División en el símbolo de la unión en Tierra Santa

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Santo Sepulcro, ubicado en el barrio cristiano de la Ciudad Vieja de Jerusalén, es considerado el santuario más sagrado de la religión cristiana en Tierra Santa, porque, según la tradición, es allí que murió y fue crucificado Jesús. No debe haber cristiano que llegue a Tierra Santa y no visite el Santo Sepulcro, una construcción imponente y compleja que es recorrida también por turistas de otros credos, como un pilar de la historia en el lugar. Si bien no todos los cristianos sostienen que el Santo Sepulcro es el sitio verdadero de la Tumba de Jesús -los Protestantes consideran que ésta se encuentra fuera del edificio, en un lugar llamado El Jardín de la Tumba- es indudable que el santuario constituye un punto clave que atrae peregrinos desde hace milenios. El arqueólogo israelí Dan Bahat, considerado un experto en la Ciudad Vieja de Jerusalén y ex arqueólogo jefe de la ciudad, escribió que “aunque no podemos estar absolutamente seguros de que la iglesia del Santo Sepulcro es en efecto el lugar de la sepultura de Jesús, no tenemos ningún otro sitio sobre el que se pueda hablar con tanta firmeza de que lo sea, y realmente no tenemos ninguna razón para rechazar la autenticidad del argumento que sostiene que el Santo Sepulcro es el lugar de la tumba”. El historiador Pinjas Bibelnik, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, sostiene que cuando generaciones de fieles creen en algo durante milenios, convencidos de que es la pura verdad, no tiene sentido alguno analizar científicamente la veracidad del argumento original. Es un hecho que originalmente, el Santo Sepulcro era un templo pagano dedicado a Afrodita, pero la historia cuenta que cuando Helena, la madre del emperador romano Constantino, viajó a Jerusalén, halló en el lugar La Cruz verdadera y tuvo una visión determinando que en el lugar había muerto Jesús. Sacerdotes sostienen que desde el siglo IV el Santo Sepulcro es foco de peregrinaje de cristianos del mundo entero, que perteneciendo a distintas denominaciones y comunidades, separadas a veces por costumbres y rezos variados, llegan al lugar convencidos de que fue allí que murió Jesús para luego resucitar. Es por eso que muchos cristianos le llaman simplemente el Gólgota, ya que dentro de la gran basílica está la colina en la que, según la Biblia, Jesús fue crucificado. El Santo Sepulcro es una estructura compleja de comprender, controlada en forma ordenada y minuciosa por diferentes comunidades cristianas (ortodoxos griegos, católicos latinos y armenios, con una menor presencia de los coptos y siríacos) que ya por tradición, durante mucho tiempo, se dividen la autoridad en el lugar y cuidan de no pisarse los talones en cuanto a horarios y zonas en las que cada una puede realizar sus procesiones y rezos. La división interna, conocida como el “status quo”-legado de la época del imperio otomano-sorprende a menudo a peregrinos llegados del exterior, que comentan no comprender por qué justamente en Tierra Santa los cristianos están tan divididos. El origen de la división se remonta a hace más de 900 años. Hace algo más de nueve siglos comenzaba en Tierra Santa el choque político y religioso que condujo poco después a la creación del Reino Latino de Jerusalén, algo menos de un siglo de control cristiano. Al terminar ese lapso de reino Cruzado, con la batalla de Hittin (1187), los cambios fueron numerosos y uno de los principales se siente hasta hoy en el Santo Sepulcro. La llave de este lugar sagrado para los cristianos, se halla desde entonces en manos musulmanas. Saladino el-Ayubi venció a los Cruzados y se hizo dueño y señor del país. Para evitar problemas en el Santo Sepulcro, concedió la llave o sea el control de la Basílica toda, a dos familias musulmanas que desde entonces regulan la entrada y salida de peregrinos. El “status quo” garantiza que todos tengan su parte, en lo que es evidentemente una mutua desconfianza sobre cómo podría cada uno ejercer su culto si otro grupo cristiano fuera el que controla todo. Esta cuerda floja de gran estabilidad está enmarcada inclusive en un edicto del sultán otomano que determinó cómo se repartiría el control dentro del Santo Sepulcro. La misma situación existe en otro importante santuario cristiano, la Basílica de la Natividad, en Belén. http://www.eluniversal.com.mx/notas/913425.html]]>

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