Tras todo el esfuerzo por parte de la oposición el pasado 15 de septiembre se publicó el decreto por el que se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia de reforma
del Poder Judicial. Esto solo es el inicio de 3 años de mayoría calificada por parte del partido oficialista y más allá del debate y polarización del “a favor o en contra” como sociedad es el momento adecuado para reflexionar e involucrarse en la construcción de el México que queremos.
La Reforma Judicial ya llegó.
Desde un punto de vista objetivo durante 2024 y 2025 se hará un cambio desde las bases al poder judicial y se romperá con el estatus quo que estuvo presente desde la última reforma judicial en 1994, una reforma judicial que generó incertidumbre, falta de credibilidad al sistema jurídico mexicano, una justicia lejana a la sociedad a la que lamentablemente no todos los mexicanos tenían acceso y se priorizaban otro tipo de asuntos o lados que precisamente no eran los del bien común. Evidentemente existirán sus excepciones o diferentes opiniones, pero la mayoría de los mexicanos tiene esta percepción sobre el Poder Judicial, de no haber sido así no hubiesen estado a de los candidatos y el partido político que hizo campaña con estas reformas.
Evidentemente la reconstrucción de un poder no puede estar dominada por una sola voz, el integrar voces de grandes maestros, juristas, académicos y operadores jurídicos sin importar los matices políticos enriquecerán la formación de una institución que represente a los mexicanos y que sea más cercana a la población. El derecho es una ciencia en constante evolución y las distintas perspectivas será un punto clave para que estos cambios estructurales sean bien logrados.
¿Qué sigue?
La Reforma Judicial es solo la punta del iceberg, ya que aquel 5 de febrero el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó un paquete de 20 reformas que van desde pueblos indígenas, becas, pensiones, medio ambiente, salario mínimo, una nueva reforma eléctrica, electoral y la desaparición de órganos autónomos. Ya se presentó cuál será el modus operandi que tendrá la 4T durante esta legislatura, pero ¿Es democrático actuar así? Considero que la población ni siquiera está al tanto de las reformas ni lo que significan y evidentemente como población nos corresponde documentarnos y entender las implicaciones de la reforma, pero también debemos de tener voz y participar en la toma de decisiones de esta reforma, a todos nos interesa el bienestar de nuestro país, pero también necesitamos involucrarnos.
Los gobiernos anteriores se caracterizaron por siempre utilizar cortinas de humo, el gobierno del pueblo tiene que actuar de una manera congruente y no repetir los errores que ya se cometieron anteriormente y utilizar a la oposición y las voces diferentes como retroalimentación para fortalecer a México.
Una nueva oposición.
Cerrando esta semana, es evidente y un tema excesivamente hablado de la falta de la autocrítica por parte de la oposición, pero si se quiere seguir viviendo en una democracia donde existan pesos y contrapesos el país necesita una oposición comprometida por México, una oposición que proponga y esté presente en el debate público con argumentos y objetividad, no creando un circo y vociferando descalificaciones cuando los partidos que representan actualmente a la oposición tienen una larga cola que le pisen.
México ya no necesita polarización, necesita reconstrucción, unidad, fraternidad y trabajo en conjunto, diversos países han sido ejemplo de cómo estar en un extremo o en el otro los han sumido en problema económicos, políticos y sociales, no hay que cometer los mismos errores y por fin hagamos un México para los mexicanos.
Alan Imanol García Méndez