Lo ocurrido en Ciudad Valles el día de ayer no es cualquier cosa, no fue sólo de humo la estela que cubrió a la puerta grande de la huasteca potosina fue una sombra de indolencia, de abulia de absoluta y terrible ineficiencia la que nubló su cielo.
A pesar de que tragedia comenzó desde la madrugada del lunes y de que incluso las redes sociales se saturaron de peticiones de ayuda, de fotos y relatos acerca de la magnitud de los cinco incendios que se calificaban de incontrolables, el titular de Protección Civil estatal, ya avanzada la tarde de ayer dijo, en entrevista telefónica de un medio electrónico, no estar enterado de la magnitud del problema; no conforme con esto, tuvo el cinismo de declarar que, tratándose de un día inhábil, desconocía si se encontraba disponible algún vehículo aéreo o incluso dijo no tener conocimiento de si alguno de ellos contaba con combustible. Para rematar su indolente declaración de incapacidad señaló que veía difícil poder trasladarse al lugar de los hechos, pues por ser día inhábil, insistió, ningún trabajador de la Dirección de protección civil se presentó a laborar.
El Titular de la Dirección de Protección Civil del Estado ni enterado de la magnitud del feroz incendio que consume la reserva de la biosfera del Abra Tanchipa mientras la mismísima UNESCO se conduele del trágico hecho y señala al gobierno de negligente en combatir el siniestro; es más, ni siquiera sabía si había vehículos disponibles o incluso si estos contaban con combustible.
¡De ese tamaño es la locura en la que vivimos los potosinos!, de ahora en adelante, no sólo tendremos que evitar ser víctimas de la delincuencia que asola a nuestro Estado, esquivar los ataques de puertas asesinas, tratar de no ser blanco de alguna bala perdida por algún resbalón policiaco, ni qué decir de sus constantes y en ocasiones sistemáticos abusos; ahora, también tendremos que procurar ser víctimas de desastres naturales en días y horas hábiles.
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