Persiguiendo la utopía

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Dice Galeano que las utopías sirven para caminar, lo que en algunos casos significa dejar la comodidad del hogar, superar los complejos a la Melvin Udall y salir a buscar las respuestas a donde sea que estén. Y bueno, ésta vez no hay noche a mi alrededor para escribirle, querido lector, lectora, ni el delicioso ritual de éste animal de costumbres que soy, aunque no es del todo lamentable porque mis botas andan pisando la bella y obscura Ciudad de México que tanta falta me hacía. Además de tomarle fotos a las jacarandas y de volver a ver a los amigos, me ha traído un evento, el “Primero Congreso Internacional Mejores Prácticas para Erradicar la Violencia contra las Mujeres” que tuvo verificativo del 19 al 21 de Marzo.

  Organizado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, la Universidad Nacional Autónoma de México y su Instituto de Investigaciones Jurídicas a través del Núcleo Multidisciplinario sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia “Cecilia Loria Saviñon”; el Congreso se realizó en una estructura de conferencias magistrales, talleres y mesas de trabajo en donde las entidades federativas participantes aportaron su estado de la cuestión y sus resultados sobre los Protocolos de Actuación para Prevenir, Atender y Sancionar la Violencia contra las Mujeres. Éstas herramientas consisten en cinco modelos de aplicación práctica en: Prevención de la violencia de género, Atención a las mujeres víctimas, la figura del acompañamiento a éstas mujeres, la intervención con los agresores de mujeres y la contención emocional para el personal que las atiende. Así que tienen que ver con la academia, con la función pública y con la voluntad política, para empezar, con lograr un entendimiento entre estos ámbitos.   Lo bueno: Entre las cosas más disfrutables que tuvo el evento fueron las conferencias, estar cara a cara con personalidades como la Magistrada Thelma Esperanza Alda Hernández, integrante de la Corte Suprema de Justicia en Guatemala quien originó en su país Tribunales especializados para la atención de violencia de género contra las mujeres, así como la plática que nos brindara la Dra. Christauría Welland de San Diego, California sobre su tema de “La Intervención con los Agresores” y una más de la Dra. Ana María Arón Svigilsky de la Universidad Católica de Chile sobre el Síndrome de Burnout o Estrés laboral así como un taller sobre la misma cuestión, en contención a grupos de trabajo. Es admirable la forma de compartir que tienen éstas mujeres, sin remilgos ni competencias ociosas, se dan al público esperando que sus experiencias nos sean útiles. Algo muy local, fueron dos participaciones en las mesas de trabajo por parte del Colegio de San Luis, una sobre la necesidad de acercar la atención a las mujeres indígenas y otra acerca de los resultados de investigación sobre la labor que realizan las organizaciones civiles locales en intervención con hombres que ejercen la violencia.   Lo malo: De manera general, la investigación en casi todas las entidades federativas ha tenido trabas por la falta de entendimiento entre la función pública y la academia, además de que cada lugar registra la estadística de violencia de género contra las mujeres de manera distinta lo que hace muy complicada la recopilación de datos. Hay variantes entre un estado y otro porque en algunos como Nuevo León se ha dado más énfasis a la aplicación de perspectiva de género en la política pública y otros lugares de plano no otorgaron la información. En total, el proceso de formación ha resultado en 1603 personas capacitadas a través de diplomados, talleres de formación y de aplicación, teniendo a la cabeza a Sinaloa con 694 y al final a Colima, con 4. La Dra. Alicia Elena Pérez Duarte y Noroña señalaba que parte de la responsabilidad académica hacia las resistencias está en hacer una introspección sobre lo que falta modificar o revisar en las carreras de humanidades y científicas dentro de escuelas y facultades como Derecho, Medicina, Trabajo Social y Enfermería, a fin de que en esa etapa de formación los estudiantes ya tengan nociones acerca del fenómeno de la violencia de género pero también de la perspectiva de derechos humanos.     Lo feo: Ni luces de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, cuando en casi todos los demás estados fueron sus homologas las encargadas de llevar a cabo el proyecto de investigación. Por momentos era casi molesta la perspectiva académica, entre la ingenuidad y la soberbia, esperando a que las instituciones públicas llenen a pie y juntillas sus formularios, hay una queja constante de que se responde en términos propios de cada instancia, pero no un reconocimiento de que en ocasiones el lenguaje académico se emplea también para hacerse de una superioridad casi hechiza. Se nos olvida que antes de llegar al tema de la violencia ya otras escuelas y otras administraciones han llegado a prometer que ahora si echaran una mano, se invisibiliza el trabajo académico por no existir un ente escolarizado que se dedique ex profeso a los estudios de género, se inicia en el reconocimiento jurídico del derecho a una vida libre de violencia a partir de 2007, cuando se realizó la Ley de Acceso local, cuando hay antecedentes de que al menos en San Luis Potosí, ese derecho como bien jurídico tutelado se introdujo desde la reforma de 1998. Hay lo que pareciera ser un desprecio para con la experiencia de la función pública, que si bien es cierto nunca será la ideal, también lo es que, luego de que se termina el dinero, o el poder en turno, es lo único que permanece. Y aún, cuando de regreso a casa, me acompaña una canción en harapos, verdaderamente espero que éste tipo de proyectos no se vean masacrados por la dura realidad, porque hay algo por encima de cualquier ego, y es que siempre apostaremos para que las mujeres potosinas tengan la mejor atención posible. Con, sin y a pesar de, en la perseverancia de las mujeres y en su toma de decisiones estará siempre el esfuerzo.    ]]>

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