“Lo que un día Cué, no será.
Ya no vuelvas a buscarme
No tengo nada que darte
De tu alpiste… me cansé.”
José María Napoleón 1978.
EL RADAR, el editorial de Antena San Luis.
La defensa del ex funcionario Carrerista Alejandro Fernández Montiel que fue sentenciado a pasar 12 años y tres meses en prisión después de que un juez lo encontrara culpable de haber incurrido en el delito de violación en agravio de un menor de edad, apeló esta sentencia concedida el martes 11 de octubre del año 2022. Para no ser parte del proceso de esta apelación interpuesta por quien fuera el consentido de la cúpula Carrerista, el ex Presidente del Supremo Tribunal y aún magistrado Juan Paulo Almazán Cué presentó un documento en el que citando el artículo 37, fracción II, del Código Nacional de Procedimientos Penales, que se refiere a la causa de una relación conyugal o parentesco en el caso, se excusó.
En los vínculos conocidos dentro de sus contextos familiares no hay una relación abierta, y a menos de que se hayan casado entre ellos bajo la figura de matrimonios igualitarios, y es poco probable que haya sucedido, el tema es dispensa evasiva.
Al margen de que atenidos a sus derechos y transitando por la famosa segunda instancia, puedan inclusive lograr que se reponga el proceso y que Fernández Montiel lo enfrente en libertad, el primer y definitivo golpe a sus expectativas está en la posición de Almazán Cué. Para entenderlo hay que hacer memoria y escarbar en las sucias tretas que se usan en la política judicial del estado. Hay que tener en cuenta que Almazán logró la ratificación en su cargo a pesar de haber tenido una desastrosa gestión como cabeza del poder judicial, con el impul$o de los operadores del Carrerato, Caco Leal repartía prebendas y promesas para lograr condiciones, llevándose al baile hasta al más respondón, (si no pregúntenle al ex diputado Edgardo “Galo” Hernández) o busquen una sesión espiritista con el finado Mijis. El magistrado Almazán Cué fue parte del proceso por su cercana relación, no familiar con Alejandro Fernández, figurando inclusive como el depositario consuetudinario de llamadas analizadas en el teléfono celular del hoy convicto durante su proceso. El magistrado Almazán Cué nunca tuvo cómo explicar estas “presiones” o “compromisos”, pero en su momento, eclipsados por el escandaloso caso, no tuvieron más que el efecto bumerán que todos conocemos. Mientras más intentaron chicanadas, más claro los integrantes del tribunal colegiado entendieron que no había sustento en la defensa, solo una red de coacción e intento de imposiciones o tentativas de corrupción. El papel de Cué fue inutil para las causas que pensaban lo habían mantenido como el “magistrado de la socialité”, el “defensor de la currada”.
El magistrado Almazán Cué hoy no se excusa de su participación en el nuevo proceso por decencia, sino por vil instinto de supervivencia, sabe que embarrar su de por si cuestionada carrera judicial con un nuevo episodio del caso, le estrangularía aún más y todavía tiene muchos compromisos que cumplir en corto, como el demostrar cómo es que con su sueldo de servicio civil de carrera, logró tener la residencia de la calle Paseo del Pedregal en un exclusivo fraccionamiento del poniente de la ciudad. El magistrado Almazán Cué se excusó en lo personal, pero el caso se mantiene misteriosamente en el juzgado donde es cabeza y en donde mediante sus triquiñuelas clásicas podría influir con el cinismo con el que hoy se excusa, sabe que todos sabemos que tiene una relación apalancada con el hoy sentenciado por violación pero tiene que seguir con sus velas prendidas.
Si prospera la defensa en su intento de reponer el caso lo único que la sociedad potosina libre y consciente puede aspirar a observar es que se tomen en cuenta todas las pruebas reales, incluyendo aquella colchoneta maldita que se encuentra arrumbada en uno de los archivos muertos del poder judicial, y que desenmasacaraba por sus residuos orgánicos el perverso y criminal sometimiento de la víctima del señor Fernández y por consiguiente la impresentable actitud de los que por capricho de quien sabe quien, piensan que con todo el peso de sus palancas, aún pueden exonerarlo.
RECADERO
*Hasta la oficialía de partes del Radar llegó documentación que desacredita los titulos universitarios y posgrados de un joven funcionario público del gobierno estatal. En tiempos del YasmínGate, debería de poner sus barbas a remojar, no vaya a ser que acabe en la Junta de Conciliación y Arbitraje.
*El caso de la renuncia de la alcaldesa de Santa María del Río no se puede traspapelar así como así. Es un hecho que los y las presidentas municipales del estado en la mayoría de los casos no saben a ciencia cierta a lo que enfrenrtan, y lo de menos es los laudos laborales o los saqueos de las arcas, hoy se vive una pugna por los territorios de parte del crimen organizado, se cobran cuotas y se exigen condiciones. El control de crisis del Gobierno estatal está bien, pero el fondo no se resuelve con un extinguidor. Probablemente solo avive el fuego.
*Xavier Azuara quiere ser Senador, ya tiene sus negocios cerrados con el Presidente nacional del PAN Marko Cortés Mendoza. Ya está cometiendo delitos electorales al promocionarse de forma indebida, ya está haciendo cuentas de lo que le quedará al impulsar al Tekmol para que engrose las filas de su depauperado partido y participe por la alcaldía de Valles, ya está volviendo a sacar el cobre y terminar de liquidar lo que queda del PAN estatal, todo un héroe.