El expresidente surcoreano Yoon Suk Yeol fue arrestado después de ser destituido del cargo, y ahora enfrenta acusaciones de rebelión tras declarar la ley marcial el mes pasado. Su detención ocurrió la noche del miércoles, cuando fue trasladado a un centro de detención en las afueras de Seúl tras un largo interrogatorio.
Yoon, quien se convirtió en el primer presidente en ejercicio de Corea del Sur en ser detenido, había justificado su imposición de la ley marcial del 3 de diciembre como un acto necesario para contrarrestar una oposición que bloqueaba su agenda legislativa. En un video grabado antes de su arresto, afirmó que el Estado de derecho en el país había colapsado.
El arresto de Yoon se realizó luego de un operativo de la agencia anticorrupción, que lo investigaba por posibles delitos relacionados con la imposición de la ley marcial, lo que podría interpretarse como un intento de rebelión. Durante más de 10 horas de interrogatorio, Yoon ejerció su derecho a permanecer en silencio, mientras sus partidarios se manifestaban fuera del edificio.
Con la investigación en curso, Yoon enfrenta la posibilidad de una larga detención mientras se evalúan los cargos que podrían llevarlo a pasar años en prisión. Según las leyes de Corea del Sur, un líder acusado de rebelión puede enfrentarse a penas severas, incluida la pena de muerte o cadena perpetua.
El caso sigue siendo un tema de intensa controversia en el país, con enfrentamientos entre los seguidores de Yoon y quienes apoyan su destitución. La situación política de Corea del Sur continúa siendo incierta, mientras el Tribunal Constitucional decide el destino definitivo de su destitución.
En un contexto de protestas y creciente tensión política, el futuro de Yoon y el sistema democrático surcoreano se encuentra en juego, con la atención del mundo puesta en el desenlace de este complejo y delicado proceso judicial.
