Cabuche, la flor del desierto potosino que es un manjar en la Cuaresma

El Altiplano potosino, característico por rodearse de sábanas extensas de cerros áridos que a su vez están habitados por mezquites, yucas y cactáceas como el tan conocido peyote, también ofrece entre sus matorrales y tierra seca, una flor que se adapta a la extrema sequía y florece entre sus extintas y protegidas biznagas rojas.

Esta flor se llama cabuche, surge sin ningún cuidado humano, es comestible y los pobladores de distintas zonas la recolectan durante marzo, abril y todavía aunque ya menos, en mayo, meses en los que hay más suerte de encontrarla. 

En esta parte del estado, donde cruza el Trópico de Cáncer, es común la falta de agua durante la mayor parte del año. No es tierra fértil para el cultivo. Pero cuando es momento de saciar el hambre la creatividad siempre juega un papel importante, y gracias a las bondades de la naturaleza se aprovechan todos los elementos disponibles, como lo es este capullo culinario al que también se le conoce como “los pollitos del desierto”.

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Debido a que la biznaga es un planta endémica protegida por la Semarnat, la recolección de su flor debe hacerse sin alterar su hábitat natural. Los pobladores que salen en su búsqueda deben retirar estas flores comestibles sin dañar la cactácea. 

Los cabuches son consumidos para reemplazar la carne durante la temporada de Cuaresma, se pueden guisar con ajo, cebolla y sal, también se acompañan de otros alimentos como las papitas de monte y nopales. 

No es sencillo encontrar estos brotes amarillos, se requiere paciencia y caminar entre cerros varias horas bajo un ambiente poco amable, sin embargo, quienes son originarios conocen a la perfección su ubicación, lo que reduce en gran parte el tiempo que se destina para su recolección. 

Así es la experiencia en VIDEO dentro del tobogán de cristal en Real de Catorce

Cualquier pequeño avistamiento entre los matorrales secos que son perturbados por un color rojo intenso, hacen saber que la búsqueda no fue en vano. Los puñados de cabuches crecen resguardados entre las espinas rojas que están en la parte alta de las biznagas, plantas que deben su nombre al color sangriento de sus espinas.

Cuando esta flor se encuentra blanca aún no esta madura, pero al tornar un color amarillo con una punta rosada o roja, son perfectas para ser retiradas y consumirse.  

Este alimento tiene un alto contenido en fibra y si no se utilizan para un guiso del día, pueden conservarse en escabeche y ser usadas en posteriores ensaladas. Algunos pueblos, como Real de Catorce o Estación Catorce ofrecen las conservas contenidos en frascos listos para su venta. 

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De acuerdo a Semarnat, la biznaga roja es originaria de los estados de Coahuila, Durango, Nuevo León, San Luis Potosí, Tamaulipas y Zacatecas. 

Es difícil que esta cactácea roja pase desapercibida, siempre atrae por sus formas caprichosas, pero crece lento, menos de un centímetro por año, y aunque su floración también se da en verano, sus botones comestibles son aquellos que se dan primero, es decir, durante el inicio de la primavera.

El Universal

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