Los hábitos de cada persona responden, en gran medida, a sus actividades diarias. Sin embargo, en la actualidad, estas últimas se ven influenciadas a su vez por la interacción tecnológica. Por supuesto, dentro de ellas no podría quedar fuera la actividad sexual o las relaciones de pareja. Pero, de qué manera nuestra intimidad se ha visto afectada por la presencia de la tecnología.
Dentro de las prácticas más habituales hoy en día se encuentra el sexting, contracción de los términos en inglés “sex” y “texting“, con los que se hace referencia a la práctica de fotografiarse o grabarse en actitud provocativa para enviar las imágenes o videos a otra persona, presumiblemente una con la que se tenga una relación de confianza.
Una investigación reciente llevada a cabo en el Laboratorio de Psicología de la Salud de la Mujer de la universidad de Drexel, en Filadelfia, dio a conocer que existe una correlación entre el sexting y la satisfacción en la relación. Esto quiere decir, en pocas palabras, que las parejas más satisfechas utilizan este tipo de mensajes.
La investigación dirigida por Emily C. Stasko y Pamela Geller se realizó a partir de una encuesta en línea que fue aplicada a 870 personas de entre 18 y 82 años en Estados Unidos. De ellos, el 88 por ciento reportó haber “sexteado” al menos una vez. Así mismo, el 82 por ciento dijo haber realizado la misma práctica en el último año.
Además de la frecuencia, la encuesta también analizó el comportamientos durante esta práctica, motivos y satisfacción por los resultados de un mensaje de este tipo. Las respuestas, por su parte, variaron dependiendo del nivel de compromiso de la relación, revelándose que los niveles más altos de sexting están relacionados con niveles mayores de satisfacción en la relación.
De esta manera, para los encuestados que manifestaron tener en una relación “muy comprometida”, no hubo una relación significativa entre los mensajes con contenido sexual y la satisfacción en la relación. De igual manera, de acuerdo con las investigadoras, esta actividad está más asociado con la satisfacción en hombres que en la de las mujeres.
Habitualmente catalogada como una actividad de adolescentes y adultos jóvenes, el estudio se enfocó en “enmarcar el sexting como un comportamiento positivo para las relaciones”, dijo Stasko, que actualmente estudia el doctorado en psicología clínica en Drexler.
Sin embargo, fuera del impacto en las mismas relaciones, el sexting enfrenta un inconveniente muy grande y este radica precisamente en las cuestiones derivadas del abuso de confianza. En la era digital en la que vivimos todo es susceptible de terminar en internet: fotos, videos, audios, cualquier material que pueda ser archivado en un formato digital puede ser subido, tarde o temprano, a la red. Y, si bien, este tipo de alternativas ayuda a muchas personas a estar en contacto con otros, también puede dar origen a otro tipo de problemas.
INTRUSOS EN LA WEBCAM
Actualmente, las redes sociales son el lugar más habitual donde se pueden encontrar imágenes de sexting, y los menores de edad son, por razones obvias, los más afectados cuando estas fotos y videos caen en manos de personas que tratan de extorsionarlos. No obstante, apoderarse del material que circula en línea no es la única manera de acceder a imágenes íntimas que tienen algunos individuos para causar daño.
De acuerdo con un nuevo informe del grupo en defensa de derechos digitales Digital Citizens Alliance, hay hackers que se apropian de las cámaras web de las cibernautas y suben los videos íntimos a YouTube para ganar dinero.
De acuerdo con el diario británico The Telegraph, los piratas informáticos envían un virus a través de internet que les permite acceder al escritorio de la computadora de la víctima sin su conocimiento. En el proceso llamado “ratting”, los intrusos pueden encender la webcam de la víctima y así ver lo que ocurre en la intimidad de sus propios hogares.
Una vez a la vista de ojos extraños, el destinatario puede intercambiar dicho material por distintos motivos que van desde la venganza, hasta la intimidación o chantaje, lo que genera una conducta indebida basada en el mal uso y difusión de contenidos sin consentimiento, con fines de extorsión, ciberbullying, exhibición, aunado a las secuelas psicológicas y morales que se ocasiona a la víctima, afectando así el entorno social, escolar y laboral de las personas.
Una investigación realizada por la BBC hace dos años encontró que incluso hay un mercado subterráneo rentable que vende la posibilidad de ver a las víctimas, quienes son alquiladas sin saberlo a cambio de una suma de dinero. Así mismo, los pedófilos también están utilizando la misma técnica para dirigirse a niños que tienen computadoras en sus dormitorios.
Las víctimas son engañadas para que descarguen un software en su equipo por medio de un enlace de correo electrónico, a menudo disfrazado de imágenes, música o incluso consejos de dieta e historias de la farándula. Una vez instalado, el software de “administración remota” (RAT) permite a los hackers tomar el control de la computadora en cualquier momento e incluso pueden acceder a la unidad de disco duro y los archivos personales guardados en el equipo.
Por su parte, los smartphones tampoco se mantienen ajenos a estos peligros. Con el auge de las apps de citas y contactos, los teléfonos celulares se han convertido en un terreno abiertoa merced de estos nuevos peligros.
Al respecto, un informe de la consultora Trend Micro advierte de la manera en la que loshackers emplean malware para desviar contraseñas y listas de contactos, así como interceptar conversaciones y mensajes. Se trata de programas maliciosos concebidos para infectar terminales con Android con el único objetivo de aumentar la eficacia de la extorsión identificando incluso a familiares, compañeros de trabajo y amistades de la víctima, presionándoles aún más para que sucumban al chantaje.
Con información de: Sin Embargo