En su página de Instagram, Jessamyn Stanley, de 27 años de edad, se describe a sí misma como “entusiasta del yoga y fat femme (mujer gorda)”. Tiene más de 500 fotos de ella misma haciendo todo tipo de posturas de yoga –perro boca abajo, parado con antebrazo, postura de la bailarina.
Pero es claro que Stanley es mucho más que solo una “entusiasta del yoga”. También es una maestra de la disciplina, y las descripciones de sus coloridas fotos están llenas tanto de amor para sus estudiantes como de mensajes inspiradores. A veces está bien desacelerar el paso, les dice a sus seguidores. También está bien no saberlo todo, pero hay que aprender y “celebrar las pequeñas victorias”.
Stanley dijo haber descubierto el yoga a través de clases de Bikram en 2011. Eventualmente las clases se volvieron muy costosas, así que trató de practicar en casa usando recursos en línea como Yoga Journal’s Pose Index, y fue así como le acomodó la práctica de flujo vinyasa.
“Realmente creo que mi transición de distintos tipos de estudios de yoga se facilitó por el hecho de que ya había establecido una firme práctica casera”, le dijo a The Huffington Post. “Es difícil para nuevos practicantes de yoga aventurarse fuera de su zona de confort –demonios, ¡es difícil para los practicantes habituales aventurarse fuera de sus zonas de confort!”.
Cuatro años después, Stanley tiene más de 40 mil seguidores en la red social Instagram. Además de enseñar, trabaja duro para ayudar a las mujeres a sentirse cómodas en su propia piel, sin importar qué forma tengan o qué talla sean.
“Nuestra sociedad habla muy mal de cualquiera cuyo cuerpo sea distinto al de los modelos que aparecen en los medios occidentales. Siempre le digo a la gente (especialmente a las mujeres) que dejen de enviar energía negativa a sus cuerpos y pensamientos”, señaló. “Esa energía negativa es responsable de la infelicidad de todo el cuerpo. La única persona con el control de tu experiencia de vida eres tú. Halla el espacio y amor para creer en ti mismo aunque solo sea para tu propio bienestar general”.
Aunque Stanley está en Durham, Carolina del Norte, desea en algún momento poder dar clases en todo el mundo.
“Recibo mensajes de gente de todo el mundo que tiene un hambre voraz de maestros de yoga con los que puedan identificarse, y quiero llegar a todas las personas que me sea humanamente posible”, comentó.
Nosotros tomaríamos una clase suya sin pensarlo dos veces.
Con información de: Sin Embargo