandó otro cliente de la tienda. “Doy las gracias a la persona que grabó el video y me lo envió”, expresó Chen.
El poder de las redes no tardó en manifestarse: ante la amplia repercusión del video, la cadena se puso en contacto con la víctima para informarle que la empleada había sido despedida. Asimismo, le ofreció una tarjeta regalo de 100 dólares como forma de disculpa.
Despedido por comentarios machistas
Otro caso reciente es el de la periodista canadiense Shauna Hunt, que se encaró en directo con un grupo de hombres por comentarios machistas. Hunt cubre cada fin de semana eventos deportivos y a menudo tiene que escuchar todo tipo de comentarios de los que pasan junto a ella mientras habla ante la cámara.
Un día estaba entrevistando a unos hinchas del club de fútbol de Toronto cuando un hombre pasó por detrás y soltó ‘Fuck her right in the pussy’, una frase de contenido sexual que está tan ‘de moda’ en EE.UU. y Canadá que ya es conocida por sus siglas (FHRITP).
Al oír este y otros comentarios parecidos de un grupo de hombres que estaba al lado, Hunt se hartó y se encaró con ellos. “¿Quieres humillarme? Estoy harta. Oigo esto cada día, diez veces al día. Es poco respetuoso y degradante”, dijo Hunt a uno de ellos, según el diario ‘The Guardian‘.
A la afirmación del hombre de que se trataba de “una frase bastante sustancial” que no tenía nada que ver con ella, la periodista respondió: “Cuando te diriges a mi micrófono, hablas a mi cámara y te diriges a los espectadores de mi cadena de televisión, es poco respetuoso”.
El incidente tuvo una amplia difusión y le costó el trabajo a Shawn Simoes, uno de los protagonistas.
Poco después, fue despedido de la empresa de suministro de electricidad Hydro One, en la que trabajaba como mánager y cobraba 106.510 dólares canadienses (unos 85.000 dólares estadounidenses) al año.
A través de su cuenta en Twitter, la empresa confirmó el despido y explicó que Simoes había violado el código de conducta de la compañía. “Cualquier acoso o discriminación tendrá tolerancia cero”, resaltó.
Redes sociales, ayuda para la policía
Mientras que a las empresas Internet les ayuda a descartar cierto tipo de empleados, a la policía le puede ayudar a detectar actividades criminales o encontrar a delincuentes.
En la mayoría de los casos, es el descuido de los propios sospechosos lo que permite rastrearlos.
Así, en marzo, la Policía del condado de Butler (Ohio, EE.UU.) detuvo a un fugitivo que se burló del anuncio ‘Se Busca’, que mostraba sus propias fotos, según la cadena NBC News.
La Policía pudo dar con la pista del criminal accediendo a las fuentes de información confidencial de la red social, a través de la cual el hombre se mofó del anuncio.
Al acusado se le presentaron cargos por varios crímenes, entre ellos robo, secuestro, atraco a mano armada y violencia doméstica.
Un incidente parecido tuvo lugar el pasado mes de febrero en el condado galés de Gwent (Reino Unido).
El 13 de febrero, la Policía de Gwent publicó en Facebook un aviso en el cual informaba de las características del delincuente que “recibió una sentencia y fue puesto en libertad con ciertas condiciones que debía cumplir y no ha cumplido”.
“Jajaja agárrenme si pueden. No voy a caer”, escribió al hilo de la publicación el adolescente galés, que reunió más de 700 ‘me gusta’ en su comentario.
Dos días después, el joven delincuente identificado como Logan Rhys James fue detenido por la Policía, según informó la institución a través de su cuenta oficial de Facebook.
En uno de los casos más recientes y más ejemplares, a principios de mayo, la Policía del estado de Montana, EE.UU., detuvo a Levi Charles Reardon, de 23 años, tras poner ‘me gusta’ en su ficha policial colgada en Facebook, según Great Falls Tribune. El joven está acusado del robo de una cartera, cheques, y falsificación.
La foto de Rearden apareció en una página sobre los delincuentes más buscados, llamada ‘Crime Stoppers’, y el primero en poner ‘me gusta’ a la publicación fue el mismo delincuente. Tras revisar su perfil, los agentes policiales encontraron una selfi con su ubicación, lo que permitió localizar y detener al joven.
Cuando el peor castigo es el de Internet
En ocasiones no hace falta mandar al culpable a la cárcel o condenarlo a una multa para que pague por su delito. A veces lo único que hace falta para castigarlo es difundir su nombre en Internet.
Este es el caso de Mario García Montealegre, el joven que agredió a una mujer en Barcelona (España) y que ha quedado en libertad con cargos tras prestar declaración por una falta de vejaciones.
La agresión tuvo lugar el 22 de febrero de este año. García Montealegre golpeó con los pies a la mujer que esperaba para cruzar un semáforo en la avenida Diagonal y la derribó, entre las risas de sus amigos que estaban inmortalizando el momento.
La grabación se difundió en las redes sociales y no tardó en provocar una gran indignación por la violencia gratuita del hombre. Internet “no ha tenido compasión”: el nombre y dos apellidos del joven han quedado grabados en la historia, con 420.000 resultados en la búsqueda en Google, escribe el periodista español Alfredo Pascual en su columna de ‘El Confidencial‘.
“Más vale que se cambie de nombre, o que cambie el orden de sus apellidos, porque de esta no se libra“, explica Alejandro Domínguez, experto en reputación ‘online’ y Digital Director en Apple Tree Communications, citado por Pascual. “Si sólo le hubieran identificado como Mario García no habría tanto problema, pero es que su nombre completo figura hasta en los titulares, y por lo tanto en los URL de varios grandes medios, que tienen autoridad de búsqueda y están respaldados por millones de lectores diarios”, agrega.
En el caso de García Montealegre ni siquiera una de las empresas especializadas en mejorar la reputación podría ayudarle, ya que “el impacto que ha tenido su video es tremendo“, explica Domínguez.
“La gente que recurre a estos servicios suele tener uno o dos contenidos negativos. Un impago con Hacienda, una derrota judicial… y además tiene una actividad comercial que se puede vender. Este tiene 400.000 impactos negativos y un video indecente. ¿Qué vas a contar positivo de este chico? ¿A qué se dedica? ¡Si da una entrevista, es para hablar de la patada sí o sí!”, prosigue.
Otro error de Mario fue borrar sus perfiles en las redes sociales para dificultar su identificación, ya que de otro modo sus cuentas de Twitter o Facebook habrían salido a las primeras posiciones de los buscadores, y podría utilizarlas como una plataforma para pedir disculpas públicas.
“Este chico se ha metido en un lío que ni se imagina”, opina Domínguez. “Yo me cambiaría el orden de los apellidos, saldría de Talavera y trataría de empezar de nuevo. No utilizaría ese nombre ni para las tarjetas de visita, porque te va a costar el puesto de trabajo, si lo tienes, o la candidatura, si no. Ninguna agencia seria va a aceptar trabajar por tu reputación”, concluye.
El joven tampoco puede pedir que se borren las noticias sobre él, porque ha cometido un delito, por lo cual solo puede recurrir al derecho al olvido si gana el juicio, “pero no parece el caso”, explica, por su parte, Borja Adsuara, abogado especialista en nuevas tecnologías.
Precisamente gracias a la Red se descubrió que el acto deleznable de Barcelona no fue algo aislado, dado que en el 2013 en Benidorm (Comunidad Valenciana) ya agredió a otra mujer con el mismo ‘modus operandi’, grabándolo en video.
A lo mejor para algunos el castigo de García Montealegre –“quedar señalado para siempre en Internet”- parezca excesivo, pero él al menos tiene culpa, señala Pascual, recordando casos de personas que “fueron arrojadas a los leones” por expresar una opinión o hacer tonterías inofensivas, como es el caso de la actriz Anna Allen.
Allen fue acusada de utilizar Photoshop para captar seguidores en Instagram después de que ella publicara algunas de ‘sus fotos’ en la ceremonia de entrega de los Premios Oscar.
La mujer, a la que los internautas tachan de “mentirosa”, “inventora”, “falsa”, “perturbada” e incluso “pequeña Nicolasa” (en referencia al joven español Francisco Nicolás Gómez, acusado de estafa y usurpación de funciones), “difícilmente volverá a ser considerada una actriz relevante”, concluye el periodista.
No perdona, no olvida…
Esta no es la única historia que demuestra que Internet es un verdugo implacable que no olvida fácilmente, ni siquiera si el culpable se arrepiente.
Una de estas historias es la de Patricia Moreira, una joven hincha captada por las cámaras cuando gritaba insultos racistas contra el portero del equipo rival durante la Copa de Brasil.
Moreira, de 23 años, es hincha del equipo de fútbol Gremio de la ciudad de Porto Alegre. El 28 de agosto de 2014, durante el partido contra Santos, fue grabada por las cámaras cuando propinaba insultos de carácter racista contra el portero de Santos, Aranha.
Si bien en el video del partido se aprecia cómo los hinchas insultan a los jugadores, la ira popular se volcó contra Patricia Moreira, a quién enfocó la cámara en primer plano, hasta el punto que su video se hizo viral y fue trasmitido por varias cadenas de la televisión brasileña.
La joven, que inmediatamente fue apodada como “la hincha racista de Gremio”, fue objeto de numerosas amenazas en las redes sociales, lo que la obligó a cerrar sus cuentas. Además de ser despedida de su trabajo, en un centro médico dental de una brigada militar, tuvo que presentarse ante la Justicia, junto con otros cinco hinchas acusados de racismo.
La joven también tuvo que abandonar su casa, que en su ausencia fue apedreada y objeto de un intento de incendio, aunque no resultó gravemente dañada, según ‘Folha de S.Paulo‘. Esto último ocurrió después de que la joven se disculpara en televisión ante unos 30 periodistas, llorando y afirmando que no albergaba sentimientos racistas y que se dejó llevar por la pasión del momento al ver que su equipo perdía. El portero insultado aceptó sus disculpas, pero rechazó encontrarse personalmente con ella, algo que ella le había pedido.
Patricia Moreira fue amenazada en particular por los hinchas de su propio equipo, ya que este fue multado con 50.000 reales (22.700 dólares) y expulsado de la Copa de Brasil, precisamente por el comportamiento racista de sus aficionados.
Castigo para unos, salvación para otros
Castigo para unos, para otros Internet ha resultado ser una bendición, sea por ayudarles a encontrar un trabajo, cumplir su sueño o incluso por salvarles la vida.
Esto último fue lo que pasó a Susann, una mujer estadounidense que colgó un impactante ‘selfie’ en Facebook para buscar ayuda tras un ataque.
“Ayuda, por favor”. Con estas palabras y un autorretrato de su cara cubierta de sangre, Susann acudió a Facebook para pedir auxilio al no tener otra manera de hacerlo.
Según contó la mujer a los policías que llegaron para salvarla, Susann fue atacada por su marido, quien la golpeó brutalmente con una pistola al oírla hablando por teléfono con otro hombre en el baño, reportó el canal televisivo WKYT-TV.
Después de golpearla, el hombre cortó la línea telefónica, dejando a Susann sin la posibilidad de llamar al teléfono de emergencias 911 (112 en España). Su móvil no tenía conexión, pero tenía wifi, así que la mujer decidió buscar ayuda en la red social, donde un amigo vio su mensaje y llamó a la Policía.
El marido de Susann, Donnie, no estaba en casa cuando llegaron los policías, pero fue encontrado y detenido un poco más tarde.
De objeto de burlas a celebridad
Un caso menos dramático, pero curioso y con final feliz, es el de Sean O’Brien, un londinense con problemas de sobrepeso que en pocas horas pasó de ser objeto de una burla a una celebridad de Internet.
La historia empezó cuando un usuario del foro 4chan colgó una foto de un chico con sobrepeso bailando y otra donde está avergonzado al ver que se mofaban de él. “Vimos a este espécimen intentando bailar la semana pasada. Paró cuando nos vio reírnos”, escribió el usuario.
Al ver este mensaje, una usuaria de Twitter, Cassandra Fairbanks, hizo un llamamiento en Internet para encontrar a la víctima utilizando la etiqueta #DancingMan y organizarle una fiesta en Los Ángeles.
Su llamamiento se difundió a una velocidad increíble, y muy pronto el propio Sean creó una cuenta en Twitter. Gracias a la iniciativa de Cassandra, se ha logrado recaudar fondos de sobra para su viaje a California. Es más, la noticia llegó hasta algunos famosos, como Moby, la bailarina Dita Von Teese o el cantante Pharrell Williams, quien le aconsejó a Sean en Twitter que “nunca se avergüence” de sí mismo.
Este fin de semana, Sean O’Brien viajó a Los Ángeles, donde en el Club Avalon se habían congregado unas 1.000 personas y donde pinchaba Moby. El evento, además, logró recaudar unos 30.000 dólares que, como era de esperar, serán destinados a la lucha contra el ‘bullying’ escolar en EE.UU.
“Todo esto comenzó porque alguien quiso ser desagradable y se convirtió en algo muy bonito tan rápidamente”, comentó el protagonista de la fiesta, citado por ABC News.
La increíble historia de ‘la abuelita Lida’
Una de las historias más bonitas y emotivas tuvo como protagonista a la jubilada rusa Lidia, que, gracias a la ayuda de los internautas cumplió su sueño: conocer al famoso compositor y actor franco-armenio Charles Aznavour.
El reportero del periódico ruso ‘Kommersant’ Alexánder Chiornyj conoció por casualidad a la “fanática de 73 años” de Aznavour en el metro de Moscú. La anciana estaba mirando una revista expuesta en una máquina expendedora de periódicos y se ofreció a comprársela.
“No, no es necesario”, respondió la mujer, “solo estoy contemplando a Charles Aznavour. ¡Qué bien se ve en el cartel! Soy una gran admiradora suya. Dice que dará un concierto en un sitio que se llama Crocus (City Hall), ni siquiera sé dónde está. ¿Usted conoce esta sala por casualidad?”.
Durante la conversación la mujer, apodada ‘la abuelita Lida’ en las redes sociales rusas, reveló que siempre le ha fascinado la canción francesa y de repente empezó a cantar la emblemática canción de Edith Piaf ‘Non, je ne regrette rien’.
“¿Dónde aprendió usted francés?”, se interesó Chornyj. “No sé francés”, fue la respuesta, “es que me gusta cantar”. Un corto video de la anciana cantando esta canción que el periodista publicó en su página en Facebook acumuló decenas de miles de ‘me gusta’. Además,centenares de miles de usuarios lo compartieron para reunir dinero para comprarle una entrada a Lida. Pero las consecuencias de esta publicación eran difíciles de prever.
“¡Los organizadores del concierto de Aznavour en Moscú contactaron conmigo! El señor Aznavour estará muy contento de conocer a Lidia y reunirse con ella tras el concierto”, escribió Chornyj.
Posteriormente, el periodista publicó en su cuenta un video reciente grabado por el propio cantante francés, quien se comprometió a bajar los precios de las entradas para sus conciertos porque son demasiado caras para muchas personas como ‘la abuelita Lida’.