Las lluvias torrenciales que azotaron Texas el pasado viernes provocaron el desbordamiento del río Guadalupe, lo que generó una crecida de hasta ocho metros en solo 45 minutos. Este fenómeno dejó un saldo devastador: al menos 119 personas fallecidas y más de 150 aún desaparecidas, según informaron autoridades locales.
Entre los más afectados se encuentra el campamento cristiano para niñas “Camp Mystic”, ubicado a la orilla del río, donde se encontraban alrededor de 750 personas. Se ha confirmado la muerte de 27 niñas y monitores, mientras que otras cinco campistas y un consejero permanecen desaparecidos. Un niño ajeno al campamento también es buscado intensamente.
Las labores de rescate no se han detenido. Helicópteros, drones, binomios caninos y cuerpos de emergencia trabajan día y noche, aunque las condiciones del terreno complican las tareas. Según el oficial Jonathan Lamb, el último rescate se logró el viernes. Hasta ahora se han recuperado al menos 850 personas con vida.
En medio del dolor, ciudadanos como Javier Torres, de 24 años, buscan con desesperación a sus familiares. En Hunt, epicentro de la tragedia, Javier escarba entre el lodo con la esperanza de encontrar a su abuela, luego de haber hallado los cuerpos de su abuelo y dos niños.
El impacto de las lluvias fue tan severo que en algunas zonas cayeron hasta 300 milímetros de agua en una sola hora, lo equivalente a un tercio de la precipitación anual de la región. Este fenómeno, según especialistas, refleja los efectos del cambio climático, que provoca sequías más intensas y lluvias más violentas. “Es una región donde ya se sienten los dos extremos del cambio climático”, explicó el meteorólogo Shel Winkley.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que visitará Texas este viernes acompañado por su esposa Melania. “La respuesta fue increíble. Trajimos muchos helicópteros de todas partes”, declaró. La Casa Blanca también respondió a las críticas sobre los recortes al Servicio Meteorológico Nacional, asegurando que las alertas fueron emitidas oportunamente, aunque muchos habitantes dormían o tenían los celulares apagados al momento de la emergencia.
En el condado de Kerr, el sheriff Larry Leitha confirmó que hasta las 8 de la mañana del miércoles se tenían registradas 95 muertes, y que siguen desaparecidas más de 150 personas. Mientras tanto, en el estado de Nuevo México, el desbordamiento del río Ruidoso dejó al menos tres personas fallecidas.
Las autoridades han pedido a la población mantenerse informada y colaborar con los esfuerzos de rescate. El panorama sigue siendo crítico, con muchas familias aún esperando noticias de sus seres queridos.