La Pasión según los genios del arte

Uncategorized

crucifixion_1

La crucifixión de Cristo es una de los temas de la religión católica más representados en la pintura. En la imagen, obra del artista Giotto.

crucifixion_2

El gran número de pinturas que muestran a Jesús de Nazaret crucificado ha convertido a esta imagen en un símbolo universal del amor de Dios hacia el hombre. Obra de Masaccio.

crucifixion_3

Sin embargo, la representación de esta escena ha variado a través de los siglos. En la imagen, obra del artista Rafael.

crucifixion_4

Los expertos destacan las obras creadas por Masaccio, Giotto, Rafael, Caravaggio (en la imagen) y Renato Guttuso. Las de los dos primeros corresponden a la Edad Media, y las de los tres restantes pertenecen, respectivamente, al renacimiento, al barroco y a la época moderna.

crucifixion_5_buena

La Crucifixión (1941) de Renato Guttuso rompe con las obras anteriores no sólo porque Cristo deja de ser el centro de atención, sino porque se muestra a una Magdalena desnuda.

La crucifixión de Cristo es una de los temas de la religión católica más representados en la pintura occidental. Con técnicas diversas y miradas distintas, artistas de todos los tiempos se han ocupado de él. Incluso grandes como Miguel Ángel, Giotto, Rafael y Caravaggio han plasmado en por lo menos una de sus obras a Cristo en la cruz.

El gran número de pinturas que muestran a Jesús de Nazaret crucificado ha convertido a esta imagen en un símbolo universal del amor de Dios hacia el hombre, expresado en el sacrificio de su hijo por los pecados del mundo. Sin embargo, la representación de esta escena ha variado a través de los siglos.

Así, dentro de la iconografía de la crucifixión -según una investigación de Nelly Sigaut, del Colegio de Michoacán-, Cristo ha sido representado vivo o muerto, desnudo (en pocos casos) o con ropa, con poca o mucha sangre (a veces, con un lanzazo en el costado izquierdo), con tres o cuatro clavos (incluso sin ellos) y con expresiones en el rostro que revelan sufrimiento o serenidad.

Asimismo, en algunas obras ha sido pintado solo, mientras que en otras aparece con dolientes.

En la historia del arte italiano, por ejemplo, abunda la representación de Cristo en la cruz. No obstante, Mercedes Auteri, profesora del Instituto Italiano de Cultura, destaca las obras creadas por Masaccio, Giotto, Rafael, Caravaggio y Renato Guttuso. Las de los dos primeros -explica- corresponden a la Edad Media, y las de los tres restantes pertenecen, respectivamente, al Renacimiento, al Barroco y a la época moderna.

La Crucifixión de Giotto (1305), la de Masaccio (1426) y la de Rafael (1503) comparten algunos elementos, como el hecho de que Cristo sea el centro de la composición y que aparezca acompañado de Magdalena -quien se presenta arrodillada y con su clásico manto rosa-, María y San Juan. En la primera y la última, incluso, varios ángeles rodean a Cristo y recogen con cálices su sangre. En las tres, el crucificado se representa cubierto de cintura a rodillas, con la cabeza agachada y con poca sangre, en el de Giotto incluso no aparecen rastros de ella ni clavos.

Pese a estos elementos comunes -dice la historiadora de arte-, en las obras de Giotto y Masaccio se pueden apreciar figuras planas, incluida la cruz, mientras que en la del renacentista Rafael se aprecia ya una mayor profundidad en la escena. En la Crucifixión de Masaccio, además, se conjugan elementos característicos del medioevo, como el que sea un retablo y que su fondo sea de oro.

En el caso de la Crucifixión de Pedro (1601), como su nombre lo indica, no es Cristo el protagonista. Sin embargo, la obra destaca por el dramatismo con el que Caravaggio abordó la escena. El lienzo muestra a tres esbirros romanos que luchan por erigir la cruz del anciano apóstol, quien pidió no ser crucificado como su maestro porque creía que no merecía ese honor, y su cruz fue puesta al revés. Destaca en esta pintura el manejo de la luz que baña a Pedro y a la cruz, y la representación del martirio pese a que no hay manchas de sangre.

La Crucifixión (1941) de Renato Guttuso rompe con las obras anteriores no sólo porque Cristo deja de ser el centro de atención, sino porque se muestra a una Magdalena desnuda. Además, esta pintura, creada en el siglo XX, presenta elementos cubistas, como la paleta no naturalista y la distorsión de la anatomía. La representación del martirio, en este caso, se halla en el primer plano, con una mesa con un martillo, clavos y botellas. Este lienzo, que hizo famoso al siciliano y que fue repudiado por la Iglesia, también se ha interpretado como una crítica al régimen de Mussolini y como una denuncia de los horrores de la guerra. Las obras de Giotto, Musaccio, Rafael, Caravaggio y Guttuso se conservan, respectivamente, en la Capilla de Los Scrovegni, en Padua; el Museo de Capodimonte, en Nápoles; la Galería Nacional de Londres; la Iglesia de Santa María del Pueblo de Roma, y la Galería Nacional de Arte Moderno de Roma.

El caso del arte colonial

Además de los artistas mencionados, italianos como Miguel Ángel (1475-1564), Sandro Boticcelli (1445-1510) y españoles como Diego Velázquez (1599-1660) y Francisco de Zurbarán (1598-1664) también pintaron a Cristo en la cruz.

En el caso de la Nueva España, la pintura de la crucifixión, que no era ajena a lo que ocurría en Europa, fue un vehículo de evangelización. “La imagen fue utilizada en función didáctica para los indígenas y de reflexión teológica para los frailes”, señala la investigadora Nelly Sigaut en “La crucifixión en el arte colonial”.

En la mayoría de las crucifixiones novohispanas -indica-, a Cristo se le representa vivo y acompañado por dolientes. El dramatismo de la escena -añade- se presenta en la expresividad del rostro, no en las señales de flagelación, como la sangre.

Algunos de estas obras están en la Basílica de Guadalupe y en la Catedral Metropolitana, en la ciudad de México; en el Museo Nacional del Virreinato, en Tepotzotlán, y en la iglesia de San Andrés, en Cholula.

http://www.eluniversal.com.mx/cultura/71421.html

Compartir ésta nota:
Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp