Pecados capitales: Pereza y Soberbia

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soberbiaSeguimos con la colección de los pecados capitales de Paidós de la cual hablé en la pasada columna. Ahora toca el turno a la soberbia y la pereza. Este último se ha malinterpretado a lo largo de la historia de la humanidad. Se le conocía con el nombre de Acedia y era ese estado de melancolía y desesperanza que ahora identificamos como depresión. Supongo que era una enfermedad muy generalizada ya que se consideró como pecado capital, ahora sabemos que la depresión es una enfermedad que paraliza y no permite que el que la padece siga con su vida normal y productiva. Es así como a la pereza se le considera la madre de la flojera, la holgazanería y la haraganería entre otros.

El ensayo sobre este pecado estuvo a cargo de Wendy Wasserstein y es de los que más me han gustado, en una época de la historia de la humanidad en que ser productivo y general ganancias continuamente es de lo más bien visto. Con un negro sentido del humor, la autora nos hace reflexionar sobre el ejercicio, el trabajo y el estrés que esto genera. Ella va por el no hacer nada, por el envidiable estado de la Dolce Far Niente –el no hacer nada y disfrutarlo –. Excelente ensayo que nos hace detenernos un minuto en el camino para pensar y evitar la culpa del no hacer nada.

La soberbia, terrible pecado, dicen que el peor de todos por aquello de la historia de Luzbel y sus ganas de ser más que Dios. El ensayo a cargo de Michael Eric Dyson. Entendida como el orgullo excesivo, el autor dice de la soberbia que este pecado puede considerarse una virtud al mismo tiempo, ya que este estado del alma puede hacernos sentir orgullosos de nuestro trabajo o nuestros logros, nos ayuda a mantener la dignidad, aunque ya se sabe que los extremos son malos. Dos libritos divertidos de leer y con muchos puntos de reflexión.

 

Irma Carrillo Chávez
Twitter: @IrmaCarrilloCH

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