La aparente desaparición del lirio acuático en la presa de San José fue provocada por los vientos que viajan en dirección oriente – poniente. Sin embargo, esta planta puede volver a la cortina del embalse o incluso cubrir todo el espejo de agua en poco más de dos meses, advirtió Cristóbal Aldama Aguilera, catedrático universitario.
Durante la prolongada época de sequía, la extensión del embalse no alcanzaba ni un kilómetro de longitud, con solo unos 800 metros de largo saturados de lirio acuático. Pero al llenarse la presa, los vientos dominantes provocaron que el lirio, al ser una planta flotante, se desplazara hacia la localidad de Escalerillas.
El verano, con sus altas temperaturas, contribuye a una reproducción aún más acelerada del lirio, señaló Aldama Aguilera. Esta planta tiene dos tipos de reproducción: sexual, a través de semillas, y asexual mediante estolones, prolongaciones en las que surgen nuevos tallos o raíces a intervalos regulares.
Si los vientos cambian de dirección, el lirio puede volver hacia la cortina de la presa. “No necesita más que de dos meses para cubrir completamente el espejo de agua”, explicó el profesor de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), especializado en Ingeniería Ambiental y en la maestría en Tecnología y Gestión del Agua.
El lirio tiene un aspecto beneficioso: se usa en humedales para tratar el agua residual, depurando el líquido de manera natural al absorber nutrientes y contaminantes como los metales pesados. De esta manera, ayuda a mejorar la calidad del agua.
Sin embargo, los perjuicios del lirio superan sus beneficios. Su acelerado ritmo de reproducción hace que sea prácticamente imposible erradicarlo. Las semillas del lirio pueden permanecer viables en los sedimentos durante 15 años, incluso sin humedad, lo que dificulta su control.
El lirio también genera mucha biomasa y transpira excesivamente, lo que lleva a una mayor pérdida de agua. Además, evita el paso de oxígeno al agua y favorece la aparición de insectos nocivos como los mosquitos transmisores de enfermedades, y acelera los procesos de azolvamiento.
Cristóbal Aldama concluyó que lo más recomendable es usar procesos de control mecánico mediante embarcaciones que recojan el lirio y lo depositen en un lugar seguro, para luego ser trasladado a su punto de disposición final.