Incertidumbre y temor laboral en SLP ante aranceles estadounidenses

DESTACADOS, LOCALES, SAN LUIS

María Ruiz

En un contexto económico marcado por la incertidumbre, la relocalización industrial y los efectos de políticas internacionales como los aranceles impuestos por Estados Unidos con la llegada de su nuevo presidente Donald Trump, las preocupaciones han dejado de ser exclusivamente macroeconómicas.

Hoy el nerviosismo permea también los pasillos de las plantas industriales, las oficinas de recursos humanos y, sobre todo, los hogares de miles de trabajadores potosinos.

Daniel Escobedo, presidente de la Asociación de Ejecutivos de la Gestión del Talento Humano de San Luis Potosí A.C. (ADERIAC), señaló esta coyuntura ante los verdaderos estragos de la “vorágine arancelaria” que podrían reflejarse no solo en cifras de crecimiento o inversión, sino directamente en los niveles de empleabilidad y estabilidad de la clase trabajadora.

“Cuando se habla de aranceles, la mayoría de los medios y especialistas se enfocan en el impacto económico a gran escala: la inversión extranjera, las exportaciones, el tipo de cambio… pero pocos hablan del verdadero costo humano que esto puede implicar”, comentó Escobedo.

El presidente de ADERIAC refiere, particularmente, a los trabajadores de la industria de San Luis Potosí, quienes hoy se enfrentan a un escenario turbio.

Según el Fondo Monetario Internacional, México podría entrar en una etapa de crecimiento económico nulo, un estancamiento que en el mejor de los casos implicaría mantener los niveles actuales de empleo sin crecimiento. En el peor, la temida recesión podría desatar una ola de despidos en sectores clave como el automotriz.

“Cuando yo hablo de crecimiento cero me refiero a que no habrá nuevos empleos, no habrá expansión industrial. Eso ya de por sí es preocupante, pero si llegamos a una recesión, entonces sí estaríamos hablando de despidos masivos”, advirtió Escobedo.

Aunado a esto, el impacto en el bolsillo de los trabajadores se volvería inevitable.

“Podría ser por dos vías: el aumento de precios y la pérdida de empleo. Ambos son golpes directos al bienestar del trabajador”, señaló.

Ante el panorama incierto, el nearshoring —la estrategia de relocalizar cadenas de suministro más cerca de los mercados consumidores— parecía ser un rayo de esperanza. Sin embargo, aunque los proyectos a largo plazo continúan, Escobedo aclaró que su impacto no será inmediato ni paliativo ante una crisis que puede afectar en los próximos meses.

“El nearshoring no se ha detenido, pero son inversiones que piensan en cinco, 10 años. No van a resolver lo que está sucediendo ahora, en el corto plazo”, enfatizó.

Uno de los aspectos más relevantes que destacó Escobedo fue el enfoque que, desde los recursos humanos, se debe asumir ante esta crisis: la resiliencia individual y la mejora continua.

“Mi mensaje para los trabajadores es claro: no caer en el pánico, pero tampoco bajar la guardia. Hay que ser cautos, cuidar nuestros empleos, ser mejores cada día en nuestras funciones y estar preparados. Eso es lo que podemos controlar”, declaró.

Insistió también en no dejarse llevar por la especulación.

“Hace dos meses pensábamos que la industria automotriz iba en picada, hoy rompe récords de producción. Nada está escrito, por eso lo importante es esperar los anuncios oficiales y mantener la preparación constante”.

Escobedo finalizó con un llamado urgente a los tres niveles de gobierno para que no ignoren esta dimensión humana de la problemática.

“Espero que estén vislumbrando este escenario que viene y que se preparen para lo que pudiera suceder. Porque no se trata solo de cifras, se trata de familias, de comunidades enteras que dependen de la estabilidad laboral”.

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