Cada año 931 millones de toneladas de comida se desperdician en el mundo, alerta FAO

El desperdicio de alimentos, en medio de una pandemia sanitaria que aún no termina y problemas económicos mundiales que han causado la subida de los commodities agrícolas, continúa siendo un problema sin resolver y el cual se ha incrementado en los últimos años causando que a nivel global se desperdicien alrededor de 931 millones de toneladas de alimentos cada año, lo que representa un 17 por ciento del total de alimentos disponibles para los consumidores, de acuerdo con cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).

El organismo precisó que esta totalidad de alimentos provienen de los basureros de hogares, tiendas minoristas, restaurantes y otros servicios alimentarios, y que esas toneladas de comida equivalen aproximadamente a 23 millones de camiones de 40 toneladas completamente cargados, “suficiente para dar siete vueltas a la Tierra”.

La mayoría del desperdicio de alimentos proviene de los hogares, que desechan un 11 por ciento del total de alimentos disponibles en la etapa de consumo de la cadena de suministro, mientras que los servicios de alimentación y los establecimientos minoristas desperdician entre el 5 y 2 por ciento, respectivamente. A nivel mundial, per cápita, cada año se desperdician 121 kilogramos de alimentos a nivel del consumidor, y 74 de esos kilogramos se desperdician en los hogares.

El informe también incluye estimaciones per cápita regionales y nacionales. Según estimaciones del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), en México 94 kilográmos de comida por cada persona en un año (en un país de poco más de 128 millones de habitantes), lo que significa que se tiran a la basura alrededor de un tercio de los alimentos que se producen en la región en un contexto donde, hasta 2021, el 23.5 por ciento de la población vivía en pobreza alimentaria.

Actualmente hay un programa en México, de la Universidad Anahuác y el WWF México, que busca revertir las prácticas de desperdicio en alimentos y poder aprovechar todos los alimentos en sus diversas etapas. Foto: WWF México.

El desperdicio de alimentos tiene importantes efectos ambientales, sociales y económicos. De hecho, entre 8 por ciento y 10 por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero están asociadas con alimentos que no se consumen, tomando en cuenta las pérdidas que suceden antes del nivel del consumidor. Y es que este no es un problema nuevo, pero sí es uno en el cual la magnitud todavía no se ha entendido por completo.

En 2011, la FAO publicó que aproximadamente un tercio de los alimentos producidos a escala mundial se perdía o se desperdiciaba, lo que representa un total de mil 300 millones de toneladas cada año. Sin embargo, se reconoció que faltaban datos sobre el desperdicio de alimentos en los hogares fuera de Europa y de América del Norte; además, expertos del mismo organismo han señalado que las diferencias existentes en las definiciones de pérdida y desperdicio de alimentos y los distintos métodos de cuantificación utilizados han aumentado la ambigüedad de los datos, por lo que existen grandes lagunas en las estimaciones de pérdida y desperdicio de alimentos.

Con 828 millones de personas afectadas por el hambre en 2021 -el 9.8 por ciento de la población mundial y un aumento de 46 millones desde 2020 y de 150 millones desde el comienzo de la pandemia de COVID-19–, y 3 mil millones de personas que no pueden pagar una dieta saludable, la FAO junto con el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Programa Mundial de Alimentos (PMA), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), han insistido en llamado a los consumidores necesitan apoyo para reducir el desperdicio de alimentos en el hogar como parte además del combate a la inseguridad alimentaria.

“Desperdiciar menos, comer mejor y adoptar un estilo de vida sostenible son claves para construir un mundo sin hambre. Las decisiones y las medidas que adoptemos hoy son vitales para nuestro futuro de #HambreCero”, insistió la FAO.

El organismo señaló además que las causas de las pérdidas y el desperdicio de alimentos en los países de ingresos medios y altos se asocian a menudo con el comportamiento del consumidor y con la falta de coordinación entre los diferentes actores en la cadena de suministro. Por ejemplo, las frutas y hortalizas con frecuencia se desechan porque no cumplen con los estándares comerciales de calidad. “Las que no alcanzan la perfección en su apariencia –a nivel de forma, color, tamaño o presentan defectos y/o golpes- son muchas veces rechazadas por los compradores”.

“Las zanahorias tienen forma de patas de gallo. Los pepinos están torcidos. Las papas tienen forma de corazón o son demasiado pequeñas. A la mazorca de maíz le faltan unos cuantos granos. Pero para la mayoría de los comercios de alimentos, estas hortalizas de aspecto peculiar no merecen estar sus estantes. Muy a menudo terminan en el contenedor de la basura”, se lee en el artículo de la organización.

Por ello, la organización recordó que cuando se desechan frutas y hortalizas, también estamos desperdiciando otros los recursos como semillas, tierra, agua e insumos que se utilizaron para producirla, al mismo tiempo que la energía y la mano de obra empleadas para recolectarla, prepararla para su venta y transportarla hasta los mercados o supermercados.

“Tan sólo para producir una naranja se necesitan alrededor de 50 litros de agua. Las pérdidas de frutas y hortalizas representan un despilfarro de recursos crecientemente escasos como el suelo y el agua”, explica la FAO y recalca la gravedad del problema en un contexto de sequías a nivel nacional y global y a una erosión generalizada de la tierra.

PROBLEMA SIN DISTINCIÓN REGIONAL

Pese a que las estimaciones son más en países de la zona europea o la región de América, el problema del desperdicio de alimentos no es esclusivo de los países de ingreso medio y alto.

“Durante mucho tiempo, se asumió que el desperdicio de alimentos en el hogar era un problema importante solo en los países desarrollados. Con la publicación del informe sobre el Índice de desperdicio de alimentos, sin embargo, vemos que las cosas no son exactamente así”, se explicó en la presentación del informe 2021.

Con base en los estudios de alta confianza que la FAO tomó como referencia, en África, específicamente en Ghana, se encontró una similitud del desperdicio de alimentos en todos los grupos de ingresos: los promedios de desperdicio de alimentos eran de 80 kilos por persona al año en el grupo de ingreso bajo y de 86 kilos por persona al año en el de ingreso mediano y en el de ingreso alto.

Los datos de otras regiones, basados en otros estudios también citados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, muestra que los países de África con mayores índices de desperdicio por persona al año son Nigeria (189 kg, estimación 2017), Rwanda (164 kg, estimación 2011), República Unida de Tanzanía (119 kg, estimación 2013) y Kenia (100 kg, estimación 2010).

En América Latina y el Caribe se encontraron siete puntos de datos en cuatro países –de 33 en la región–: Bélice, Brasil, Colombia y México. La FAO recalcó la importante falta de datos señalando que no hay ninguna estimación correspondiente a los países del Caribe. Además, cuatro de los puntos de datos encontrados proceden de un único estudio en Belice, el único país que cuenta con varias estimaciones. Todas las estimaciones que se pueden utilizar corresponden al sector de los hogares; por tanto, faltan muchos datos sobre el desperdicio de alimentos en el sector de la venta al por menor y en el de los servicios de alimentación en la región. Los estudios analizados tienen una confianza media, según la FAO.

En América Latina y el Caribe sólo hay datos sobre desperdicio de alimentos en cuatro países de los 33 que conforman la región. Foto: Captura de pantalla, informe de la FAO.

La cifra de México procede de un informe de 2019 en el que se combinaron análisis de composición del desperdicio medido directamente en hogares de tres estados y cinco municipios, y que se ajustó mediante datos nacionales sobre desechos sólidos en zonas urbanas. En él, los autores señalaron que es posible que se haya sobrestimado el desperdicio de alimentos debido a las pequeñas empresas y al vertido ilegal que realizan empresas más grandes en los desechos municipales de los hogares. Sin embargo, se desconoce la magnitud de este problema. Pese a las complicaciones ya mencionadas de cada recopilación de información, México ocuparía el segundo lugar en desperdicio de alimentos de los cuatro países analizados, con 94 kilos por persona al año, sólo por detrás de Bélice, donde su región con más alto índice de desperdicio fue San Ignacio y Santa Elena (95 kilos por persona).

En Asia y el Pacífico, que abarca varias subregiones —Australasia, Asia Meridional, Asia Sudoriental, Asia Oriental y Asia Central—, se tiene un número elevado de puntos de datos. En todos los sectores, se encontraron 45 puntos de datos en 11 países. En 32 de estos puntos de datos corresponden al sector de los hogares, 9 al sector de los servicios de alimentación y 4 al sector de la venta al por menor. De acuerdo con las estimaciones, el total de zonas urbanas de China sería la de más alto desperdicio, con 150 kg por persona en un año (estimación de 2022); le sigue la ciudad de Jaffna, en Sri Lanka, con 118 kilos por persona al año (estimación 2016); Malasia con 112 kg per cápita anual (estimación 2013); y Australia, con 102 kg por persona en un año (estimación 2019).

Los datos para América del Norte están basados en un total de cuatro puntos de datos procedentes de dos estudios en dos países. En Canadá se encontró una estimación de los desechos en los hogares; mientras que Estados Unidos las estimaciones son para los tres sectores (hogar, servicios y venta al por menor) en un único documento (Organismo de Protección del Medio Ambiente de los Estados Unidos, 2020). Ambos estudios generaron cifras a escala nacional tras agregar otros estudios localizados y ampliar los datos nacionales, según las cuales, los kilos de desperdicio de alimentos por persona en un año es de 79 kg en Canadá, y de 59 en EU (basado en los hogares); la información sobre servicios de alimentación y ventas al por menor en EU muestran un total de 64 y 16 kilos por persona, respectivamente.

Aunque el desperdicio de alimentos en hogares de EU es menor que el promedio mundial, tomando en cuenta las cifras de servicios alimenticios el índice por persona al año sube a 123 kilos. Foto: Captura de pantalla, informe de la FAO.

La FAO recalcó un punto importante en la estimación de los desechos de los hogares en Estados Unidos, ya que ésta destaca por ser reducida. En algunas estimaciones anteriores y suposiciones comunes sostienen que la cantidad de desechos de los hogares del país es muy elevada, mientras que los datos de 2020 apuntan a una cifra por debajo del promedio mundial, pero entre las causas de esta diferencia de datos se ubica en que se ha diferido en cuanto a su metodología y alcance, y aunque los estudios del pasado cuentan con puntos fuertes, no están diseñados para hacer un seguimiento del desperdicio de alimentos a largo plazo. Además, teniendo en cuenta la mayor relevancia del elevado desperdicio de alimentos en los servicios de alimentación se puede entender el desperdicio de alimentos en Estados Unidos.

“Aunque el nivel de desechos de los hogares del país está por debajo del promedio, el nivel de desechos procedentes de los servicios de alimentación es el más alto de todas las estimaciones de confianza alta de los servicios de alimentación. Esta gran generación de desechos puede ser un reflejo de que el estudio de Estados Unidos abarca la totalidad del sector de los servicios de alimentación de manera más exhaustiva que otros estudios. También puede reflejar el mayor consumo de comidas fuera del hogar, lo que aumentaría los desechos de los servicios de alimentación y disminuiría el desperdicio de alimentos en los hogares —siempre y cuando el resto de factores se mantuvieran iguales—”, se lee en el informe de la Organización.

Si bien es cierto que el desperdicio de alimentos en los hogares de los Estados Unidos está por debajodel promedio, los desechos conjuntos de los hogares y de los servicios de alimentación (123 kg por persona al año) son comparables o superan a los de otros países con niveles de desarrollo económico similares para los que existen estimaciones, como es el caso de Australia (124 por persona al año) o el Reino Unido (94 por persona al año).

¿CÓMO REDUCIR EL DESPERDICIO DE ALIMENTOS?

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la meta es reducir a la mitad el desperdicio mundial de alimentos per cápita a nivel de los minoristas y los consumidores y reducir las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de producción y suministro.

El primer punto para reducir el desperdicio de alimentos es comprar sólo los alimentos necesarios, consumir las frutas y verduras de aspecto feo, tener en cuenta las fechas de caducidad, donar los excedentes y convertir los alimentos sobrantes en la comida del día siguiente.

“Cuando desperdiciamos comida, también desperdiciamos todos los recursos utilizados para cultivar, procesar, transportar y comercializar esos alimentos. La comida es mucho más que lo que hay en nuestros platos”, insiste Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.

– Ser realista: Planifique con antelación con listas de la compra y no prepare comida para 50 personas si sólo vienen a cenar cinco. También es importante tener en cuenta lo que en el hogar se consume y lo que no para que no haya comida que sobre.

– Almacenar los alimentos adecuadamente: Cuando termine de hacer las compras, asegúrese de que todo está almacenado adecuadamente. Por ejemplo, los alimentos perecederos —como los productos lácteos, las frutas y hortalizas— deben guardarse en los compartimentos adecuados del refirgerador. La carne y el pescado pueden meterse en el congelador si no tiene intención de utilizarlos inmediatamente. Los alimentos secos deben guardarse en recipientes cerrados y, junto con otros alimentos enlatados, almacenarse adecuadamente en un aparador.

Las pérdidas y desperdicios ocurren a lo largo de la cadena alimentaria. Foto: Cuartoscuro.

– Entender la diferencia en las fechas del etiquetado: La fecha de “consumo preferente” se refiere a la calidad del alimento; todavía puede ser seguro comerlo después de esta fecha, mientras que la “fecha de caducidad” le indica cuándo ya no es seguro consumir ese alimento. Utilice primero los alimentos cuya fecha de caducidad esté más próxima.

– Congelar la comida que sobra o compártirla con los invitados: Si cocina demasiada comida, anime a los invitados a llevarse un poco a casa. Lo que quede, póngalo de inmediato en el congelador para otra ocasión. En general, la comida no debe dejarse a temperatura ambiente durante más de dos horas.

– Convertir la comida sobrante en el almuerzo del día siguiente: Hay muchas recetas creativas en internet para usar las sobras de comida. Asegúrese de guardar las sobras en el refrigerador o el congelador y usarlas lo antes posible.

– Terminar las sobras antes de cocinar algo nuevo: El impulso de preparar algo diferente para cada comida es bastante común, pero antes de cocinar un plato nuevo, vea si ya tiene algo hecho y que pueda terminar.

– Apoyar a los productores de alimentos: Comprar en mercados locales y darles una oportunidad de negocio equivale a concederles tu reconocimiento y respeto.

– Valora el trabajo que requiere producir los alimentos: En la agricultura se requiere esfuerzo para producir nuestros alimentos… Hacen falta semillas y tierra, agua y trabajo, protección y paciencia. Además, los alimentos que elegimos afectan a la salud de nuestro planeta y al futuro de la alimentación. “Cuando comes estás consumiendo los recursos naturales y el arduo trabajo de los campesinos, las abejas, quienes recolectaron los alimentos y todas las demás personas involucradas en conseguir que los alimentos lleguen a tu plato. Aprecia la comida como si fuera una obra de arte”.

– Adopta una dieta más saludable y sostenible: Obtenemos nuestra energía y mantenemos nuestra salud a partir de los alimentos adecuados, pero normalmente no prestamos atención a la influencia que tienen los alimentos y la nutrición sobre nuestros cuerpos. Es necesario entender que los alimentos son energía y consumir demasiada comida en general, o demasiada comida de un sólo tipo puede conducir a la obesidad, a carencias o a enfermedades relacionadas con la dieta.

Tener porciones adecuadas de alimentos también ayuda a reducir el desperdicio de éstos. Foto: Pixabay

-Composte los restos de comida: Los restos de comida o los alimentos que no se pueden donar o reutilizar se pueden compostar como alternativa a tirarlos a la basura. Esto permite reciclar los nutrientes en la tierra y ayuda a reducir la carga de los vertederos. Si usted no realiza composta, hay iniciativas que ahora recogen los residuos compostables en su hogar y los convierten en composta y la llevan a los huertos donde se necesita.

– Aprende de dónde proceden los alimentos: Al aprender más sobre nuestra comida, de dónde viene, qué alimentos se producen en cada temporada y qué se necesita para producirlos, aumentamos nuestro conocimiento y respeto por lo que estamos comiendo.

Sin Embargo

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