El Rector de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Manuel Fermín Villar Rubio no entiende que no entiende.
Astrolabio Digital, publica una entrevista realizada por el periodista Eduardo Delgado Torres. El enorme valor de la entrevista es que nos muestra al rector tal cual es y, como bien se sabe, no se puede disculpar a alguien por ser cómo es.
El rector había sido propuesto para recibir la Presea al Mérito Plan de San Luis, entre otras cosas por su brillantez intelectual y académica. Las repuestas a las preguntas de Eduardo muestran hoy más que nunca, que el rechazo a esa candidatura fue un acierto.
En la entrevista, el Rector se defiende de los hechos, pero éstos terminan por avasallarlo una vez más. Se percibe a un rector desinformado que busca cobijo y protección en una entelequia subjetiva como es el ser “universitario”.
Es esa tal vez la principal equivocación del rector: la afrenta que se podría derivar de la negativa a ser condecorado por parte del Poder Legislativo, no se puede entender como un agravio a la institución: fue un no para él, un no con nombre y apellido.
No es lo mismo tener el reconocimiento de uno de los tres poderes del Estado a tener en el supuesto, el reconocimiento de los universitarios. ¿Tiene el reconocimiento del intendente en la facultad, del docente en la otra facultad, la del investigador, la del vigilante? ¿Tiene, como asegura, el reconocimiento de todos?
Con independencia de eso, está claro que su frustrada candidatura, promovida por la propia universidad, ha sido un acto muy lastimoso para él y no para la universidad en su conjunto.
Anuncia prácticamente que se va a reelegir en el cargo. No podría ser de otro modo puesto que así es la democracia universitaria: el rector es amo y señor, mientras que el grupo del que surgió, es el instrumento de control.
Además, el rector dio entrevista, luego de semanas de no hacerlo, a los reporteros de la fuente que quizá, por solidaridad, le hicieron preguntas para detonar respuestas lucidoras.
Dijo que ya debe de dejarse de lucrar con el caso de Diego, pero no detalló quien lucra con ello. Es su obligación decirlo pues se trata del caso de la muerte de un menor de doce años de edad cuya seguridad estaba en manos de personal de la UASLP.
Dijo que la familia de Diego nunca ha solicitado audiencia para hablar con él, pero elude que ese no es el tema, sino el hecho de que él, no haya tenido sensibilidad suficiente para buscar a la familia que, en todo caso, es la agraviada, es la víctima.
Dijo que no hay desinterés en el tema de la muerte de Diego, que va para el mes de haber ocurrido, pero él mismo hasta este jueves se refirió al caso ante la prensa y más para defender a la universidad que para aceptar alguna responsabilidad.
Dijo que los universitarios que organizaron el Camping están, como él mismo, pesarosos, dolidos y tristes, pero eso no se refleja en el curso de las investigaciones en las que, a toda cosa, se pretende responsabilizar solamente al parque acuático.
Dijo que la muerte de Diego fue un accidente, un accidente que le puede ocurrir a cualquiera ahora y en el futuro “aunque lo manejen diferente”, pero de nuevo, el Rector no define quien lo maneja diferente o mejor aun, quienes no comparten de la idea de victimizar a la universidad que forma parte de las instancias responsables. No se olvide que aunque ente autónomo y descentralizado, es una institución pública cuyos funcionarios adquieren responsabilidades frente a la ley.
Dijo también, aunque parece difícil de creerse, que el proceso electivo del ganador de la Presea Plan de San Luis debería hacerse en secreto, no tiene caso dar a conocer al ganador antes de que el dictamen llegue al pleno. Imagínese, un reconocimiento publico acordado en privado. No pos si, Un reconocimiento a un gran potosino desarrollado en lo oscurito, en la opacidad, no pos si.
En fin, se cierra el capítulo con el confort que da el hecho de que el Rector no está para nada dolido, cómo va a estarlo si tiene el reconocimiento fresco, natural y espontáneo de los universitarios.
Fuente: Astrolabio